Realizar un crucero es una buena opción para pasar las vacaciones. Cada año, aumenta el número de personas que elige esta modalidad para disfrutar de sus días de ocio, ya que es un producto que ha pasado de ser un lujo prohibitivo a una propuesta asequible para los bolsillos medios. Estos barcos navegan durante todo el año, por lo que se puede disfrutar de un crucero en cualquier época, aunque algunas temporadas son más o menos propicias según el destino. Su duración habitual es de una semana como mínimo, pero también los hay que duran de 12 o 14 días.
Diversidad de destinos
Algunos de los destinos más frecuentes para viajar en un crucero son:
Mediterráneo: con Barcelona como puerto de salida principal (también Valencia y Málaga).
Caribe: Miami es el puerto donde más compañías navieras operan en esta zona. Le siguen Puerto Rico, Fort Lauderdale (en Florida), Santo Domingo y Aruba.
Canarias: con Barcelona y Málaga como puntos de partida más habituales.
Los destinos, sin embargo, se diversifican y cada vez es más amplia la oferta de cruceros por el norte de Europa (desde Amsterdam, Copenhague, Hamburgo o Dover), Sudamérica (con salida desde Santos, en Brasil o Valparaíso, en Chile), que conectan Canarias-Marruecos-Madeira (zarpan desde Barcelona o Málaga) o que realizan recorridos por la Polinesia (de mayor duración, parten desde Los Ángeles o Honolulu).
También hay cruceros fluviales, que recorren ríos como el Maas y el Escalda (en Holanda y Bélgica), el Danubio (de Linz a Budapest) o el Volga (de Moscú a San Petersburgo), entre otros.
Los cruceros son «ciudades flotantes» que cuentan con infinidad de servicios (bares, discotecas, tiendas, piscinas…) y ofrecen la oportunidad de conocer varios sitios en un mismo viaje, ya que realizan paradas en diferentes puntos costeros de su recorrido para realizar visitas turísticas. Estas excursiones se pueden contratar aparte, al margen del propio viaje a bordo del buque.
La importancia de escoger barco
Al reservar un crucero, además de optar por un destino determinado, es importante elegir el barco y la cabina, ya que allí se vivirá durante todo el viaje. A este respecto, las compañías navieras, también a través de las agencias de viajes, ponen a disposición del cliente sus catálogos, con información detallada de su flota, para facilitar la mejor elección. Hay que tener en cuenta varias características, como el tonelaje, el espacio disponible y el número de pasajeros y miembros de la tripulación.
El número de tripulantes en relación con el de viajeros permite comprobar la calidad del servicio
El tonelaje del barco da una idea del espacio disponible al dividir éste entre el número de pasajeros. Respecto a la tripulación, el número de tripulantes en relación con el de viajeros permite confirmar que el servicio es de alta calidad. Las grandes compañías aplican el ratio 1/3, independiente a la capacidad del barco, de manera que haya un tripulante por cada tres viajeros. También hay que fijarse en la antigüedad del navío y en los trabajos de restauración llevados a cabo.
Se distinguen en total tres tipos de barcos: pequeños, medianos y grandes. La principal diferencia entre ellos es el tonelaje y la capacidad de pasajeros.
Los barcos pequeños son idóneos para quienes prefieran un ambiente intimista, puesto que el número máximo de pasajeros se establece en 800 personas y su tonelaje, en un máximo de 10.000.
Los barcos medianos son perfectos para pequeños puertos del Mediterráneo. Tienen de 10.000 a 40.000 toneladas y pueden embarcar entre 800 y 1.900 pasajeros.
Además de contar con una gama más amplia de confort y actividades, los grandes barcos disponen de una tecnología puntera que les permite navegar en cualquier circunstancia climática. Albergan entre 1.900 y más de 3.000 pasajeros, ya que tienen un tonelaje de entre 40.000 y 100.000.
La elección del tipo de barco tiene importancia, sobre todo, si la estancia será prolongada. Cuanto mayor sea el tonelaje, mayor será la capacidad de pasajeros y, por tanto, habrá un mayor número de cubiertas, se multiplicará la oferta de servicios de ocio y entretenimiento.
Elegir el camarote
En el momento de la elección de la cabina, es aconsejable escogerla en la cubierta superior y en el centro del barco, sobre todo si el pasajero es sensible al mar, ya que el movimiento es menos perceptible en esta zona. En barcos antiguos, se recomienda evitar las zonas cercanas a salas de máquinas, ascensores o salas de fiestas, para evitar que el ruido arruine la estancia. En la mayoría de los barcos, hay tres o cuatro tipos de cabinas sin diferencias en cuanto al confort, pero sí respecto a la presencia o no de ventana.
Las cabinas interiores son las más económicas, puesto que no tienen luz natural. Las exteriores tienen la misma superficie, pero disponen de un ojo de buey o ventana. Precisamente, las cabinas exteriores situadas sobre puentes son más caras porque, a menudo, tienen un balcón con vistas al mar.
El camarote idóneo está en la cubierta superior y en el centro del barco, ya que el movimiento es menos perceptible en esta zona
Las cabinas más costosas son las denominadas «suites», debido a que son más espaciosas, con superficies que pueden superar 200 metros cuadrados. Estos camarotes disponen de comodidades, como un pequeño salón, jacuzzi y un balcón privado.
En ocasiones, al reservar un crucero, la compañía atribuye una cabina en garantía al viajero. El cliente no dispone de número de camarote hasta el día del embarque. En este caso, la compañía garantiza como mínimo la categoría de la cabina elegida con posibilidades de que ésta pueda aumentar en el momento del embarque.
Precios
Los precios varían en función de la época en que se viaje (temporada alta o baja), el destino elegido, la categoría y ubicación del camarote y si éste tiene o no ventana. Se puede pagar desde 800 euros por un crucero por el Mediterráneo en el camarote más modesto, hasta más de 3.000 por uno transoceánico en un camarote exterior individual.
Estos precios pueden reducirse por ofertas especiales, sobre todo, si se contratan con tiempo. Las navieras de cruceros favorecen la venta anticipada con importantes descuentos, que pueden llegar a rondar el 40%. Además, reservar el crucero con antelación suficiente supone la posibilidad de elegir la mejor opción disponible de camarote dentro de una misma categoría. En el caso de los cruceros, a diferencia de otro tipo de viajes o vuelos, las ofertas de última hora no son excepcionales, por lo que no merece la pena esperarlas.
Las navieras favorecen la venta anticipada con importantes descuentos, que pueden llegar a rondar el 40%
Hay algo más que se debe tener en cuenta: al precio del crucero hay que añadir el del desplazamiento al punto de partida, que en el caso de cruceros por el Caribe supone un gasto importante, ya que hay que costearse, además, un vuelo transoceánico. En algunas ocasiones, pueden aprovecharse ofertas con un precio especial, incluidos estos desplazamientos.
Al preparar el viaje, se debe prestar atención a varios aspectos:
Para la vida a bordo, ropa deportiva y ligera, calzado cómodo y traje de baño son la mejor opción (a excepción de los casos de destinos menos cálidos, como los cruceros por el Norte de Europa, para los cuales habrá que abrigarse).
En los cruceros se celebran cenas de gala, por lo que es recomendable llevar ropa acorde a la ocasión. Por lo general, en un crucero de una semana, hay dos celebraciones de este tipo.
En ocasiones, los propios cruceros incluyen un seguro básico, pero desde las agencias se recomienda ampliar su cobertura para estar protegidos de eventualidades no deseables. Conviene saber que los seguros aplicables a los cruceros son bastante más caros que en otro tipo de viajes.
Tampoco está de más contratar un seguro de cancelación, ya que la penalización por anulación de los viajes de cruceros es muy elevada y tiene condiciones muy exigentes.
En los barcos de crucero no se admite ningún tipo de animal.
La documentación necesaria es la exigida en cualquier otro tipo de viaje, dependerá de los países donde se atraque el barco y se desee desembarcar para realizar excursiones durante la travesía. Se debe llevar el DNI en vigor para los países de la Unión Europea, pasaporte para el resto de países (con validez mínima de 6 meses en algunos casos) y visado donde se solicite. Esto es fundamental, ya que sin la documentación en regla, no se puede descender a tierra y habrá que permanecer en el barco.