Tras diez años de obras y cerca de mil millones de euros, el gasoducto Medgaz se ha inaugurado. Gracias a él, España podrá cubrir con el gas natural de Argelia casi la mitad de su consumo. Esta energía no renovable es ya la principal fuente de generación eléctrica y su uso aumentará en los próximos años. Para evitar posibles cortes en el suministro, se ha aumentado el número de proveedores hasta catorce países y se proyecta crear varios almacenes en antiguos yacimientos. Por su parte, sus detractores recuerdan el clima de inestabilidad mundial, el alza de los precios y su efecto contaminante.
Medgaz: Argelia, principal suministrador de España
Medgaz ofrecerá a España una nueva vía de suministro de gas natural procedente de los yacimientos argelinos de Beni Saf. Los conductos recorren bajo el Mediterráneo 210 kilómetros a una profundidad de más de 2.000 metros, hasta emerger de nuevo en Almería.
En 1998 Argelia llegó a abastecer el 64% de las necesidades españolas de gas natural
Las relaciones entre ambos países en materia gasística no son nuevas. En 1998 Argelia llegó a abastecer el 64% de las necesidades españolas de esta energía no renovable. Sin embargo, este porcentaje se redujo a la mitad en los años siguientes. Gracias a Medgaz, el gas argelino recuperará influencia y podría ascender hasta el 45% en 2014, según las previsiones de la Comisión Nacional de la Energía (CNE). Los propietarios del gasoducto, la empresa estatal argelina Sonatrach, estiman que podría ser más del 48%. En 2010, el 30% del consumo se cubrió con gas procedente de este país magrebí (el 19% por gasoducto y el 11% restante en barco, en forma de gas natural licuado o GNL).
Los recientes conflictos en los países norteafricanos llevan a preguntar si el aumento de esta dependencia podría poner en peligro el suministro. Hasta la fecha, las autoridades argelinas han mantenido la estabilidad y sus recursos energéticos a salvo. Otra cuestión ha sido el tema de los precios, que ha llevado a Gas Natural Fenosa a litigar con Sonatrach por las subidas entre 2007 y 2009.
Gas natural: España aumenta su consumo
El consumo de gas natural se ha duplicado en los últimos seis años en España y supone el 17,8% del consumo de energía primaria. En 2010 fue la principal fuente de generación eléctrica, según datos de Red Eléctrica Española (REE). La Asociación Española del Gas (Sedigás) señala que se consumieron 400 teravatios hora (TWh), unos 34,4 bcm (34.400 millones de metros cúbicos de gas).
España apuesta por esta energía no renovable. Según datos de 2005, la media de la UE aumentó su consumo en un 1,9%, mientras que en España llegó al 17,6%. Ahora bien, los países de la UE son grandes consumidores de gas natural y España tiene margen de aumento hasta alcanzar esa media. La puesta en marcha de una treintena de centrales de ciclo combinado explica este ascenso.
El 76% de la población española vive en municipios con suministro de gas y solo cerca del 33% lo utilizaEl principal cliente de gas natural fue el sector industrial, aunque el sector doméstico y comercial registró el mayor crecimiento, con un avance del 16%. Las bajas temperaturas y la captación de nuevos clientes fueron las dos principales razones.
Las previsiones indican que la demanda continuará en ascenso para generar calor y electricidad en el ámbito doméstico e industrial, o como combustible para vehículos. Según Sedigás, el 76% de la población española vive en municipios con suministro de gas y solo cerca del 33% lo utiliza. Además, el aumento del gasto de energía y la necesidad de diversificar sus fuentes juegan a su favor. Los defensores del gas natural también recuerdan que es menos contaminante que el petróleo. Las centrales de ciclo combinado son más eficientes, emiten menos dióxido de carbono (CO2) que el resto de combustibles y los países con reservas están más distribuidos por todo el mundo.
¿Habrá suficiente gas para España?
Las empresas del sector y las instituciones señalan diversos factores para considerar garantizado el suministro de gas para los próximos años:
Grandes reservas mundiales: un artículo del ‘Oil and Gas Journal’ señalaba a finales de 2008 que las reservas mundiales «probadas» de gas natural crecieron un 1,2%. Según Sedigás, solo con los yacimientos conocidos, las reservas contabilizadas en esa fecha aseguran una disponibilidad mundial para unos 62 años.
Una red de abastecimiento amplia: mientras cerca del 70% de los países de Europa depende de un único suministrador, España dispuso en 2010 del gas de 14 países de todo el mundo, los dos últimos Perú o Estados Unidos. Además de la citada Argelia, Nigeria (21,5%), los países del Golfo Pérsico (16%), Noruega (9%), Trinidad y Tobago (9%) y Egipto (8%) son sus principales proveedores. El 76% del abastecimiento se produce mediante buques metaneros, en forma de GNL (siete de las trece plantas de regasificación europeas se localizan en territorio español). El 24% restante proviene de gasoductos, desde Argelia a través del estrecho de Gibraltar y desde Noruega a través de la conexión Lacq-Calahorra. Medgaz incrementará el peso de este sistema, en principio más económico que el de transporte por barco.
Nuevas infraestructuras de suministro y almacenamiento: a Medgaz se sumará el gasoducto submarino entre Denia (Alicante) y las islas de Mallorca e Ibiza, y nuevas vías con la red francesa (y de paso con Europa) con conexiones por Figueras o Irún. Por otra parte, se construyen varios almacenes para conservar el gas recibido y utilizarlo en caso de problemas. El aprovechamiento de yacimientos agotados es uno de los métodos, como el yacimiento petrolífero de Amposta (Tarragona) o el de gas de Serrablo (Huesca) y La Gaviota, frente a la costa vizcaína. Otro proyecto es aprovechar el acuífero de Yela (Guadalajara), cerca de Madrid, o la perforación del lecho marino a 21 kilómetros del delta del Ebro.
Inconvenientes del gas natural
Sus detractores recuerdan los inconvenientes económicos y medioambientales del gas natural. Para empezar, supone confiar en una energía cuya dependencia del exterior es casi total (la producción nacional se reduce a los pequeños yacimientos de Poseidón, Marismas y Palancares) y en una energía no renovable, que acabará por agotarse y es contaminante. Si se apuesta cada vez más por el gas, el impulso a las energías renovables, más limpias y menos dependientes del extranjero, no se verá tan necesario. El consumo aumentará y el ahorro y la inversión en sistemas de eficiencia energética se relegarán a un apartado secundario.
Cuestión aparte son los precios y el suministro. La demanda crece no solo en España, sino en todo el mundo, y algunos de los principales países suministradores podrían hacerse fuertes para aumentar los precios, o tener problemas internos debido a la inestabilidad política. La gestora de inversiones Sanford C. Bernstein & Co ha señalado que el GNL podría volverse incluso más caro que el petróleo, porque la demanda de Asia y Europa sube más deprisa que la oferta. Las inversiones en infraestructuras o el transporte en buques para garantizar el suministro son y serán millonarias, y repercutirán en la factura. Además, no sería la primera vez que hay problemas: en diciembre de 2004, una avería en el gasoducto argelino y un temporal que impedía llegar a los buques metaneros pusieron a España al borde del apagón.