Numerosas organizaciones se han implicado, una vez más, por el bien común. Se han puesto de acuerdo para solicitar la denominada tasa Robin Hood, una tasa que se aplicaría a las transacciones financieras con el objetivo de recaudar fondos para luchar contra la pobreza y el cambio climático. Las entidades impulsoras de la iniciativa calculan que se podrían recaudar más de 300.000 millones de euros anuales en todo el mundo.
La tasa Robin Hood sería un impuesto para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos con más necesidades. Pretende gravar las transacciones financieras internacionales para recaudar millones de euros que ayuden a luchar contra la pobreza y el cambio climático. El objetivo se plantea en todo el mundo sobre las operaciones financieras no minoristas, es decir, sobre intercambio de acciones, bonos, derivados financieros, operaciones en divisas o de materias primas («commodities»). Está prevista en mercados organizados y en operaciones extrabursátiles, pero no afectaría a las operaciones corrientes, esto es, «no recaería sobre la gente corriente», señala Intermón Oxfam. Si por cada transacción se abonara un impuesto del 0,05%, se llegarían a recaudar unos 300.000 millones de euros al año. Tentador.
Si por cada transacción se abonara un impuesto del 0,05%, se llegarían a recaudar unos 300.000 millones de euros al año
La iniciativa, que tiene sitio propio en Facebook y Twitter (@tasarobinhood), cuenta con el respaldo de una alianza de organizaciones impulsoras y otras adheridas. Las primeras son: Acción por la Salud Global, Ayuda en Acción, InspirAction, Intermón Oxfam, Plan España, ONG de protección de la infancia y Save the Children. Las organizaciones adheridas son: Medicusmundi, Amigos de la Tierra, Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, Sustentia, Instituto de Estudios del Hambre (IEH), Prosalus, Fundación Alternativas, Eurodad y Greenpeace. También el Parlamento Europeo aprobó hace un mes un informe sobre la aplicación de la tasa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) respalda otro informe de «viabilidad y utilidad de la tasa para financiar el desarrollo».
Estas entidades aseguran que el 80% de las transacciones financieras internacionales «son esencialmente especulativas y suponen un riesgo para la estabilidad económica mundial». Por ello, apuestan por repartir entre todos. El objetivo es animar a los ciudadanos a pedir la aplicación de esta tasa a través de las redes sociales, para que el mensaje llegue a un buen número de personas y tener más apoyo.
Respecto al modo de recaudación, se han creado varios grupos de trabajo en todo el mundo, que en la actualidad analizan diferentes alternativas. «La iniciativa más concreta es la del Grupo Piloto para la Financiación Innovadora -formado por 60 países entre los que se encuentra España-, que propone la recaudación a través del CLS, Continuous Linked Settlement (sistema de pagos para transacciones en divisas de alta seguridad). Bastaría con unas pocas horas de programación», explica Intermón Oxfam.
Superar la crisis mundial
La portavoz de la Alianza Tasa Robin Hood, Susana Ruiz, estima que 2011 es «un año decisivo» y solicita la ayuda de los países industrializados para, entre todos, «cambiar las malas prácticas» y superar la actual crisis económica. Recuerda que esta situación ha supuesto un empeoramiento de las condiciones de vida de numerosas personas, «tanto aquí como en los países pobres», y lamenta que las cifras de pobreza extrema son más altas que nunca.
La crisis ha generado 30 millones de parados en el mundo y un alejamiento de la consecución de los ODM
En varios países de la OCDE, la crisis se ha traducido en paro, ha generado 30 millones de parados en el mundo, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y supone «un riesgo serio de ruptura de la cohesión social», añade Intermón Oxfam, debido al recorte de las ayudas sociales y la debilidad de las redes de inserción. En los países más pobres, prosigue, la crisis significa hambre, dificultades de acceso a la educación o a la sanidad y un alejamiento de la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Puesto que se pretende la implicación de todo el mundo para superar estas situaciones, en algunos casos se ha optado por referirse a la tasa con el nombre de un personaje con claro simbolismo y, en otros, se ha adoptado un concepto explícito en diversas lenguas. Así se ha decidido que en Reino Unido se repita la acepción española, «The Robin Hood Tax«, mientras que en Alemania se conoce como «Steuer gegen Armut» (impuesto contra la pobreza) y en Italia, como «Zerozerocinque» (cero, cero, cinco). «Pero siempre siguiendo la misma idea: una pequeña tasa que significará poco para las instituciones financieras, pero un gran cambio para el resto del mundo», añaden los impulsores.
Hasta el momento, diversos países de la Unión Europa, como Francia Alemania y España, han mostrado su voluntad de tratar sobre este tema en foros internacionales, mientras que algunos economistas se han revelado favorables a aplicarla.
Otra campaña que ha aprovechado la situación de crisis mundial para abogar por una reforma profunda del sistema financiero y la apuesta por la banca ética es «Error 104«, impulsada por Setem. Una propuesta más de esta organización es «No a los TLC» (Acuerdos de Libre Comercio), que profundiza en los acuerdos «entre regiones desiguales, como la Unión Europea y África o América Latina».
Las organizaciones impulsoras de esta iniciativa han calculado las cifras de la tasa y sus logros, que resumen de la siguiente manera:
- En 17,5 horas de aplicación, se cubriría el fondo trianual para la erradicación de la polio.
- En ocho días, se recaudarían fondos para garantizar educación primaria a los 72 millones de niños que no van a la escuela.
- En tres meses y medio, se cubriría el coste para la adaptación al cambio climático de los países en desarrollo.
- En España, la aplicación de la tasa recaudaría hasta 6.300 millones de euros anuales.
Las estimaciones apuntan que este impuesto podría generar entre 150.000 y 520.000 millones de euros en todo el mundo, una cantidad que por ahora, se ha propuesto destinar a:
- Mejorar los servicios públicos.
- Ayudar a las personas más afectadas por la crisis económica.
- Reducir la pobreza en el mundo.
- Ayudar a los países más pobres a adaptarse al cambio climático.