Los programas de apadrinamiento escolar suponen para muchos menores la única posibilidad de estudiar. Les proporcionan una oportunidad que de otra manera sería difícil conseguir. Sin embargo, la crisis afecta a la solidaridad y el número de donantes desciende. La celebración de la Campaña Mundial por la Educación recuerda que todavía hoy numerosas mujeres, niñas y niños carecen de acceso a la enseñanza y no porque lo hayan decidido así.
Los padrinos son una pieza fundamental. Su ayuda económica impulsa un sinfín de proyectos y permite su mantenimiento en el tiempo. Por este motivo, cuando se pone fin a esta aportación o ni siquiera se plantea, se limitan las oportunidades de los potenciales beneficiarios. Es el caso de Mali, uno de los países más empobrecidos, donde el acceso a la educación es complicado. «En Mali, la educación pública es prácticamente inexistente, por lo que solo iniciativas privadas consiguen que la educación llegue a todos», indica Antonio Santos, responsable de comunicación de AIPC Pandora.
Mientras en el Norte numerosos jóvenes se desplazan a otros países para recibir formación, algunos niños de Mali ni siquiera pueden estudiar en su comunidad
En el verano de 2009, Santos conoció de primera mano esta realidad. Llegó a Mali para participar en un proyecto de intervención educativa y descubrió cómo muchos niños no podían pagar las cuotas anuales del centro. «Al ser privada, es necesario financiar la educación de algún modo y, por eso, se cobran cuotas anuales, aunque mínimas», describe.
Pese a todo, muchas familias no se las pueden permitir. Mientras en el Norte cada año numerosos jóvenes se desplazan a otros países para recibir una mejor formación, en Mali, algunos niños ni siquiera pueden estudiar en el colegio de su comunidad. «Conocimos niños cuyas familias llevaban hasta dos años sin pagar las cuotas», prosigue Santos. Esta circunstancia provoca que los centros no puedan asegurarles una plaza porque carecen de recursos suficientes. Por ello se puso en marcha el programa de Apadrinamiento escolar en Mali.
Cómo apadrinar
Imagen: AIPC Pandora
En Mali, muchos niños no acuden a la escuela porque sus familias no cuentan con ingresos suficientes para pagar las cuotas anuales del colegio. Los indicadores de desarrollo humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señalan que la tasa de alfabetización de personas mayores de 15 años llega al 26,2% y la tasa de matriculación, al 46,9%. Tan solo un 3,8% del PIB se destina a educación. Los años esperados de instrucción son ocho (los de Australia ascienden a 20,5 y en España, a 16,4), es decir, si los patrones vigentes de las tasas de matriculación por edad se mantuvieran inalterados, un niño en edad de ingresar en la escuela permanecería en ella ese tiempo. Sin embargo, las personas de 25 años y más tan solo reciben 1,4 años de educación promedio durante su vida (12 en Australia y 10,4 en España).
El apadrinamiento escolar en Mali evita que los niños queden condenados a «vagabundear por las calles y a un futuro nada halagüeño»
Los pequeños que no tienen la oportunidad de permanecer en la escuela están condenados a «vagabundear por las calles y a un futuro nada halagüeño». El programa de apadrinamiento escolar consigue que un menor más pueda estudiar cada vez que un padrino abona la cuota escolar anual: 140 euros, menos de 12 euros mensuales. «De este modo, el niño puede permanecer en clase y el colegio puede invertir en mejoras, sin contar el beneficio que supone para toda la comunidad local que sus niños estudien y se formen», señala Antonio Santos.
Imagen: AIPC Pandora
El Programa está implantado en la escuela Les Fruits D’Or, en Bamako (Mali), y desde este curso también en el orfanato de Kanuya, «un centro de acogida de adolescentes en situaciones difíciles». Para apoyar esta iniciativa basta con contactar con AIPC Pandora, cumplimentar la ficha del programa y realizar el ingreso correspondiente. A partir de entonces, a cada padrino se le asigna un menor o joven, se le envía un certificado de apadrinamiento y dos veces al año, en diciembre y en junio, información sobre el menor o joven apadrinado, como evaluaciones, dibujos o fotos.
Cuando lo deseen, podrán tener contacto directo con los responsables del programa para informarse de la situación de los pequeños. Incluso, los padrinos podrán inscribirse en el programa de microproyectos de cooperación que se realiza en verano en Bamako -tendrán prioridad en estos- y conocer al niño o joven que apadrinan.
El programa «Apadrina la educación«, de la ONG 1 Kilo de Ayuda para Educación, «asegura la escolarización de uno de los miles de alumnos que estudian en la red de colegios de la entidad, en México, El Salvador, Brasil y Guatemala. Se pueden donar 18 euros al mes para apoyar los estudios durante un año, 28 euros mensuales para financiar los estudios durante un año y una beca de salud o elegir otra cantidad o periodicidad.
Amics del Nepal también promociona el apadrinamiento educativo, por una cuota anual de 156 euros o 13 euros mensuales. Se llevan a cabo dos programas: uno en el barrio de Maijubahal, en Kathmandú, para niños de familias con dificultades económicas, y otro en Mahendranagar, en el extremo occidental del país. En Maijubahal, se benefician 105 menores desde el nivel primario hasta el secundario y preuniversitario, mientras que en Mahendranagar los niños están escolarizados en una institución privada vinculada al programa «Educating Children in Nepal», de la organización Children’s Home.
Imagen: AIPC Pandora
Del 11 al 17 de abril se celebra la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME). El lema de este año es “La Educación no es un cuento: por los derechos de las niñas y las mujeres”. El objetivo es que durante esta semana personas de todo el mundo se movilicen para sensibilizar sobre la importancia de ellas y sobre la necesidad de actuar de manera urgente para el cumplimiento del derecho a una educación permanente para todas las personas, explica la ONG Alboan.
Los modos de participación son diversos. Es posible ceder el nombre y una foto como muestra de apoyo, acudir a los actos centrales de la campaña, difundirla o escribir un pequeño texto o una declaración a favor de la educación. Se elaborarán cuentos a partir de testimonios reales sobre el acceso o su carencia por parte de millones de niñas y mujeres. Estos cuentos se presentarán en asambleas, parlamentos y espacios públicos para pedir el cumplimiento de los compromisos adquiridos y lograr una “educación para todas” efectiva.