Todos los sistemas educativos pueden mejorar, sea cual sea su nivel de partida. Esta es una de las principales conclusiones que se extrae de los informes elaborados por la consultora McKinsey & Company, a instancias de los principales líderes educativos del mundo. Los estudios, publicados en el año 2007 y 2010, resaltan los factores comunes que caracterizan a los países cuyos alumnos obtienen mejores resultados en las evaluaciones académicas y las líneas de intervención que se aplican en los sistemas de educación que han experimentado mejoras significativas a lo largo de estos últimos años.
Mejorar la calidad del sistema educativo es uno de los principales retos que se proponen la mayoría de las administraciones gubernamentales de todos los países del mundo. Una de las estrategias para lograrlo es mirar, analizar y observar la imagen que reflejan los espejos de aquellos sistemas que en las distintas evaluaciones y estudios educativos alcanzan una posición de prestigio respecto al resto. «El objetivo no debe ser imitar a otros sistemas», así lo matiza Ferran Ferrer, Catedrático de Educación Comparada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Ferrer señala que cada país tiene sus particularidades y lo que hay que hacer es «examinar los factores claves que marcan la excelencia en los países más destacados y valorar su incidencia en el sistema objeto del análisis».
La consultora estadounidense McKinsey & Company, firma líder en consultoría de gestión a nivel internacional, tanto para empresas como instituciones públicas, ha querido facilitar esta labor de análisis. A instancias de los encargados de formular políticas educativas, elaboró en el año 2007 un completo estudio destinado a evaluar, con base en los resultados de las pruebas PISA, las características cuantitativas y cualitativas que tienen en común los sistemas educativos que obtienen mejores posiciones.
Analizar la situación
Se evalúan las características que tienen en común los sistemas educativos que obtienen mejores posiciones
El resultado fue el informe ‘Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos’, un documento de referencia obligada para que todos los implicados en las tareas educativas comprendan cuáles son los factores y las prácticas que determinan la excelencia en educación.
Para completar este trabajo, a finales del año 2010, McKinsey & Company ha publicado un nuevo estudio denominado ‘Cómo continúan mejorando los mejores sistemas educativos del mundo’. El nuevo informe responde a las preguntas formuladas por los políticos y líderes de educación interesados en conocer el camino a seguir para lograr mejoras significativas en sus ámbitos de gestión.
Elementos comunes
El principal impulsor de las variaciones en el aprendizaje escolar es la calidad del profesoradoEl primer informe de McKinsey & Company tuvo como objetivo conocer por qué unos países tienen éxito académico y otros no. Para ello estudiaron las características que definen a 25 sistemas educativos de todo el mundo, incluidos los diez que obtuvieron mejores resultados en las pruebas de evaluación PISA. El análisis de los puntos en común que tienen estos sistemas destacados y las herramientas que emplean para mejorar los resultados de sus estudiantes proporcionan importantes pistas para iniciar políticas de cambio en otros países. La eficiencia de los sistemas que experimentan importantes mejoras apunta a tres aspectos en común.
La evidencia de este estudio sugiere que el principal impulsor de las variaciones en el aprendizaje escolar es la calidad del profesorado. Conseguir docentes con alto desempeño e interesados por la docencia es determinante, como reflejan los resultados de diferentes estudios en la eficiencia de los alumnos.
Los estudiantes asignados a docentes con alta motivación y buenas prácticas logran avances tres veces más rápido que los que son atendidos por profesores con bajo desempeño, el impacto negativo de estos profesionales es severo, sobre todo en los primeros años de escolaridad.
Los mejores sistemas desarrollan mecanismos eficaces para seleccionar a los profesores
Contar con un claustro de calidad no es fruto de la casualidad, sino de la implementación de políticas adecuadas para atraer a los mejores docentes. Los mejores sistemas educativos desarrollan mecanismos eficaces para seleccionar a los profesores y exigen que cumplan determinadas características antes de ejercer la profesión, como habilidades de comunicación y alta motivación hacia la docencia. Tienen implementados asimismo amplios y completos periodos de capacitación docente a los que se acceden tras una exhaustiva selección previa.
Como señala Luis Arranz, Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, uno de los componentes que explican el alto rendimiento de los estudiantes de algunos sistemas educativos es el aspecto vocacional de los profesores del país, «que para acceder a la profesión tienen que pasar por un durísimo proceso de selección».Todo esto lleva a que se eleve el estatus de la profesión y con ello la satisfacción general del profesorado.
Los mejores sistemas educativos aplican en sus aulas diferentes procesos para asegurar que todos los estudiantes se benefician de las capacidades de los docentes. Esto se logra con la atención a nivel individual de cada alumno y con procedimientos de detección, identificación e intervención inmediata en cuanto se perciben situaciones o elementos que pueden influir o retrasar el desarrollo académico del niño.
En estos sistemas es responsabilidad de las escuelas desarrollar enfoques que compensen las desventajas que pueden tener los estudiantes derivadas del contexto familiar o social que le rodea. Entre las estrategias utilizadas destacan la motivación y fijación de altas expectativas para estos alumnos, las evaluaciones periódicas y las medidas de apoyo específicas para los que presentan dificultades.
¿Cómo mejorar?
El objetivo es descubrir cuáles son las intervenciones comunes que favorecen la progresión positiva
El segundo informe de la consultora estadounidense va más allá del primero y analiza no ya los mejores sistemas educativos del mundo, sino los 20 que han experimentado una mejora significativa en los resultados de sus alumnos en las evaluaciones internacionales y nacionales, independientemente de si su avance a sido de «pobre» a «aceptable» o de «muy bueno» a «excelente». Lo importante de este análisis es descubrir cuáles son las intervenciones comunes que favorecen la progresión positiva y evitan el estancamiento en una posición concreta. Estas son las principales conclusiones:
Intervenciones comunes: existen también una serie de intervenciones que son comunes a todos los sistemas que mejoran, sin tener en cuenta su nivel de partida, aunque se manifiesta de diferente forma en cada estadio. Construir las capacidades de enseñar de los docentes, evaluar a los alumnos o asegurar la estructura de remuneración y reconocimiento de los docentes son algunos de estos elementos comunes.
Descentralización y autonomía: los sistemas educativos que progresan de un nivel bueno a estadios más altos se caracterizan por aumentar las responsabilidades y el nivel de flexibilidad de los colegios y los docentes para mejorar los procesos. Destacan también por establecer prácticas de colaboración entre profesores como mecanismo para mejorar la práctica de la enseñanza. Pablo Zoido, analista de la OCDE, indica como uno de los puntos de arranque para fomentar la autonomía el «otorgar un papel más importante a los directores de los centros» y proporcionarles el apoyo y la profesionalización necesaria para que «puedan mejorar la calidad de las escuelas y los maestros».
En todos los sistemas evaluados los cambios para mejorar han sido precedidos de una crisis económica-financiera, un informe crítico sobre el desempeño del sistema o un cambio en el liderazgo, este último el elemento más común.
Pero para que el nuevo liderazgo funcione, deben establecerse también mecanismos que garanticen la continuidad de las reformas o mejoras que se implementen ya que la estabilidad de la dirección de la reforma es fundamental para lograr avances rápidos en los resultados.