Los mayores necesitan atención para mejorar su bienestar, pero sobre todo, quieren que ésta les ayude a ser independientes. La segunda fase de un amplio estudio impulsado por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) ha revelado en sus conclusiones los ámbitos que se deben atender -biológico, seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización- y cómo hacerlo en cada caso.
Necesidades básicas de las personas mayores
Imagen: half alive – soo zzzz
El objetivo ha sido construir las herramientas necesarias para conocer la situación y condiciones de vida de las personas mayores en España. Esta información podrá emplearse para mejorar las situaciones deficitarias o que requieran atención y permitirá planificar y organizar las acciones de las asociaciones, en este caso, que forman parte de UDP, con miles de socios en nuestro país. Las conclusiones del estudio facilitan la identificación de situaciones concretas de dependencia extrema o abandono social, así como situaciones de alto riesgo, para evitar «el deterioro total de las condiciones de vida».
Puesto que las asociaciones de UDP se extienden por todo el territorio nacional, se ha analizado la situación de las comunidades autónomas y se han detectado las necesidades individuales y los tipos de riesgo de cada una. Respecto a las primeras, la investigación se ha fijado en la denominada pirámide de Maslow, que distingue entre cinco ámbitos de necesidades.
Los mayores que no cubren sus necesidades biológicas alcanzan el mayor riesgo de dependencia
De acuerdo a este esquema, en la base de la pirámide se sitúan las necesidades biológicas, como alimentación, descanso, ausencia de dolor o sexualidad. Se entiende que una vez cubiertas éstas, la persona mayor se preocupa por su seguridad, ya sea física, econonómica o familiar, entre otras. A continuación, al sentirse físicamente seguras, «buscan el afecto, sentirse queridas, aceptadas por las demás personas».
Los mayores desean cubrir el sentimiento de integración en un grupo (afiliación) y, una vez conseguido, buscan el reconocimiento. Les gusta, como a la mayoría de las personas, sentirse respetadas, reconocidas, obtener prestigio, éxito y alabanza de los demás. «Cubiertas todas estas necesidades, desean sentir que influyen en su entorno, que dan de sí todo lo que pueden», recoge el informe. Llegan a la cúspide.
Detectar las necesidades
Las necesidades biológicas están consideradas las más básicas de cualquier persona. Por este motivo, cuando los mayores no las cubren, se estima que alcanzan el mayor riesgo de dependencia. Pero se pretende hacer hincapié en la interrelación de todas las necesidades, ya que si no se cubre un peldaño, resulta difícil pasar al siguiente, e imposible llegar a la cima de la pirámide.
En la primera fase del estudio, para cada tipo de necesidad se clasificaron las necesidades elementales, las variables o factores de riesgo que se considera (hipótesis) que inciden en cada necesidad y otras variables diseñadas para medir la satisfacción de cada una. A partir de estos datos, se elaboraron cinco indicadores, uno por grupo de necesidad, para detectar valores de riesgo de dependencia superiores a la media.
La minuciosidad del estudio ha obtenido unas conclusiones precisas, ya que se han analizado variables recogidas en el Censo de población y otras de control. Para detectar si las personas mayores tienen dificultad para respirar, entre otras cosas, se ha analizado el tipo de calefacción de la vivienda o las zonas verdes de la ciudad donde residen, un total de 1.824 encuestados mayores de 65 años.
El mismo procedimiento se ha seguido con otros aspectos y, de este modo, se han obtenido valores concretos. Se ha analizado la altura del piso que se habita -con o sin ascensor-, estado del edificio, metros de la vivienda, estado civil, menores al cargo, limpieza de las calles, problemas de movilidad, organización del hogar, relaciones, calidad afectiva, ayuda de los demás o sentimiento de soledad, entre muchos otros factores.
Dificultad para respirar, beber agua, alimentarse o dormir
Entre las conclusiones del estudio, algunas sorprenden de manera especial porque suponen que en nuestro país no todas las personas nayores pueden satisfacer las necesidades más básicas. Vivir en zonas rurales, tener más edad y un nivel de estudios y de ingresos bajo aumenta la insatisfacción de la necesidad de respirar, a menudo, porque se padece asma, bronquitis crónica u otras enfermedades respiratorias.
El 1,9% de las personas mayores no pueden comer ni beber por sí mismas y el 61,6% sienten dolor o malestar de manera habitual
Otro dato llamativo indica que el 61,6% siento dolor o malestar de manera habitual y dos de cada cien personas mayores (1,9%) no pueden comer ni beber agua por sí mismas, casi la mitad (0,9%) ni siquiera con ayuda. El perfil de riesgo lo marcan las personas con más de 80 años, bajos niveles de renta y estudios, y viudas.
Pero una de las necesidades biológicas menos satisfechas es el descanso. Casi tres de cada diez (28,5%) personas mayores dicen padecer insomnio crónico, sobre todo las mujeres, una cantidad elevada que compite con el desplazamiento fuera del hogar. La cuarta parte de las personas encuestadas (25,5%) aseguraron que no pueden andar durante una hora por sí mismas. Es también una de las necesidades más difíciles de cubrir.
Más cifras elevadas revelan el porcentaje de mayores que no pueden hacer por sí mismos la limpieza y las tareas del hogar (23,7%), padecen artrosis, artritis o reumatismo (56,3%), tienen unos ingresos mensuales inferiores a 900 euros (30,9%) o carecen de moral y/o confianza (29,6%), entendida como una serie de atributos: concentración, utilidad, capacidad de tomar decisiones, disfrutar de sus actividades, hacer frente a sus problemas, sentirse importantes o reunirse con familiares o amigos.
La metodología aplicada en este caso es importante porque ha permitido definir los factores que contribuyen al riesgo de que una persona no cubra sus necesidades sin ayuda externa. Así se podrán prevenir las situaciones de dependencia antes de que ocurran, según las conclusiones.
Puesto que se analizaron diversas variables del Censo, luego se realizó una encuesta sobre las mismas y por último una pregunta específica, con resultados muy similares en las tres experiencias, es posible considerar que, en numerosos casos, se detectaría si se cubren o no las necesidades de las personas mayores de una determinada región “solo con acceder a los datos del Censo”. Al menos de un modo general, ya que para conocer todos los factores que requieren atención es necesario realizar un estudio pormenorizado.
Las asociaciones de mayores, además, se revelan fundamentales, puesto que las relaciones sociales y la pertenencia a un grupo se entienden muy necesarias para las personas mayores. Se considera que estas entidades deben fomentar las relaciones, la participación, la solidaridad o el protagonismo de los mayores para reducir el riesgo de caer en una situación de dependencia.