Un concurso de relatos infantiles ha dado forma a diversos cuentos que narran otras tantas historias sobre derechos humanos. Esta serie se centra en la Declaración Universal para que los más pequeños “hagan realidad el sueño de vivir en un mundo mejor” y, una vez conocidos los diferentes derechos, sean capaces de darlos a conocer y los apliquen en su día a día.
La paz del país de las nubes azules
Imagen: IDCH
El libro se estructura en diferentes capítulos, uno por cuento. Cada uno de ellos comienza con el enunciado del derecho en cuestión, al que prosigue el relato. Así se aprende que todas las personas son iguales, que tienen los mismos derechos y libertades y que «pájaros tan gigantes como el águila o el cóndor y tan pequeñitos como el colibrí» pueden vivir en armonía. Se defiende el derecho a la vida frente a las balas y la guerra, el derecho a la dignidad y que en el «país de las nubes azules», cuando «una persona tenía un problema siempre había alguien dispuesto a ayudarle». Porque una hormiga no puede ser feliz sin un hormiguero y, por eso, «nadie en el mundo puede ser privado de su hormiguero, aquel en el que nació o aquel en el que elija vivir».
30 cuentos infantiles
La iniciativa ha partido del Institut de Drets Humans de Catalunya (IDHC). En total, 30 narraciones compiladas en «Drets humans al carrer. Cuentos infantiles sobre derechos humanos», un libro gratuito que se puede descargar en Internet. La publicación es, ante todo, «una herramienta para concienciar a los niños sobre la importancia de los derechos humanos. Su conocimiento, su respeto y su garantía», explica David Bondia, director del IDHC. No obstante, se dirige tanto a los pequeños como a los adultos, entre ellos padres y formadores, «para explicar de forma sencilla, precisa y con ejemplos cada uno de los derechos proclamados en el Declaración Universal de los Derechos Humanos».
Los niños entienden cómo en el día a día se plantean situaciones que afectan a los derechos y a las obligaciones
Los cuentos son fáciles de entender para los niños, a quienes ayudan a reflexionar y comprender cómo en el día a día se plantean situaciones que afectan a los derechos y a las obligaciones de la vida en comunidad, señala Bondia. Los cuentos se completan con ilustraciones cuya finalidad es aumentar el atractivo del libro y reforzar el significado del derecho al cual se refiere cada dibujo. «Su principal valor es que, sin perder rigor ni precisión, se adopta una óptica diferente y más atractiva para aproximar a los niños y niñas al conocimiento de los derechos humanos», agrega el director del IDHC.
Además, se ha formado a diversos cuentacuentos para que, a partir de la publicación, organicen funciones en bibliotecas y escuelas. Una decena de cuentacuentos realizaron un curso de formación en derechos humanos para adaptar el contenido a la narración oral.
Niños y derechos humanos
El hecho de que los niños aprendan qué son y qué defienden los derechos humanos tiene una importancia fundamental, ya que ellos son las generaciones futuras y, en unos años, «ocuparán puestos de responsabilidad y serán capaces de desarrollar políticas públicas que tengan en cuenta los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas y todos«. Por otro lado, cuanto antes aprendan el contenido de los derechos humanos, desde la escuela primaria, se conseguirá que ayuden a que las próximas generaciones sean «más libres, más respetuosas con los derechos humanos e inspiradas en los valores de respeto al prójimo que parecen olvidados hoy en día», añade David Bondia.
Por este motivo, los cuentos explican historias sencillas que destacan cómo se respetan o se violan determinados derechos y libertades. La finalidad es que los niños extraigan sus propias conclusiones y que tengan la capacidad de cuestionar y criticar determinadas conductas que ocurren a diario a su alrededor.
La publicación es fruto del trabajo de varios años. Primero se convocó un concurso de cuentos sobre cada uno de los derechos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “que se difundió principalmente en las escuelas”, rememora Bondia. Buena parte de los cuentos que se presentaron los escribieron los propios alumnos de las escuelas, aunque formadores, escritores o pedagogos pusieron la firma en otros relatos.
Un jurado compuesto por varios profesionales escogió los mejores cuentos, por adaptarse y explicar mejor el contenido y significado de un derecho concreto. No se escribieron cuentos sobre algunos derechos, pero el relator especial de Naciones Unidas para el derecho a la educación, Vernon Muñoz, y la encargada del área pedagógica del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Ana María Rodino, además de algunos narradores orales, se ofrecieron de forma voluntaria “para hacer un cuento expresamente para esta publicación”, señala Bondia.