El elefante africano se encuentra en grave peligro. Los últimos estudios señalan que estos imponentes y paradigmáticos mamíferos podrían desaparecer en una década. La naturaleza, y los propios seres humanos, no se pueden permitir que desaparezca. Diversas razones medioambientales, económicas, culturales y antropológicas así lo avalan. Para evitarlo, es fundamental acabar con el tráfico ilegal del marfil.
¿Adiós a los elefantes en una década?
La caza y tráfico ilegal de sus colmillos conducen al elefante africano a una situación extrema. Algunos expertos, como Cyril Christo y Marie Wilkinson, sitúan su desaparición dentro de quince años si no se toman las medidas necesarias para evitarlo.
Otros son más pesimistas, como el profesor Samuel Wasser, de la Universidad de Washington, que estima su extinción en una década. Según sus cálculos, hace veinte años había más de un millón de ejemplares. En la actualidad, no superarían los 470.000 y el ritmo de caza ilegal es cada vez mayor.
Por qué no hay que dejar que desaparezcan los elefantes
Hace veinte años había más de un millón de ejemplares. En la actualidad, no superarían los 470.000
El ecosistema se desequilibraría: la pérdida del elefante alteraría de forma grave al resto de su hábitat, al tratarse de un animal fundamental para otras especies. Además desaparecería un ser inteligente, capaz de autoreconocerse a sí mismo, organizarse para cooperar en grupos y mostrar sentimientos.
Las poblaciones locales se verían afectadas: el desarrollo económico y social de muchos poblados africanos ha estado y está ligado a los elefantes. Se han recopilado incluso relatos de aborígenes que salvaron la vida gracias a estos mamíferos. Por tanto, un problema más que se añadiría a los que ya sufre este continente y sus habitantes.
Se perdería un icono cultural y antropológico clave: el elefante es un animal que forma parte de la cultura y la historia de las sociedades humanas pasadas y presentes. Christo y Wilkinson aseguran que la evolución humana, el salto de nuestros antepasados africanos y su supervivencia, estuvo muy relacionada con las rutas migratorias de los elefantes.
No desaparecería una especie, sino dos: el año pasado, un estudio de la revista «PLoS Biology» confirmaba que el elefante de la sabana africana y el más pequeño elefante de bosque son primos lejanos que han estado separados de dos a siete millones de años.
Tráfico ilegal de marfil: un negocio lucrativo y cruel
El comercio de marfil, a pesar de estar prohibido desde 1989, se encuentra en plena expansión, según la red que controla el tráfico de animales salvajes, Traffic. Los responsables de esta red apuntan a China, EE.UU. y Japón como los principales destinatarios de este mercado negro. La República Democrática del Congo, Camerún y Nigeria son los países origen de este valioso contrabando.
La falta de control y los beneficios que puede aportar animan a cada vez más cazadores furtivos: si en 1989 un kilo de marfil valía unos 75 euros en el mercado negro, en la actualidad se podrían superar los 500 euros.
Según Wasser, la manera más eficaz de combatir esta situación sería atacar al mismo origen del contrabando, ya que cuando alcanza el mercado internacional es muy difícil de erradicar. Las pruebas de ADN de los colmillos pueden ser de gran ayuda para localizar con exactitud la fuente. Por ello, algunas instituciones policiales han comenzado a utilizarlo.