Tener un buen nivel de vida cuando llegue el momento de la jubilación es uno de los asuntos que trae de cabeza a los ciudadanos españoles. El retiro obligatorio se fijará pronto en los 67 años, el tiempo que se toma como base para calcular la cuantía de la pensión ha aumentado y el envejecimiento de la población es un hecho, con lo que quienes ahora trabajan pueden encontrar en el futuro serias dificultades para tener unos ingresos que les permitan vivir de manera holgada. Es posible que el sistema de pensiones tal y como lo conocemos hoy deje de ser sostenible, por lo que cada vez más personas hacen todo lo que está en su mano para ahorrar y conseguir un retiro sin aprietos económicos.
1. Planes de pensiones
Los planes de pensiones son una de las fórmulas de ahorro más populares para complementar los ingresos que se perciben tras la jubilación. Su atractiva fiscalidad hace que millones de personas los elijan para realizar aportaciones periódicas durante su vida laboral y contar con respaldo cuando cumplan la edad de retirarse.
Uno de los rasgos favorables de este producto es que permite pagar menos impuestos a Hacienda. Cada año, al hacer la Declaración de la Renta, el dinero invertido a lo largo del ejercicio fiscal anterior desgrava.
La desgravación fiscal es uno de los principales atractivos de los planes de pensiones
Las personas que no hayan cumplido 50 años se pueden deducir la menor de las siguientes cantidades: 10.000 euros -la aportación máxima hasta esta edad- o el 30% de sus ingresos. Para beneficiar a quienes se acerquen a la jubilación, a los mayores de 50 años se les permite aportar y deducirse 12.500 euros o el 50% de sus ingresos.
Cómo se cobra.
En el momento en que la persona se jubila -u ocurre una de las contingencias que le permite rescatar el fondo de pensiones-, el titular cuenta con la posibilidad de obtener su dinero de tres maneras distintas: en forma de capital, de renta y al combinar estas dos modalidades.
- En forma de capital, el dinero se percibe como un pago único. El inconveniente es que genera un notable incremento de los rendimientos del trabajo y, al hacer la Declaración de la Renta, la cuantía por la que se tributa puede llegar a ser muy elevada. No obstante, por las aportaciones realizadas hasta el 31 de diciembre de 2006, hay una reducción del 40%.
También es posible cobrarlo en forma de renta. En este caso, se perciben pagos sucesivos con periodicidad regular y al menos uno cada año. Cabe la opción de obtenerlo cada mes, al trimestre, al semestre… Se consideran rentas del trabajo, pero al cobrar de forma periódica, se calcula el dinero que se recibe de manera que no repercuta tanto en la base imponible del contribuyente.
Si se elige la forma mixta, el titular cobrará una parte como capital y otra como renta, con las ventajas e inconvenientes de cada una de estas fórmulas.
Tipos de planes de pensiones.
Hay varios planes, en función del tiempo que están vigentes y del riesgo que corre el capital ingresado. Cuanto más conservadores son, menos beneficios dan, pero también es menor la posibilidad de perder lo invertido. La renta fija a corto y largo plazo es la más segura, sobre todo, en un momento de inestabilidad financiera como el actual. Los productos mixtos invierten una parte en renta fija y otra en variable, mientras que la variable pura deposita casi todo el capital en inversión bursátil.
Ventajas e inconvenientes.
Uno de los puntos fuertes es la desgravación fiscal que aporta desde el momento en que se realiza la primera aportación y a lo largo de la vida del plan de pensiones. Además, permite cambiar de un producto a otro sin ninguna penalización fiscal.
Entre las desventajas de los planes de pensiones destaca su falta de liquidez. Al ser un producto de ahorro a largo plazo, no se puede contar con el dinero invertido hasta que llegue la jubilación o se den otras circunstancias como el fallecimiento -en cuyo caso lo cobrarán los herederos-, padecer una enfermedad grave o sufrir una invalidez que impida trabajar al titular. También los parados que hayan agotado su prestación o no tengan derecho a ella pueden recuperar el dinero.
2. Fondos de inversión
Son productos de inversión colectiva en los cuales los partícipes aportan sus ahorros a un fondo común -compran una participación- y este patrimonio lo administra una sociedad gestora. En función de las características del fondo y las expectativas del mercado, pondrá estos ahorros en unos activos u otros y el valor del capital ingresado por el titular subirá o bajará según evolucione el mercado.
De los fondos de inversión cabe destacar su elevada liquidez
El problema es que muchos de estos fondos no garantizan el dinero que depositó el suscriptor, así que este puede ganar, pero también perder parte de sus ahorros.
Antes de elegir un fondo, hay que tener en cuenta factores como la rentabilidad que se espera, el riesgo que se quiere asumir, por cuánto tiempo se realizará la inversión o las necesidades de dinero del titular en un futuro. Los más seguros son, a su vez, los que menos rentabilidad inicial aportan.
Ventajas.
La principal ventaja del fondo de inversión es su elevada liquidez, ya que el cliente puede hacer suscripciones y reembolsos en todo momento. En el plazo de tres días hábiles, el titular tendrá su dinero.
Además, la diversificación de las inversiones hace que el riesgo sea menor que si todo el dinero se pone en el mismo producto. Cabe destacar que cualquier persona puede participar en estos fondos a partir de cantidades no demasiado elevadas, como 300 euros.
Otro punto relevante es que es posible hacer traspasos de un fondo a otro sin que el titular tenga que tributar hasta que reembolse sus participaciones. Permite, por tanto, diferir la carga fiscal que pesa sobre las ganancias hasta el momento que decida el suscriptor. Solo tributan cuando se venden las participaciones. Se integran en la base imponible del ahorro y la retención, igual que en las cuentas corrientes o los depósitos, es del 19% en plusvalías de hasta 6.000 euros y del 21% a partir de esta cuantía.
Inconvenientes.
Entre los inconvenientes cabe señalar los gastos que genera. A pesar de que el usuario puede contar con el dinero en cualquier momento, en fondos garantizados esta liquidez está penalizada con una elevada comisión de reembolso durante el periodo que dura la garantía.
Además de los gastos de suscripción que debe pagar el partícipe cuando contrata el producto, también hay que abonar comisiones por la gestión y administración del fondo, por el depósito y la custodia de los títulos.
3. Planes de Previsión Asegurados
Son productos similares a los planes de pensiones pero, a diferencia de estos, brindan una rentabilidad mínima en la inversión que realiza el titular, además de garantizar el capital invertido.
Las aportaciones tienen una desgravación fiscal como la de los planes de pensiones: hasta 10.000 euros anuales para menores de 50 años o el 30% de sus ingresos, y 12.500 euros o el 50% de las rentas obtenidas si es mayor de esta edad -siempre según la menor de estas cantidades-. Pero esta es la cuantía tope que podrá obtener cada contribuyente.
Si ha contratado un plan de pensiones y un plan de previsión asegurado, no se podrá deducir 10.000 o 12.500 euros por cada uno, sino en total. Al igual que sucede con los planes de pensiones, si un titular decide traspasar el dinero de un producto a otro, esta operación también está exenta de tributar.
La ventaja de los PPA radica en que ofrecen una rentabilidad que puede oscilar entre el 2,5% y el 4%. El inconveniente es la falta de liquidez, similar a la de los planes de pensiones.
4. Planes Individuales de Ahorro Sistemático
Para complementar la pensión de jubilación, también se puede utilizar un plan individual de ahorro sistemático. Es un seguro de vida cuyo titular acumula su capital para después recuperarlo en forma de renta vitalicia. Estas mensualidades pueden empezar a cobrarse cuando transcurran 10 años desde que se abonó la prima inicial.
El titular hace aportaciones únicas o periódicas -cada mes, cada año, según lo acordado- a lo largo del tiempo en que está vigente el plan y recibe por ello unos intereses determinados. La aportación máxima anual a un plan individual de ahorro sistemático es de 8.000 euros y la cuantía acumulada no puede superar los 240.000 euros.
Pasados 10 años desde la apertura de un PIAS, el beneficiario está exento de tributar por las ganancias
Cuando transcurra el tiempo y el cliente quiera recibir el dinero, obtiene el capital inicial más los intereses acumulados y puede cobrarlo en forma de renta vitalicia. La principal ventaja de este producto es que, pasados 10 años desde su apertura, el beneficiario está exento de tributar por las ganancias obtenidas. Después, al cobrar la renta mensual como una pensión vitalicia, disfruta de reducciones fiscales -que aumentan con la edad- al hacer la Declaración del IRPF.
Frente a los planes de pensiones, los PIAS son productos de gran liquidez. Quien los suscribe puede sacar el dinero cuando lo desee, aunque si lo hace antes del plazo fijado perdería las ventajas fiscales.
Si bien cada titular solo puede contratar un plan individual de ahorro sistemático, puede hacerlo compatible con otros productos como planes de pensiones, fondos de inversión u otro tipo de seguros.
5. Depósitos a plazo fijo
Otro producto que se debe tener en cuenta, más allá de los específicos para la jubilación, es el depósito a plazo fijo. Garantiza el capital y un interés normalmente prefijado. Cuenta con gran liquidez, aunque con penalización en muchos casos si se saca el dinero antes de lo acordado.
Hay gran variedad de productos en función del tiempo que se quiera tener guardado el dinero y, en general, los réditos son mayores si se mantiene a largo plazo. El problema es que cuando el periodo finaliza, la rentabilidad del depósito baja mucho.
No obstante, cabe una solución: cambiar a otra entidad que premie el dinero nuevo. De esta manera, el cliente, con unos trámites que no llevan demasiado tiempo, puede beneficiarse de intereses que llegan al 4% -y lo superan en determinados casos-. Puesto que el capital está asegurado, nunca se pierde, como sí sucede con otros productos de ahorro específicos para la jubilación.