Pocas lluvias y temperaturas más altas de lo normal en los últimos meses. ¿Está la Península Ibérica al borde de una nueva sequía? Aunque todo parece apuntar a ello, será necesario esperar hasta la próxima primavera para comprobarlo. Según los expertos, España está cada vez más preparada para enfrentarse a estos fenómenos naturales cíclicos propios del clima mediterráneo, pero hace falta mejorar más. Todavía hay tiempo para que instituciones y consumidores asuman medidas que ayuden a reducir sus consecuencias negativas para el medio ambiente y la economía.
¿Una nueva sequía en España?
En muchas regiones de España las lluvias escasean más de lo normal desde hace meses. Incluso en zonas consideradas húmedas, como las cuencas de Lugo, Asturias y Cantabria, activaron el mes pasado la fase de prealerta del Plan Especial de Sequía. Todo parece apuntar a que la Península Ibérica se encuentra a punto de una nueva sequía, aunque los expertos indican que todavía es pronto para saberlo con certeza. Jorge Olcina, climatólogo de la Universidad de Alicante (UA) y experto en riesgos naturales, explica que la dinámica de una sequía es lenta y habrá que esperar hasta la próxima primavera para comprobar si se manifiesta de manera plena o no.
Habrá que esperar hasta la próxima primavera para confirmar si España se enfrenta a una sequía
José Miguel Viñas, físico del aire y divulgador científico, señala que «por desgracia, no podemos predecir de manera fiable el comportamiento del tiempo a tan largo plazo». En cualquier caso, matiza este experto y autor de la web sobre meteorología Divulgameteo, «nada impide, a priori, que el próximo invierno sea muy seco o, por el contrario, muy lluvioso».
En cualquier caso, de confirmarse la sequía, no sería ni la primera ni la última. Este fenómeno natural es parte del clima mediterráneo en la Península Ibérica y se registra de forma cíclica. Las últimas sequías afectaron a gran parte del territorio durante los periodos 1992-1995 y 2004-2008, sin olvidar las más locales ocurridas en distintos momentos. «Las sequías son una de nuestras señas de identidad climática«, sentencia Viñas. Por ello, como sostiene Nuria Hernández-Mora, presidenta de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA), «sin duda, este período vendrá, pero no sabemos cuándo. El problema no es tanto que se produzcan, sino cómo las gestionamos».
¿Está España preparada frente a una nueva sequía?
España ha mejorado para hacer frente a una sequía, aunque todavía hay aspectos que debería mejorar. Olcina asegura que las áreas urbanas están preparadas, incluso las localidades del litoral mediterráneo y Andalucía (las zonas más expuestas), gracias a la puesta en marcha de desaladoras. Sin embargo, el científico de la UA no opina lo mismo de las zonas de campo: los cultivos de secano serían los primeros en sufrir sus efectos y los de regadío también se verían afectados. De hecho, recuerda, la primavera y el verano de algunas regiones del norte y la Cuenca del Ebro han sido muy secos y sus producciones agrarias lo han notado.
Viñas cree que todo depende de su severidad. Según este experto, una sequía como la de principios de los años noventa se cebaría en especial en el turismo, del cual la dependencia es grande. En el actual contexto de crisis, las consecuencias para la economía serían «muy negativas».
Hernández-Mora afirma que España está «mucho mejor preparada que hace una década». La presidenta de la FNCA explica que a partir de la sequía de los noventa se aprendió que las presas (España es el país del mundo con mayor número de grandes presas por habitante) no eran la solución, sino adecuar la demanda a los recursos disponibles y la prevención. Ahora bien, los Planes Especiales de Sequía, aprobados en 2007 en todas las cuencas, son «manifiestamente mejorables».
Cómo se debería combatir una nueva sequía
Aunque España pueda estar al borde de una nueva sequía, hay tiempo para prepararse. Los expertos señalan diversas medidas que instituciones y consumidores deberían asumir:
- Crear un nuevo esquema nacional de distribución de aguas: según Olcina, el Gobierno debería definir, con una validez mínima de 30 años, varias actuaciones estratégicas (pequeños trasvases, nuevas desaladoras, reutilización de agua residual de forma obligatoria, mejora de las redes de distribución para reducir las pérdidas, etc.). En opinión de Viñas, es necesaria una política común con independencia del gobierno de turno y sin disputas entre comunidades.
- Evitar la sobreexplotación de los sistemas agrícolas: Hernández-Mora recuerda que el campo es el principal consumidor de agua en España (el regadío se lleva hasta el 75% del total). Por ello, habría que reducir los consumos globales y utilizar los programas de modernización de regadíos para aumentar la disponibilidad o los caudales, no para asignar los recursos ahorrados a nuevos usos.
- Aumentar la concienciación por el ahorro del agua: los consumidores han asumido en los últimos años que es un recurso escaso, en especial en las zonas más afectadas por la sequía, pero según Viñas, todavía «derrochamos más de la cuenta».
- Afrontar la cuestión del precio del agua: la presidenta de la FNCA sostiene que el agua en España es muy barata y no refleja la escasez real del recurso ni el coste real de proporcionarla en calidad y cantidad suficientes.