Cada discapacidad es un mundo. No es lo mismo adoptar a un perro ciego que ayudar a otro que no oye. Mientras, los perros con movilidad reducida precisan en ocasiones sillas de ruedas que les ayuden a caminar. Que cada perro discapacitado es especial lo saben bien en los centros de acogida de animales, que cuentan con profesionales para orientar al adoptante. Con información, adoptar a un perro con discapacidad ya no es una odisea.
Liliput, una perra mestiza que debe su nombre a su reducido tamaño, tardó poco en mostrar que era diferente a sus hermanos. Le bastaron diez minutos desde su nacimiento. Mientras que el resto de los cachorros de la camada recién nacida se arrastraban en busca de los pezones de su madre, ella se quedó «quietecita, quietecita».
Lo explica Raquel de la Fuente, de 45 años, que adoptó a Liliput hace cuatro años y medio. ?Un veterinario la cuidó y la puso en tratamiento. Cuando me la mostró, Liliput no podía andar. Pero por la forma en que me miró, por el amor que desprendía, no pude evitar quedarme con ella?, explica Raquel.
La columna vertebral de la perrita está descolocada, roza su médula e impide el movimiento normal de sus patas. Con el tiempo, y buenas dosis de cuidados y cariño, Liliput ha recuperado en parte la posibilidad de caminar. Pero sus patas aún se mueven de forma descoordinada. «La perra anda de forma especial?», zanja Raquel. «Camina con una especie de paso español, levantando mucho las piernas, estiradas hacia delante», explica con cariño la mujer mientras reproduce el movimiento de las patas de su perra con los brazos.
Causas de una discapacidad
Cada discapacidad es un mundo. Las circunstancias que pueden provocar problemas de visión, cognitivos, deficiencias en la percepción o movilidad restringida en un perro, al igual que ocurre en los humanos, son muy diversas.
No es lo mismo optar por un animal con sordera que elegir un animal ciego, u otro con problemas para caminarEn ocasiones, como es el caso de la pequeña Liliput, la anomalía se produce antes incluso de nacer. Una enfermedad prolongada también puede generar un impedimento físico o sensorial permanente en el animal, como una reducción importante de la visión o una sordera.
Cuando un perro envejece pierde asimismo facultades físicas o sensoriales que pueden considerarse una merma o discapacidad (oído, vista). Y otras veces es un inesperado accidente el que deja marcada a la mascota. Le ocurrió a Peggy, una perra mestiza de color canela, a la que le falta una pata delantera. Peggy llegó a la asociación protectora donde se encuentra en 2007 después de haber sido arrollada por un camión cuando apenas tenía 10 meses de edad.
Conocer la discapacidad
Antes de adoptar un perro, con impedimento o sin él, hay ciertas preguntas que debe plantearse. ¿Por qué quiere tener un perro? ¿Tiene tiempo para compartir con un animal? ¿Cuenta con dinero para cubrir sus necesidades? Éstas son solo algunas de las cuestiones que debe plantearse antes de recoger un animal.
Para adoptar a un perro con discapacidad (también conocida como adopción especial), además de las preguntas habituales, conviene asesorarse con detalle sobre del impedimento que tiene el animal. No es lo mismo optar por un animal con sordera (que precisará un adiestramiento especial para entenderse con usted sin usar los sonidos) que elegir un animal ciego.
En el caso de animales que presentan impedimentos físicos para moverse, como anomalías en la cadera o amputaciones de alguna o varias patas, conviene saber que hoy en día existen sofisticadas sillas de ruedas y otros aparatos indicados para perros con movilidad reducida. La empresa Ortocanis o la marca Canotti son algunos ejemplos de fabricantes que trabajan en España las sillas de ruedas para nuestras mascotas.
Los centros de acogida de animales en adopción suelen contar con excelentes profesionales que deben asesorarle con todo detalle acerca de la discapacidad de su perro: de cómo actuar y cómo tratarla.
El adoptante debe preguntarse si está dispuesto a adecuar su casa, y sus hábitos, a las necesidades del perro discapacitadoLos adiestradores y veterinarios de estos centros no suelen acabar aquí su trabajo, sino que los adoptantes pueden contar con ellos para consultas posteriores.
La casa adaptada al nuevo miembro
Traer un perro discapacitado a casa, es, en cierto modo, como tener un nuevo bebé humano: el hogar debe adaptarse a la peculiaridad del perro. Un animal ciego tropezará repetidas veces con los objetos que encuentre por el suelo, en caso de hogares en los que reine el desorden.
Por otro lado, un perro que precise una silla de ruedas canina requiere espacios anchos por donde moverse. Esto explica que el adoptante deba ajustar su hogar a las necesidades del perro. O al menos, preguntarse si está dispuesto a adecuar su casa, y sus hábitos, a las necesidades de su nuevo amigo discapacitado.
Otras veces basta con tratar al perro discapacitado como a los demás. Así lo hizo Raquel de la Fuente, que ya tenía otros dos canes cuando Liliput llegó su casa. Todos adoptados. ?Con Liliput tuve que plantearme si tratarla como al resto de mis perros o de forma especial. Decidí tratarla de un modo normal?, señala la mujer. «La discapacidad es algo que solo valoramos los seres humanos. Liliput no es consciente de su problema. Y es feliz», zanja Raquel con una gran sonrisa en la cara.
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Conozca en detalle la discapacidad de su animal y los cuidados que necesita. Los profesionales del centro de adopción deben orientarle.
La falta de movilidad de un perro no debe ser motivo de desesperanza, ya que existen modernas sillas de ruedas caninas en el mercado para su animal.
Pregúntese si está preparado para tener un perro con discapacidad.
Asegúrese de que dispone del tiempo y dinero que precisa su nuevo amigo.
Adapte su casa a las necesidades especiales de cada perro discapacitado (si es ciego, camina en silla de ruedas, etc.)