La obesidad ya no es exclusiva de las personas. Hay perros en España que también están gordos. Entre un 20 y un 40 % de los canes supera su talla apropiada, con los problemas cardiovasculares y de movilidad que ello supone. Sin embargo, solo uno de cada tres dueños pone remedio a la gordura de su mascota, según un estudio. Conocer qué es la obesidad y aprender a reconocerla es determinante para cuidar de la salud de su apreciado amigo.
Estar gordo ha dejado de ser una enfermedad exclusiva de las personas. Entre el 20% y el 40% de los perros padece una gordura excesiva que compromete su salud, según datos de la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA, por sus siglas en inglés). La obesidad canina es una enfermedad crónica que favorece la aparición de dolencias en el perro y que puede acortar su esperanza de vida.
La obesidad del perro es el resultado de un desequilibrio entre la cantidad de calorías que ingiere el animal y la energía que gasta en sus actividades diarias, prolongada en el tiempo. Un perro obeso consume más energía de la que gasta, y este exceso se acumula en sus tejidos (tejidos adiposos) en forma de grasa.
Un perro con sobrepeso sufre dolencias de salud similares a las de una persona con el mismo problema: enfermedades cardiovasculares, diabetes y artritis son solo el principio de una larga lista de consecuencias negativas relacionadas con la obesidad del perro.
La obesidad canina es una enfermedad crónicaLa gordura dificulta la capacidad de movimiento de la mascota.
También reduce la tolerancia del perro al calor y merma su capacidad de realizar actividad física. Es la pescadilla que se muerde la cola: un perro obeso reduce su movimiento, por lo que gasta menos energía, y le cuesta más librarse de los kilos que necesita. La falta de tiempo del dueño acentúa el problema, ya los necesarios paseos pueden verse reducidos.
Un perro obeso además respira peor. La grasa que acumula en el abdomen ejerce una presión anormal sobre el diafragma de nuestra mascota, que puede reducir su capacidad pulmonar. A pesar del riesgo para la salud del can, solo uno de casa tres canes con sobrepeso sigue algún tratamiento para controlar el problema, según un estudio del laboratorio veterinario Esteve. Una dieta adecuada y el ejercicio físico son fundamentales en estos casos.
Diferencia entre sobrepeso y obesidad en el perro
Existe una diferencia entre que el can adolezca o bien de sobrepeso o bien de obesidad que conviene conocer. El sobrepeso se produce cuando el animal supera los kilos adecuados para su raza, sexo y edad. Su veterinario puede ayudarle a determinar cuál es la talla apropiada de su animal. Cuando la gordura no supera el 15 o el 20% de la envergadura propia del perro se considera un sobrepeso ligero que, aunque conviene corregir, no compromete la salud de nuestro perro, ya que no tiene por qué derivar en problemas de salud.
Si hay dudas sobre cuál es el peso adecuado del perro, se puede solicitar una consulta con el veterinario que, sin duda, le ayudará a hacer un diagnóstico adecuado para casa caso. Con él se descartan factores que hacen ganar peso al perro pero no tienen que ver con la grasa corporal, como la acumulación de líquido en el abdomen, una actividad insuficiente de la tiroides (hipotiroidismo) o algún tipo de diabetes.
La gordura excesiva del perro puede medirse de forma matemática: se habla de obesidad cuando el peso corporal del animal es al menos un 20% superior a su peso adecuado. La obesidad, a diferencia del ligero sobrepeso, sí compromete la vitalidad del perro.
La gordura suele estar causada por una ingesta excesiva de alimentos o por una vida demasiado sedentariaIncluso puede acortar la longevidad de nuestra mascota. «Un perro es obeso cuando la grasa que acumula en su cuerpo supone un riesgo para el animal, ya que impide su actividad normal», explica la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía.
Razas más propensas a ser obesas
La gordura suele estar causada por una ingesta excesiva de alimentos o por una vida demasiado sedentaria y poco saludable. Pero, como en las personas, no todos los problemas de exceso de peso se explican por la alimentación y la falta de actividad física. La obesidad puede responder a factores genéticos, ya que existen algunas razas de perros más predispuestas que otras a acumular grasa. El perro Labrador, el Cocker spaniel, el Golden Retriever, el Beagle, el Teckel o el Pastor de Shetland son algunas de ellas. El estrés también es responsable de determinados tipos de obesidad en el perro: un animal ansioso puede comer más de lo habitual.
El exceso de peso varía con el género del animal, ya que las hembras suelen tener más tendencia a acumular grasas en sus tejidos. Algunas intervenciones quirúrgicas, como es el caso de la esterilización, predisponen en ocasiones al animal a padecer un problema de obesidad.
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Recuerde que entre el 20 y el 40% de los perros en España padecen obesidad. Vigile el peso de su perro.
Considere que la obesidad canina es una enfermedad crónica que favorece la aparición de dolencias en el perro y que puede acortar su esperanza de vida. Es importante tratarla a tiempo.
El peso adecuado del perro depende de su raza, edad y sexo. Para conocerlo con detalle conviene consultar con el veterinario.
El estrés y la ansiedad suelen conllevar trastornos en la alimentación del can, y en ocasiones, una ingesta excesiva de alimento. Vigile a su mascota.
Los paseos largos cotidianos son la mejor forma de asegurar que su perro realiza la actividad física que necesita.
La ingesta de calorías de su mascota no debe superar la cantidad de energía que gasta.