Sin una buena higiene dental, aparecerá la placa bacteriana a medida que el perro envejece. La adecuada limpieza de dientes de su mascota es esencial para evitar problemas de mal aliento (halitosis), inflamación y dolor de encías o dificultades para comer. Un aseo bucal deficiente en el can puede degenerar incluso en enfermedades más graves que afecten a órganos como el riñón, el corazón o el hígado. La prevención es la mejor arma para que el animal llegue a la vejez con los dientes y las encías sanos.
Hace miles de años, los humanos comenzamos a cocinar nuestros alimentos. La cocción y el asado de los comestibles contribuyeron sobremanera a conservar más tiempo todos nuestros dientes, que ya no debían mascar alimentos crudos. Mantener la dentadura completa permitió al hombre aumentar su esperanza de vida. Pero para ello también hizo falta vigilar la higiene bucal.
Una limpieza de dientes para cada edad del perro
Como en el caso de las personas, la salud dental en los perros domésticos no ocurre de forma espontánea. Puesto que un can no es capaz de cepillarse por sí solo los dientes, la higiene bucal del animal pasa a ser una responsabilidad de su dueño.
Cada etapa de la vida del perro precisa ciertos cuidados específicos para su boca. Pero la salud dental debe comenzar desde que el animal es un cachorro. La cría de perro de entre dos y tres semanas de edad, ya tiene 28 dientes de leche. La dentadura definitiva no tarda en llegar. El perro con entre seis y ocho meses, tendrá los 42 dientes que le deben acompañar durante toda su vida.
El sarro: primer síntoma de la deficiente higiene bucal
Las consecuencias de una deficiente higiene bucal aparecen antes de lo que pudiera pensarse: un alto porcentaje de canes tiene problemas dentales a partir de los tres años de edad. El sarro es uno de los primeros síntomas que delatan que no estamos realizando de forma adecuada la higiene bucal de nuestra mascota.
El nada saludable sarro dental es una acumulación de sales (de calcio y fósforo) sobre la superficie de los dientes. La concentración de estas sustancias es aprovechada por las bacterias presentes en la boca, ya que en ese depósito cae la saliva y los restos de comida que no se retiran con el cepillo de dientes.
Lo mejor es educar al perro desde temprana edad, para que el cepillado de sus dientes forme parte de los juegos y cariños que el animal reciba
La comida que el animal ingiere se va acumulando entre los dientes y alrededor de las encías, se endurecerá y aparece el sarro. Este sarro es el hogar perfecto para las bacterias que irán poco a poco degradando las encías (gingivitis) y, como desagradable colofón, lograrán que el perro pierda el diente.
La eliminación de este sarro incrustado requiere la intervención del veterinario, incluso sería necesario anestesiar al animal. Una buena salud bucal en nuestra mascota evitaría tener que someter al perro a esta intervención. Así, es importante hacer una revisión semanal de la boca del animal por parte de los dueños y una cada seis meses en el veterinario.
La rutina del cepillado del can
Lo mejor es educar al perro desde temprana edad, para que el cepillado de sus dientes forme parte de los juegos y cariños que el animal reciba. Cuando el cachorro ya experimente el hábito de la limpieza bucal como algo normal, se debe realizar una vez por semana. Una vez conseguido esto, hay que ser constantes y mantener la costumbre del cepillado. En un primer momento, puede usarse un cepillo sin pasta, o incluso comenzar frotando los dientes solo con el dedo, hasta que el perro lo acepte.
«Las cerdas del cepillo del perro deben ser suaves, con extremos redondeados, rectas y dispuestas en múltiples grupos», apunta José Enrique Zaldívar, veterinario y autor de blogveterinario.com. «El tamaño de la cabeza del cepillo estará acorde el tamaño del perro. No se deben usar pastas dentales humanas que provocaran problemas digestivos, por el exceso de flúor, ni sal, ni bicarbonato», aconseja Zaldívar. El alto contenido en flúor del dentífrico para personas puede resultar tóxico al can, ya que puede provocarle una salivación anormalmente abundante, dolores abdominales, vómitos y diarreas.
Esto explica que sea muy importante que los productos que usemos para la higiene bucal y dental de nuestra mascota sean específicos para perros. Existe una enorme cantidad de artículos de higiene dental canina: desde cepillos especiales para masajear sus encías hasta pasta de dientes con sabor a pollo.
Limpieza dental a través del alimento
Optar por la dieta seca (croquetas de pienso), en lugar de alimentar a nuestro perro con comida enlatada, es otro favor que podemos hacer a la dentadura de nuestro perro. El frotamiento que producen las bolas de pienso contra los dientes ayuda a prevenir la formación de sarro y placa bacteriana. Pero ese gesto no es, por supuesto, ningún sustitutivo de una buena higiene bucal.
El dueño puede, asimismo, ofrecer al perro otros productos específicos para una buena higiene bucal. Es el caso de algunos aperitivos caninos con forma de hueso, o juguetes fabricados con caucho natural o nailon, perfectos para limpiar los dientes del perro y que, a la vez, masajean las encías del animal mientras que desprenden algún sabor agradable. Estos pequeños comestibles y objetos de juego se pueden usar también como premios, con lo que suprimiríamos otras golosinas que contribuyen a crear sarro en los dientes de nuestra mascota.
Revise la dentadura de su perro una vez a la semana y, cada seis meses, haga una visita al veterinario para una exploración más exhaustiva.
Cepille los dientes del animal con un cepillo específico de cerdas blandas; no use nunca dentífrico de personas, puede resultar tóxico para el perro.
Las razas pequeñas son más propensas a desarrollar sarro y placa bacteriana, así como la Boxer, el Chiuaua o el Maltés.
Elija dieta seca, contribuye al buen mantenimiento de la salud dental del perro.
Hay productos específicos para combatir el sarro, como snacks o juguetes de caucho o nylon.
Comience desde que son cachorros. Eso facilitará que el can se habitúe al cuidado de los dientes.