Los créditos dudosos de las entidades financieras españolas alcanzaron los 134.143 millones de euros en noviembre de 2011, según el Banco de España. Por su parte, y ante las dificultades de la economía española, el Banco de Santander vaticina una subida de la tasa de mora de su negocio doméstico hasta el 5,8% a finales de este año. En este sentido, se prevé que la economía se contraiga un 1,5% en 2012 y se estima que el paro ascenderá hasta el 23,4%. Y es que los españoles están cada día más endeudados. Por ello, y dado el número cada vez mayor de personas con más deudas que ingresos, se hace indispensable aportar una serie de consejos para intentar reducir gastos.
Deudas crecientes
El Servicio de Estudios del Banco de España pronostica un retroceso del 1,5% de PIB para 2012, mientras augura que el empleo no crecerá hasta dentro de dos años. En paralelo, el último informe de coyuntura económica que ha publicado el organismo supervisor atestigua que el volumen de créditos de dudoso cobro sumaba 134.143 millones de euros en noviembre de 2011, algo que representa un 28,1% más que en el mismo mes de 2010. Según el Banco de España estos créditos son los que presentan dudas sobre su reembolso total (principal e intereses) en los términos pactados por contrato. En los próximos meses, el aumento de la morosidad se reflejará en las cuentas de resultados de las entidades que, a su vez, concederán menos créditos.
Hay que dar prioridad a los gastos esenciales e identificar los gastos superfluos que se pueden eliminar, reducir o aplazar
Los salarios cada vez más bajos, la crisis económica y el aumento del desempleo han llevado a que un 6% de los españoles se retrase en los pagos de la hipoteca, del alquiler, de la letra del coche o de los suministros básicos y más de un tercio de las familias no puede afrontar un gasto inesperado, como una enfermedad.
Y, según los expertos, lo peor está por llegar ya que, la recesión va a tener un impacto devastador sobre el empleo, el principal indicador del deterioro de la economía española. Los pronósticos vaticinan que se va a destruir medio millón de puestos de trabajo este año, lo que elevará la tasa de paro por encima del 23%. La creación de empleo se retrasa hasta el segundo semestre de 2013 y la ruina económica que ya sufren muchas familias españolas contribuye a que los impagos aumenten sin cesar. No queda otra opción que tratar de incrementar los ingresos para salir airosos de esta situación de recesión. Por ello, es esencial conocer en qué conceptos se debe reducir gastos y poder llegar a fin de mes.
Nueve consejos para disminuir deudas y aumentar ingresos
En las situaciones de crisis, es importante ser sincero con uno mismo y conocer qué cantidad de dinero entra en el hogar y cuánto se gasta al mes. Hacer un seguimiento de los gastos y tener consciencia de ellos evita el derroche. Por ello, como primera medida, hay que identificar los gastos superfluos que se pueden eliminar, reducir o aplazar hasta un momento de mayor desahogo económico y dar prioridad a los gastos esenciales. También es conveniente reconocer si se puede gastar menos cambiando el modo de vida, ciertos hábitos, algunas aficiones costosas, los caprichos, etc.
Para conseguir el objetivo de reducción de los gastos y el aumento de los ingresos, toda la familia tiene que colaborar y estar concienciada de que hay que gastar menos. Por ello, conviene conocer con detalle los gastos que realiza cada uno de sus miembros para confeccionar un presupuesto útil.
A través de la elaboración de un presupuesto se obtiene información sobre lo que se ingresa cada mes en el hogar y lo que se gasta. Recortar al máximo los gastos discrecionales y reducir los gastos variables hasta que no superen el 90% de los ingresos es una norma de obligado cumplimiento para sanear la economía doméstica. Los tipos de gastos son:
- Gastos fijos: no pueden dejar de abonarse, aunque su importe no varía excesivamente de un mes a otro. Entre ellos figuran la hipoteca o el alquiler de la vivienda, los gastos de comunidad, la letra del coche o los préstamos bancarios. Si no se pagan en los plazos estipulados, se aplican intereses de demora y la deuda aumenta. Además, puede verse afectado el historial crediticio del deudor, con lo que se dificulta la obtención de crédito en el futuro. En el peor de los casos, si no se cumple con los pagos, se puede perder la vivienda, o afrontar juicios y demandas, con sus correspondientes costes.
- Gastos variables: se refieren a la alimentación, la ropa, el transporte y los suministros básicos (luz, agua, gas, teléfono, etc.). Son gastos necesarios en la vida cotidiana, que pueden reducirse haciendo un consumo más moderado, como emplear bombillas de bajo consumo, viajar en transporte público, bajar la temperatura de la calefacción, desenchufar los aparatos eléctricos que no se usan a menudo, utilizar la lavadora y el lavavajillas cuando están llenos, darse una ducha en lugar de bañarse, etc.
- Gastos discrecionales: son los demás gastos domésticos que, en caso de necesidad y cuando se tiene deudas, se pueden reducir o eliminar. Aquí se incluyen las actividades de ocio, las comidas fuera de casa, el tabaco, las bebidas alcohólicas, etc.
En los momentos de crisis se hace preciso conservar el puesto de trabajo y buscar una nueva fuente de ingresos extra. Empleos que en épocas de bonanza habrían sido desechados frente a otros mejor pagados, ahora constituyen una oportunidad para salir del aprieto. Son los trabajos a tiempo parcial, por horas o de media jornada (repartidor de publicidad y de comida rápida, camarero, comercial, profesor particular, cuidador de niños, ancianos y dependientes, colaborador en internet, etc.).
Hay que conservar y clasificar los documentos, facturas y escritos importantes que se reciben. Conviene anotar en un calendario las fechas de vencimiento de pagos (contribución, impuesto de circulación, pólizas de seguros, cuotas de préstamos, etc.) para evitar penalizaciones por demoras.
Asimismo, se debe comprobar de modo exhaustivo los extractos de cuentas, los recibos domiciliados y los resúmenes de tarjetas de crédito y, cuando no se entiende un apunte bancario o se cree que puede haber un error, hay que contactar enseguida con la entidad. Tener las cuentas bancarias ordenadas permite, en caso necesario, demostrar que se ha pagado una deuda o reclamar cualquier cobro indebido.
Se debe reducir o eliminar las deudas abonando primero las más acuciantes y las de menor cuantía. En este sentido, hay que extremar las precauciones al intentar obtener un préstamo personal ya que, los tipos de interés son muy altos.
Debido a la crisis financiera, en muchos hogares españoles se solicitan créditos rápidos para hacer frente a los pagos. La obtención de estos créditos no es una solución, ya que sus elevados tipos de interés provocan que las familias se vean envueltas en una espiral de deudas, por lo que no pueden devolver el préstamo.
Por ello, es importante no pagar un crédito con otro crédito, puesto que se acaba abonando intereses en lugar de capital, sin conseguir amortizar la deuda que se va acumulando. En este sentido, los expertos afirman que un crédito rápido puede constituir una medida de urgencia para un caso extremo. Aun así, en los últimos meses a muchas familias no les queda otra alternativa que recurrir a esta opción.
Por otra parte, el 30% de las ejecuciones hipotecarias que se han producido en estos meses se habrían evitado si hubiera mediado un proceso de refinanciación de deuda, con una ampliación del plazo de amortización de la hipoteca. Gracias a la refinanciación tanto el cliente, como la entidad bancaria obtienen un beneficio. Por un lado, el cliente puede seguir residiendo en la misma vivienda y, por otro lado, la entidad financiera, en estos momentos de dificultad económica y de imposibilidad para vender inmuebles, consigue seguir cobrando el dinero de la hipoteca o, al menos, una parte.
Con esta refinanciación se puede ampliar el plazo o reducir el diferencial aplicado sobre el Euribor, con lo que el tipo de interés mensual es menor aunque, a largo plazo, el volumen de intereses generado para la entidad financiera se ve incrementado de forma notable.
Para los gastos diarios conviene utilizar dinero en efectivo. Los pagos aplazados de las tarjetas de crédito o débito generan un interés alto. Las tarjetas llevan un recargo en forma de tipo de interés que debe de ser asumido a la hora de los pagos, con lo que todo lo que se compró con una tarjeta de crédito se encarece. Además, la utilización de tarjetas incita a un mayor consumo, puesto que no se tiene la percepción de que se ha gastado.
Se debe vivir conforme a las propias posibilidades, lo que permite hacer planes para afrontar el futuro de forma estable.
En la medida de lo posible, conviene apartar una cantidad de dinero todos los meses para ahorrar o para dedicarla a emergencias y gastos inesperados (una enfermedad, una avería del coche, la pérdida del empleo).
Sin embargo, hay que procurar recortar lo menos posible en los temas relacionados con la salud, la alimentación, la educación de los hijos y la formación académica y profesional.