Niños y perros forman un tándem perfecto para jugar y entretenerse juntos. Pero siempre es bueno experimentar con nuevas actividades para que niño y perro estrechen lazos de amistad. En muchas ocasiones, de las propias obligaciones del cuidado del perro, se pueden obtener momentos de entretenimiento y aprendizaje del niño con su animal.
El juego es importante para el desarrollo del niño y para el bienestar del perro. Por ello, hay que aprovechar la circunstancia para que ambos disfruten juntos del ocio y el entretenimiento.
El niño puede aprender a bañar al perro y pasar un rato divertido, bajo la supervisión de los adultosEl día a día ofrece muchas oportunidades, que no hay que dejar escapar, para convertir la obligación en un momento lúdico entre niño y perro. Es el caso de los paseos diarios, durante los cuales el niño puede llevar una pelota u otro juguete para jugar con el perro. El clásico juego de lanzar un juguete para que el animal lo recoja es una excusa perfecta para enseñar al perro normas de obediencia, mientras se divierte con su pequeño amigo.
Un amigo no es un juguete
El niño no puede confundir un perro con un juguete. Hay que explicarle que, además de ser un estupendo compañero de juegos, su tenencia implica muchas responsabilidades. Tiene que entender que es un ser vivo dependiente de su familia humana. Hay que explicarle las obligaciones diarias que llegarán junto con su nuevo amigo: pasearle, llevarle al veterinario, ocuparse de su comida, cepillarle. El niño debe participar en estas responsabilidades para que comprenda que un perro no es un capricho y que implica sacrificios, no solo momentos lúdicos. No importa la edad del niño, siempre es un buen momento para explicarles qué significa tener un perro en casa.
Jugar con la pelota
Jugar a la pelota con el perro debe conllevar unas normas básicas para aprovechar el momento, con el fin de que el perro aprenda unas normas básicas de obediencia. Es recomendable explicar al niño que no puede lanzar la pelota hasta que el perro obedezca la orden de sentarse a su lado. El animal debe correr tras la pelota, recogerla y dársela en la mano. Cuando lo haga de esta manera, el niño puede felicitar al perro. Además de la pelota, pueden usarse otros accesorios caninos, o juguetes, pero que no tengan filos con los que el niño o el perro se puedan hacer daño. Para estos casos, lo más adecuado son los objetos o accesorios específicos para perros, que además se adapten a la edad del can. Es decir, no es lo mismo un juguete para un cachorro que para un perro adulto.
Para garantizar que los accesorios o juguetes que se adquieren cumplen los requisitos de calidad necesarios, evitar riesgos y sorpresas y poder reclamar en caso de que fuera necesario, hay que adquirir los productos en establecimientos autorizados que supongan una garantía de calidad.
La hora del baño
Otro momento que puede ser propicio para el juego es la hora del baño. El niño puede aprender a bañar al perro y pasar un rato divertido, bajo la supervisión de los adultos. Mojar y enjabonar al perro, con productos específicos, puede dar lugar a más de una sonrisa. Si al perro le gusta el baño, disfrutará con que sea su pequeño amigo quien le limpie. Los adultos deben controlar que el agua esté a una temperatura adecuada. Lo idóneo son 39 grados porque los perros tienen una temperatura corporal más alta que la nuestra. Lo que a una persona le puede parecer que está caliente, para el perro puede resultar frío. Antes del baño, el niño puede cepillar bien el pelaje del animal para desenredar y eliminar pelo muerto.
El cepillado del perro es el primer paso obligado para la adecuada higiene de nuestra mascota. Sus paseos por el parque, sus juegos e, incluso, los restos de contaminantes presentes en el aire de la ciudad ensucian el pelaje (manto) de nuestra mascota. El cepillado del can debe ser un hábito diario: es el modo más sencillo de eliminar la suciedad de su cuerpo. Pero también de fortalecer su pelaje y mantener sana su piel y la base del pelo: las púas ejercen durante el cepillado un masaje beneficioso. A los niños les gusta cepillar a sus animales, así que es un momento perfecto para que el pequeño y el perro compartan un rato lúdico e importante para la salud del perro.
Cuanto antes comience a cepillar a su perro, antes aceptará el animal la higiene de su pelo como parte de sus hábitos cotidianos. El can es un animal de costumbres. La rutina habitual del peinado puede convertirse en una forma de estrechar la relación entre el niño y el perro. Es aconsejable explicar al niño cómo cepillar al perro de manera suave, en la dirección del pelaje (no a contrapelo).
Practicar deporte
Si al perro le sobra energía y se cuenta con un pequeño jardín, se puede practicar una modalidad deportiva canina denominada agility, que consiste en recorrer un circuito con obstáculos. Se puede ayudar al niño a construir obstáculos sencillos, para que el perro salte o pase por debajo. Seguro que toda la familia lo pasará bien.
El escondite: todo un clásico
Hay perros que también juegan al escondite. Tienen mucho más instinto para jugar con los niños de lo que pensamos y, si ven que el pequeño se ha escondido y les llama, acudirán a buscarlo.
Otro momento que puede ser propicio para el juego es la hora del bañoSeguro que ambos se divertirán y aprenderán a conocerse mejor. Con este clásico del juego, se puede aprovechar para premiar al perro cuando acuda a buscar al niño a su orden. De esta manera, también se practica la obediencia básica con el perro.
Es recomendable la supervisión de los adultos en los juegos y actividades que el niño lleve a cabo con el perro.
Aprovechar las obligaciones diarias derivadas del cuidado del perro para extraer momentos lúdicos y de juego (paseos, baño).
Adquirir accesorios y juguetes para animales que ofrezcan una garantía de calidad y seguridad.