¿Te acuerdas de la última vez que disfrutaste del agradable piar de un ave, del murmullo del viento o del fluir del agua en un río? El ruido inunda ciudades y espacios naturales, nos estresa, reduce nuestra calidad de vida y nos priva de saborear los sonidos naturales. Diversos proyectos, como el iniciado por el centro tecnológico vasco Tecnalia, combaten la contaminación acústica con la conservación de los sonidos naturales y la creación de paisajes sonoros agradables y Zonas Tranquilas urbanas. Las investigaciones en espacios como el Parque Natural de Urkiola o los Parques Naturales de Estados Unidos o ciudades como Bilbao, Rotterdam, Florencia y París servirán para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Conservar los sonidos naturales para disfrutarlos
Si otros científicos trabajan para conservar y recuperar especies en peligro, la Unidad de Medio Ambiente del centro tecnológico vasco Tecnalia hace lo propio con los sonidos naturales. Según sus responsables, «no es fácil hallar espacios de silencio o de sonidos agradables en el mundo que nos rodea. Un gran número de paisajes sonoros ha desaparecido o están inmersos en una nube de homogeneización».
Un gran número de paisajes sonoros ha desaparecidoEste equipo de expertos participa en el proyecto europeo QuADMAP con el objetivo de preservar los sonidos y extraer sensaciones para disfrutar de ellos. Otro de los proyectos relacionados con esta temática es el liderado por el Departamento de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Bizkaia y desarrollado en el Parque Natural de Urkiola, ubicado entre Bizkaia y Álava. Los investigadores quieren incrementar la experiencia acústica de sus visitantes al proteger los sonidos de origen natural (fauna, flora y sus interacciones entre ellas y con los fenómenos naturales).
Este tipo de iniciativas son «numerosas y con enfoques muy diversos en todo el mundo», según Igone García. Esta investigadora del proyecto QuADMAP en Tecnalia señala proyectos para preservar sonidos con interés cultural o natural, para recrear espacios sonoros de otras épocas o para integrar la dimensión sonora en el diseño de nuevos espacios. El objetivo de estos trabajos, explica esta experta, «va mucho más allá de reducir el ruido o la contaminación acústica y se relaciona con el concepto de paisaje sonoro. No se trata de buscar el silencio, sino sonidos congruentes con el espacio en el que se perciben para que la ciudadanía disfrute de dichos espacios con una experiencia ambiental sonora agradable».
Como ejemplos destacables, García indica el trabajo del Sistema de Parque Naturales de EE.UU. o el proyecto «Los 100 paisajes sonoros de Japón», que identifica sonidos con valor cultural o natural para preservar como patrimonio intangible.
Zonas Tranquilas urbanas
El proyecto también pretende animar la creación de Zonas Tranquilas o espacios sin contaminación acústica en las ciudades. Bilbao, con el apoyo de su Ayuntamiento, es la elegida para trasladar la idea del paisaje sonoro agradable. De forma paralela, se intercambiarán experiencias de trabajo en este campo con otros centros de investigación de los entornos de Rotterdam, Florencia y París.
Los investigadores de Tecnalia han estudiado el entorno de la plaza bilbaína de Arrikibar. En colaboración con la Unidad de Investigación en Psicología Clínica y de la Salud (Deusto Salud), han identificado evidencias «biológicamente relevantes» que indican que disponer de un paisaje sonoro agradable en las zonas urbanas de esparcimiento contribuye a «una restauración frente al estrés diario más intensa y más rápida que en zonas acústicamente contaminadas».
Para llegar a esta conclusión, los científicos realizaron varias pruebas. Por un lado, identificaron la presencia de sonidos agradables y midieron los niveles de contaminación acústica. Por otro lado, estudiaron la presión arterial y la frecuencia cardiaca de varios voluntarios para analizar su comportamiento frente a sonidos agradables y ruidos estresantes, como los del tráfico urbano.
Los investigadores del proyecto extenderán la investigación a otras plazas y parques de la ciudad durante los próximos tres años y esperan contar de nuevo con la colaboración ciudadana.
Bilbao podría crear «islas sonoras»
Desde el Área de Obras y Servicios del consistorio bilbaíno aseguran que el proyecto podría servir para crear «islas sonoras» en diversas zonas de la ciudad, «espacios públicos de calidad que tendrán especial mimo en generar salones públicos donde las afecciones sonoras y medioambientales sean neutralizadas».
Para ello, en el Ayuntamiento reconocen la necesidad de integrar las experiencias sensoriales en los criterios de diseño de los espacios públicos urbanos. Gracias a esta iniciativa, según sus responsables, además de incrementar la calidad de vida en Bilbao, «los ciudadanos desarrollarán un sentimiento de orgullo y pertenencia a un lugar a través de los sonidos, y se constituirán polos de atracción por el tipo de sonidos que en ellos se escuchan».
Según Igone García, las iniciativas se enmarcan dentro de las exigencias de la legislación europea sobre evaluación y gestión del ruido ambiental. En este contexto, añade la investigadora, «son numerosas las ciudades que trabajan con diferentes planteamientos y objetivos, como Oslo, Ámsterdam, etc.».