A mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2), mayor impacto en el cambio climático. La huella de carbono nos alerta de este problema medioambiental y sirve para concienciarnos en la toma de medidas para reducirla. Ahorrar energía, asumir una dieta baja en carbono, calcular nuestra huella de carbono, compensar emisiones de CO2, consumir productos con etiquetas de huella de carbono y reducir, reutilizar y reciclar son consejos que nos ayudan a luchar contra el cambio climático, a ser más ecológicos y a ahorrar dinero.
1. Ahorrar energía
La energía es uno de los bienes que más huella de carbono genera: su producción, en buena parte con carbón y petróleo, emite CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero (GEI) involucrado en el cambio climático. Consumir menos energía sin mermar la calidad de vida, y de paso ahorrar dinero, es posible con medidas como combatir el frío o el calor de forma ecológica, tener electrodomésticos de alta eficiencia energética, a poder ser de la clase A+++, desactivar el «stand by» de los aparatos electrónicos, sustituir las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo, instalar un buen aislante térmico en la vivienda, hacer la colada de forma ecológica, etc.
2. Asumir una dieta baja en carbono
Consumir menos energía sin mermar la calidad de vida y de paso ahorrar dinero es posibleLa producción de algunos alimentos genera más emisiones de GEI que otros. Seguir una dieta baja en carbono puede ser saludable y contribuir de manera importante a reducir las emisiones. Los más aconsejables son los alimentos locales, que evitan el transporte desde puntos lejanos, el uso de energía y la liberación de GEI. Se deben primar los productos frescos, de temporada, no envasados ni procesados, y reducir en lo posible el consumo de carne. El agua mineral embotellada es una de las peores compras por la gran cantidad de recursos utilizados.
3. Calcular nuestra huella de carbono
En Internet hay diversas calculadoras para conocer nuestras emisiones concretas de CO2. Estas páginas web realizan varias preguntas relacionadas con el consumo de energía o el transporte y, según los datos aportados por el usuario, determinan las emisiones producidas. Las primeras calculadoras de huella de carbono se crearon en los países anglosajones, pero en la actualidad se pueden encontrar varias españolas, como CeroCO2, de la ONG Ecología y Desarrollo; Ekopass, promovida por la empresa Naider, especializada en desarrollo sostenible; Twenergy, de la compañía eléctrica Endesa; o la calculadora de la Fundación Reduce Tu Huella.
4. Compensar emisiones de CO2
Emitir CO2 en las diversas actividades cotidianas es hasta cierto punto inevitable. El Protocolo de Kyoto estableció los «Mecanismos de Desarrollo Limpio» (MDL), un sistema para invertir en proyectos de tecnología limpia en países en desarrollo. Puesto que el cambio climático es un problema global, las emisiones en un lugar se pueden compensar si se reducen en otro. Desde su implantación, diversas iniciativas ayudan a empresas, instituciones y particulares a compensar sus emisiones. Es común que las citadas páginas webs que calculan la huella de carbono propongan proyectos para compensar las emisiones.
5. Consumir productos con etiquetas de huella de carbono
Un producto con etiqueta de huella de carbono (o etiqueta de carbono a secas) indica las emisiones de CO2 generadas en su fabricación, transporte y eliminación. Este sistema puede ayudar a los consumidores a elegir los productos con menos emisiones y a las empresas que lo incorporan, a vender más (la demanda de productos respetuosos con el medio ambiente es cada vez mayor) y gastar menos dinero (para reducir huella, ahorrar energía es una de las acciones principales). En países como Estados Unidos, Reino Unido o Suiza, ya se pueden comprar este tipo de productos. En España, EROSKI ha puesto en marcha la campaña «Reduce tu huella de CO2«. La actitud de los consumidores es esencial para reclamar el uso de estas etiquetas.
6. Reducir, reutilizar y reciclar
El consumidor que asume las tres erres básicas de ecologismo (reducir, reutilizar y reciclar) genera menos emisiones de CO2: utilizar bienes básicos como el agua, la energía o la comida de forma responsable y eficiente, evitar productos con un empaquetado excesivo y de usar y tirar, prolongar la vida útil de los bienes con más de un uso, intercambiar productos o buscarlos de segunda mano y separar los residuos de manera adecuada para su posterior reciclaje. El consumidor concienciado y activo puede seguir incluso cuatro erres más: reflexionar y ser crítico, rechazar productos tóxicos, no biodegradables o no reciclables, redistribuir el consumo para disminuir las diferencias entre países ricos y pobres, y reclamar a instituciones y empresas un mayor apoyo al consumo ecológico.
7. Viajar de manera sostenible
El transporte es otro de los grandes emisores de GEI. Lo idóneo sería reemplazar el automóvil privado por la bicicleta, ir a pie o utilizar el transporte público. Si no queda más remedio que usar el vehículo privado, compartirlo con otros usuarios, incluido el garaje, y conducir de forma eficiente reduce también las emisiones.