Los animales pueden deprimirse, sufrir ansiedad, padecer fobias o tener problemas de conducta, que les impiden convivir con normalidad en su entorno. Cada perro es un ser único e irrepetible. Su personalidad depende de su carga genética, de las peculiaridades de su raza y del trato y educación que recibe. Ellos también tienen un mundo emocional. Se estresan o entristecen, por lo que, además de velar por su salud física, hay que hacerlo también por su estado anímico.
El perro es un animal muy social, que necesita convivir con sus dueños y otros congéneres para ser feliz y estar equilibrado. Para el perro, su familia humana equivale a la jauría que funciona con una determinada jerarquía.
El comportamiento de los dueños es fundamental para evitar problemas de conducta en el animal
Si el can no puede interactuar con su grupo humano y sentirse integrado, lo más probable es que surjan problemas de conducta, como los comportamientos destructivos o compulsivos, entre otros. Helena Bat, etóloga (experta en comportamiento canino), recomienda mantener una comunicación adecuada con el perro como forma de prevenir problemas de conducta y de preservar el bienestar psicológico del animal.
El comportamiento de los dueños es fundamental para evitar problemas de conducta en el animal, es decir, de ellos depende que el animal esté bien socializado y educado. El período de socialización del cachorro (entre las 3 y las 12 semanas de vida) es fundamental para que un perro sea equilibrado. Según Manuel Lázaro, veterinario, «es el momento en que el cachorro tiene que aprender más cosas y acostumbrarse a nuevas situaciones, como controlar la agresividad cuando muerde, convivir con otros animales o no tener miedo a los ruidos». Una vez que se detectan trastornos de conducta en el perro, en el 80% de los casos se resuelven a través de cuatro terapias básicas:
- Instaurar una jerarquía correcta en el entorno familiar del perro. El animal debe ocupar el último escalafón de la jerarquía.
- Ayudarle a desarrollar su capacidad de autocontrol. Hay que poner límites al perro, como enseñarle a no morder cuando es un cachorro.
- Orientar al animal hacia la tendencia de sentir apego por todo el grupo familiar y no solo por una persona.
- Cuando el perro atraviesa una depresión por un hecho puntual, como un abandono, ayudarle a explorar y descubrir otras facetas en su vida diaria que le aporten una visión positiva.
En cuanto a las patologías del comportamiento, las más habituales son:
- Las fobias o miedos a situaciones concretas, como el ruido de los petardos.
- La ansiedad, provocada por una fobia no superada, un trastorno relacionado con la capacidad de comunicación o por incapacidad a adaptarse a situaciones nuevas.
- La depresión, que tiene su origen en traumas, como la muerte de un ser querido, un abandono o el estrés.
Salud psicológica del perro y tratamiento
Un correcto planteamiento de la educación y la jerarquía en casa y, sobre todo, mucho cariño, amor y paciencia, son ingredientes fundamentales para que el perro sea feliz y tenga un carácter equilibrado. Pero para conseguirlo, hay que saber cómo es un perro: cuáles son sus necesidades, cómo se siente feliz y cómo conseguir su bienestar y salud. Una vez que surge el problema y se necesita ayuda profesional, «en muchos casos, con una sesión y con implicación de los dueños puede solventarse el problema», explica Helena Bat. «El problema es la falta de compromiso de algunos dueños para trabajar y realizar las tareas que se le asignan en la terapia con el perro», añade.
Puede darse el caso de que el perro esté bien educado, pero que ante determinadas circunstancias reaccione de manera inadecuada e inusual y los dueños no sepan cómo abordar el problema. Entonces es recomendable solicitar ayuda profesional.
Para que el perro tenga un carácter equilibrado, hay que conocer sus necesidades, cómo se siente feliz y cómo conseguir su bienestar y salud
Se puede comenzar por la consulta del veterinario para que nos aconseje, porque no hay que dejar de dar importancia a un cambio que afecta de manera negativa a la convivencia de la familia con el perro. Cuando el animal tiene problemas psicológicos, sufre cambios notables en su comportamiento como: inapetencia, conductas destructivas o hacer movimientos repetitivos. Frente a estos síntomas hay que acudir cuanto antes al veterinario.
Salud psicológica del perro y conductas compulsivas
Las conductas compulsivas en el perro suelen ser fruto de traumas vividos y, en ocasiones, necesitan tratamiento farmacológico. Hay varios tipos de conductas compulsivas: las que afectan a la movilidad, como dar vueltas sobre sí mismo, perseguirse la cola, movimientos repetitivos de un lado a otro, perseguir reflejos de luz, quedarse inmóvil, alejarse de manera repentina o temblores de piel.
Otro tipo de conductas compulsivas son las relacionadas con la boca, es decir, morderse las patas, lamerse o rascarse de manera compulsiva, masticar ropa o comer sustancias inapropiadas e inusuales, como el yeso de las paredes. Hay casos en que el perro muestra sus problemas de conducta con autoagresiones: puede atacar objetos, personas o mutilarse la cola.
Otras conductas compulsivas pueden expresarse a través de ladridos o aullidos continuos. Las conductas compulsivas se consideran una consecuencia del estrés o la frustración. Se han detectado más casos de conductas compulsivas en determinadas razas, entre ellas las de gran tamaño, como el Pastor Alemán o el Bullterrier Inglés.
El tratamiento de la conducta compulsiva pasa por detectar la causa que la desencadena, intentar disminuir el estrés, evitar castigos por parte de los dueños, fomentar la actividad física y, en algunos casos, el tratamiento farmacológico que prescribirá el veterinario, en caso de que lo considere necesario.