Las vacaciones de Semana Santa ya están aquí, pero, a pesar de los anuncios que señalan el principio del fin de la crisis, pasar unos días fuera de casa no está al alcance de todos los bolsillos. Por suerte, no siempre es necesario hacer grandes gastos para disfrutar de las jornadas libres. Hay alternativas baratas que se adaptan a la mayoría de los presupuestos familiares. Como se señala en este artículo, conocer municipios cercanos sin necesidad de hacer noche, pernoctar en alojamientos de bajo coste o compartir el vehículo son algunas opciones para disfrutar de los días de descanso sin arrastrar números rojos el resto del año.
Transporte barato en vacaciones
1. Viajar en autobús
Es uno de los medios más baratos. Si el objetivo es disfrutar de un viaje a un precio no demasiado elevado, el autobús es una alternativa adecuada para casi todos los bolsillos.
El único inconveniente de utilizarlo durante estas fechas son los atascos, pero es un riesgo que también se corre cuando se usa el vehículo privado, por no hablar de los retrasos que sufren los aviones en los días de más tráfico aéreo.
2. Coche compartido
Cuando el automóvil va lleno, el viaje es incluso más barato que si se hace en autobús. Si cinco miembros de una familia van en su propio coche, el trayecto les sale más económico. El problema surge cuando es una sola persona o una pareja quienes quieren trasladarse a otro lugar sin gastar mucho dinero. La solución en este caso puede ser buscar otros viajeros que hagan el mismo recorrido y compartir los gastos que genera el vehículo. Hay muchas páginas web de intercambio en las que, en solo unos minutos, se puede contactar con personas que realicen el mismo itinerario.
3. Avión low cost
Aunque durante Semana Santa el precio de los vuelos sube de modo considerable, quien tenga la posibilidad de flexibilizar sus vacaciones podrá utilizar este medio de transporte por poco dinero. Las personas con libertad para comenzar su permiso con unos días de antelación o volver una jornada más tarde tendrán la opción de trasladarse a otra ciudad por lo que cuesta un viaje en autobús. Además, dispondrán de un precio más barato en hoteles y otros alojamientos.
Destinos económicos
4. Pasar unos días en el pueblo
Es uno de los destinos por antonomasia durante las fiestas de Semana Santa. Además de servir para desconectar del trabajo diario en un entorno más amable, permite disfrutar de un ritmo de vida más sosegado que el de las ciudades.
Quien retorna durante estos días al lugar donde creció, a menudo tiene una vivienda en la que alojarse, ya sea propia o de familiares, y amigos con quienes pasar un buen rato, salir de copas o pasear por el campo. También es un ambiente adecuado para que los niños se diviertan sin tomar tantas precauciones como en las grandes ciudades. En cuanto al precio, es de los destinos más económicos.
5. Visitar localidades cercanas
Aunque durante estas vacaciones se puede hacer un viaje largo, también es interesante, y más barato, conocer las tradiciones de pueblos cercanos sin tener que pernoctar en ellos. Muchas veces los turistas eligen lugares lejanos, pero desconocen las localidades que le rodean.
Además, durante estos días, el ambiente se transforma y cada municipio vive la Semana Santa con peculiaridades culturales, culinarias… El viaje puede ser de una sola jornada, así que no es necesario gastarse dinero en el alojamiento.
6. Alquilar una casa rural o una vivienda en la playa
A pesar de que es algo más caro que las anteriores alternativas, es posible pasar unos días fuera sin gastar demasiado.
Cuando un grupo numeroso de amigos quiere disfrutar de la Semana Santa en la costa o en la montaña, cuenta con la posibilidad de alojarse en un hotel, pero en estas fechas el precio se dispara. Una buena alternativa es arrendar durante una semana un piso en la playa en el que pueden estar todos juntos y repartir los gastos. A un precio más bajo, también es posible pasar los días libres en una casa rural.
7. Alojarse en un albergue
Los hay de muchos tipos: rurales, urbanos, dirigidos en exclusiva a jóvenes, para todas las edades, con habitaciones individuales o colectivas. Sus tarifas son bastante más bajas que las de un hotel y, en algunos casos, sus instalaciones son similares a las de un hotel de tres estrellas.
8. Viajes de última hora
Muchas personas no deciden hasta el último momento el lugar al que irán o el medio en el que lo harán. En ocasiones, esta actitud tiene premio y los hosteleros, al comprobar que no llenarán todas las plazas de las que disponen, rebajan sus tarifas. Si no hay una preferencia clara por un lugar concreto, los viajes de última hora pueden ser muy beneficiosos para el bolsillo.
9. Huir de la masificación
Con frecuencia, en Semana Santa la gente se concentra en torno a determinados destinos, lo cual hace que el alojamiento se encarezca. Es típico visitar lugares donde las procesiones son muy llamativas y cuentan con una gran tradición y, si se espera buen tiempo, también es normal estar unos días en el litoral. Pero quien elija otros sitios menos característicos, además de evitar masificaciones, disfrutará de sus vacaciones a un precio más bajo.
10. Turismo en la propia localidad
Quien no quiera o no pueda viajar en Semana Santa tiene la posibilidad de conocer la ciudad en la que vive desde otro punto de vista. Las ciudades y pueblos de España muestran durante estas jornadas tradiciones propias y diferentes en cada localidad. Es un buen momento para saber más de ellas y también para recorrer el propio municipio como turista o apuntarse a visitas guiadas en las que se relatan los orígenes de plazas o monumentos con historias quizá desconocidas.