El foco de transmisión de la leishmaniasis, tanto en personas como en perros, es un mosquito hembra. Esta es una enfermedad endémica y estacional, con muy poca incidencia en humanos. Aunque puede haber picos, como el ocurrido en Fuenlabrada (Madrid), donde desde el año 2010 se ha registrado un aumento de la incidencia de la leishmaniasis en personas. En el caso de los perros, la enfermedad sí puede llegar a revestir mucha gravedad si no se detecta y trata a tiempo.
La leishmaniasis canina es una grave enfermedad causada por un parásito, que se transmite a través de la picadura de un mosquito. Requiere un tratamiento paliativo y no curativo y, una vez que se contrae, hay que hacer controles periódicos para prevenir posibles rebrotes tras recibir el tratamiento.
Leishmaniasis en personas
Una persona no puede contraer la leishmaniasis a través de su perro, sino de la picadura de un mosquito hembra que pertenece al género Phlebotomus. En el caso de que el perro padezca la leishmaniasis, «no hay peligro de contagio a las personas si el animal está tratado», asegura Manuel Lázaro, veterinario de la clínica veterinaria Mirasierra. Por su parte, desde el Colegio Oficial de Médicos de Madrid se asegura que «la leishmaniasis es una enfermedad endémica de los perros y no supone un problema de salud para las personas».
El tratamiento contra la leishmaniasis puede ser muy caro y depende del tamaño del animal
Esto supone que solo tiene incidencia en ciertas zonas geográficas de España y, sobre todo, en ciertas épocas del año en que las temperaturas son más elevadas, como en primavera y verano.
Respecto a las personas, solo quienes tienen el sistema inmunitario débil pueden verse afectadas por la enfermedad con carácter grave. En el resto de los casos, el resultado de la picadura se traduce a menudo en una afección dermatológica. Luis Quesada, médico del hospital de La Princesa en Madrid, indica que las personas «no somos el huésped final del parásito, sino sus invitados, y si el sistema inmunitario funciona bien, puede acabar con él».
La leishmaniasis es una enfermedad estacional, es decir, reviste riesgo para la población canina en épocas en que los mosquitos están activos (de primavera a otoño). Es una enfermedad crónica e incurable, que el perro no transmite a las personas ni a otros animales. Solo puede haber riesgo de contagio cuando la persona tiene las defensas muy bajas, como en el caso de padecer tuberculosis o sida.
En zonas como el País Vasco o Cantabria, el riesgo de que los perros que viven allí contraigan la leishmaniasis es muy bajo. Y es que en estas zonas no habita el mosquito (hembra) que lo provoca. Sin embargo, en las regiones de la Cuenca Mediterránea española, sí hay alto riesgo para los perros de contraer la enfermedad.
El Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, según un comunicado oficial sobre los casos de leishmaniasis en personas detectados en el municipio madrileño de Fuenlabrada, destaca que es «una enfermedad de baja incidencia en la población, a la que son especialmente sensibles personas inmunodeprimidas y enfermos crónicos. Si la enfermedad se diagnostica a tiempo, responde bien al tratamiento».
Por otro lado, en cuanto a la hipotética transmisión de la enfermedad de perros a personas, el colegio de veterinarios subraya que «el reservorio habitual es el perro, pero para que la enfermedad se transmita, es imprescindible la participación del vector (mosquito flebotomo), los perros no contagian la enfermedad directamente a otros animales ni a las personas por ninguna vía».
Vacuna contra la leishmaniasis canina
La nueva vacuna contra la leishmaniasis ha tenido buena acogida entre los propietarios de perros que conocen la gravedad que puede revestir esta enfermedad para sus animales. Las secuelas que padece el perro tras la enfermedad dependen del grado en que hayan sido afectados sus órganos. Pero si la leishmaniasis no se detecta pronto y no se aplica a tiempo el tratamiento necesario, puede resultar mortal.
La vacuna se puede colocar a los perros desde el año 2012, hasta entonces no existía ninguna. Manuel Lázaro opina al respecto que «esta vacuna tiene buenas expectativas en cuanto a su efectividad, aunque se deben seguir aplicando el resto de medidas preventivas contra la picadura de insectos». El veterinario explica que la vacuna se aplica en tres dosis y que se debe revacunar anualmente.
Esta vacuna no es obligatoria y su coste, por cada una de las aplicaciones, oscila en torno a 50 euros, pero las tarifas pueden diferir en cada clínica veterinaria. Manuel lázaro cree que «cualquier medida preventiva que se tome contra esta enfermedad, tan grave y de tratamiento tan costoso, está justificada». «Y si la vacuna ayuda a evitar la leishmaniasis, su aplicación es totalmente recomendable», agrega.
La leishmaniasis es una enfermedad crónica e incurable que el perro no transmite a las personas ni a otros animales
La nueva vacuna contra la leishmaniasis se puede aplicar a los cachorros sanos a partir de los seis meses de edad. De los perros vacunados contra la leishmania, el 92,7% no desarrollará síntomas clínicos, aclara Juan Antonio Aguado, veterinario y profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
Por el contrario, sin la vacuna, alrededor de un 20% de los perros contagiados por la enfermedad tenían síntomas. «La vacuna desarrolla inmunidad celular, es decir, las células destruyen la enfermedad», explica Juan Antonio Aguado, veterinario, quien añade que «los perros con anticuerpos no se pueden vacunar, porque la vacuna no les va a curar».
La prevención, la mejor arma contra la leishmaniasis
La prevención contra la enfermedad no solo se puede llevar a cabo a través de la vacuna, sino también mediante controles anuales con análisis de sangre, sobre todo después del verano, ya que con el calor proliferan los mosquitos, en especial, en las zonas donde hay más humedad.
El tratamiento contra la leishmaniasis puede ser muy caro y depende del tamaño del animal. Cuanto más grande sea el perro, más costoso será. Si el grado en que se ha visto afectado el perro por la enfermedad no es muy alto, puede llevar una vida normal, pero con controles para detectar nuevos brotes.
Prevención y síntomas de la leishmaniasis
Además de vacunarse, la prevención contra la enfermedad consiste en la lucha frente al mosquito que la transmite. Para ello se requiere:
- Colocar a los perros collares repelentes de mosquitos.
- Usar mosquiteras en las ventanas de las casas de campo y playa.
- No pasear cerca de los ríos o zonas húmedas al atardecer, que es cuando más actividad tienen los mosquitos.
- Usar productos antiparasitarios externos regularmente, también actúan de repelentes.
- Fumigar en zonas con alta densidad de mosquitos.
- Usar velas o espirales en las terrazas que los ahuyenten.
- En el interior de las casas, conviene usar enchufes antimosquitos que protejan a toda la familia.
Los síntomas de la leishmaniasis canina son:
- Pequeñas pérdidas de pelo por la zona de la cabeza, caspa.
- Crecimiento anormal de las uñas.
- Dermatitis o inflamación de la piel.
- Heridas que no cicatrizan.
- Úlceras en la cabeza y extremidades.
- Inflamación de los ojos.
- Atrofia muscular, sobre todo por la cara (aspecto envejecido y expresión triste), cansancio, fatiga y mucha debilidad.
- Pérdida muy notable de peso, fiebre, hemorragia nasal, inflamación de las articulaciones o cojera.
- Aumento del tamaño de los ganglios linfáticos (cuello, cara interna de las patas).
En caso de notar alguno de estos síntomas, es recomendable acudir sin dilación al veterinario.