¿Cómo saber si nuestro perro padece cataratas? Si nota que el cristalino del ojo tiene un aspecto opaco y blanquecino y se muestra torpe al moverse por la casa o desenvolverse en el parque con otros perros, es hora de hacerle una revisión oftalmológica. Las cataratas suelen ser hereditarias y tienen más riesgo de padecerlas los perros de edad avanzada. Si el can no se somete a cirugía, pueden derivar en la pérdida total de visión. Por ello es importante un diagnóstico temprano y la aplicación de un tratamiento adecuado. Tras la cirugía, los perros deben llevar un collar especial para proteger los ojos y un arnés, en lugar de correa.
Cataratas y razas caninas
Las cataratas tienen un marcado componente genético y hereditario y pueden afectar a cualquier raza de perro, aunque los caniches y los cockers tienen más propensión a padecer problemas oculares. Además de la edad y los genes, las cataratas también pueden ser consecuencia de traumatismos o golpes, de enfermedades como la diabetes mellitus o de otras afecciones oculares.
La única solución para curar las cataratas es la cirugía, porque los tratamientos a base de medicamentos no son efectivos
La única solución para curar las cataratas es la cirugía, porque los tratamientos a base de medicamentos no son efectivos. El porcentaje de éxito de las cirugías de cataratas que no revisten gravedad es de un 95%. En todo caso, es el veterinario quien debe determinar el tratamiento que necesita el perro, ya que cada caso es diferente.
Si el animal tiene que pasar por el quirófano, será recomendable que lo haga cuanto antes para evitar complicaciones como las inflamaciones e infecciones oculares. Juan Antonio Aguado, profesor de la Facultad de veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y veterinario de la clínica Montepríncipe, explica: «Las cataratas caninas tienen un proceso y tratamiento igual que en el caso de las personas, se extrae el cristalino y se implanta una prótesis, porque el proceso de curación requiere el paso por el quirófano».
Las cirugías que exigen anestesia siempre implican algún riesgo para la salud del paciente, pero el porcentaje de complicaciones en el caso de operar las cataratas, como la posibilidad de no recuperar la visión, es de un 5%.
Recuperación tras la cirugía de cataratas
Tras la intervención quirúrgica, el perro debe llevar un collar especial para proteger los ojos durante unas tres semanas y el ejercicio físico debe restringirse al máximo posible. Nada de juegos, carreras o movimientos bruscos.
Durante la convalecencia, es recomendable llevar un arnés y no una correa. De esta manera, se evitarán movimientos bruscos, como tirones que afecten a la zona cervical. Por otro lado, el veterinario recetará unas gotas durante varias semanas «para evitar inflamaciones e infecciones y facilitar el proceso de cicatrización tras la operación», explica Juan Antonio Aguado, veterinario. Si todo va bien, la visión se recupera al poco tiempo de la operación quirúrgica.
Origen de las cataratas
La catarata es una afección ocular que se caracteriza por tornar el cristalino del ojo opaco y blanquecino. La función del cristalino consiste en enfocar la luz sobre la retina para permitir que la imagen que recibe el cerebro sea nítida.
Esta afección oftalmológica ocurre de manera habitual en perros mayores (catarata senil), a partir de los ocho años, aproximadamente. Ello se debe a que el centro del cristalino pierde elasticidad con la edad y está más compacto o rígido.
La pérdida de visión que provocan las cataratas se debe a que impiden que la luz llegue a la retina. Si la catarata es muy grande, puede provocar la ceguera total en el perro.
Tras la cirugía de cataratas, hay un 5% de posibilidades de que surjan complicaciones
Aunque la pérdida de la visión no sea total, la calidad de vida del animal disminuye de manera notable. Pierde seguridad en sus movimientos, por lo que el perro adquiere unos hábitos de vida más sedentarios, lo cual es un factor de riesgo para padecer enfermedades como la obesidad. Por ello, es recomendable tomar medidas cuanto antes para atajar la enfermedad.
Salud ocular canina: detectar los síntomas a tiempo
Unos ojos sanos son importantes para que el perro desarrolle su día a día sin dificultades. Por ello, hay que prestarle atención y cuidados específicos. Frente a síntomas como el excesivo lagrimeo y supuración o fotofobia (intolerancia a la luz), hay que acudir al veterinario para llevar a cabo una revisión oftalmológica. Cualquier enfermedad puede afectar a la visión, así como causas externas (un golpe en el ojo), por lo que es recomendable detectar los síntomas a tiempo.
Limpiar periódicamente los ojos del animal con suero fisiológico y una gasa.
Despejar los ojos de pelaje que entorpezca la visión y favorezca la acumulación de suciedad en la zona.
Vigilar que el perro no introduzca la cabeza en zonas de matorrales o arbustos porque se pueden meter objetos en el ojo, como espigas o espinas.
Procurar que la zona donde descansa el perro no esté en contacto con productos tóxicos, como pinturas, disolventes, ácidos o gases.
Los perros mayores tienen más riesgo de padecer cataratas, así que conviene revisarles periódicamente los ojos en el veterinario.
No aplicar alcohol, agua oxigenada, aceite, jabón, colirio o pomada, a no ser que sea por prescripción médica.
Una alimentación sana también ayuda a prevenir problemas oculares. Hay que evitar los dulces y ofrecer al perro una alimentación adecuada a su especie, tamaño, edad y nivel de actividad.