Las madres caninas son entregadas, protectoras y cariñosas con sus cachorros, como todas las hembras mamíferas. Tienen un comportamiento muy similar al de su ancestro, la loba, con un instinto maternal muy acusado hacia sus lobeznos. Sin embargo, hay hembras primerizas que se desentienden de su prole, aunque no es lo habitual. A continuación se explican las claves para conocer cómo son las madres caninas: protectoras con sus cachorros, con quienes establecen vínculos hasta los cuatro meses, excepto en el caso de los cachorros más débiles, si bien todos se independizan de la madre llegado el momento.
Las hembras caninas tienen un instinto maternal muy desarrollado
Las hembras caninas pueden ser madres por primera vez a partir del año y medio de edad. Pueden tener desde un cachorro hasta más de quince en un solo parto, aunque este último caso ocurre de forma excepcional. Su instinto maternal está muy desarrollado y esto «se evidencia al final de la gestación, cuando escarban para preparar el nido», señala Juan Antonio Aguado, veterinario y profesor de la facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. «Además, durante el parto, cortan el cordón umbilical y lamen al cachorro para activar su circulación y respiración», añade. Estos son algunos de los rasgos que las caracterizan, explicados a continuación.
Hembras protectoras con sus cachorros
Las perras con cachorros son muy protectoras con su prole. Evitan que se alejen y se muestran agresivas con otros perros, incluso con personas extrañas. Algunas hembras impiden que el macho se acerque durante los primeros días después del parto, con el fin de proteger a sus cachorros de cualquier peligro que ponga en riesgo su vida.
En el otro extremo, aunque no es frecuente, destacan las perras que matan a todos los cachorros. Este comportamiento es posible en hembras jóvenes y muy nerviosas, sin instinto maternal y que no se sienten seguras.
Madres caninas y vínculos con sus cachorros
Una perra que se separa de sus cachorros no los reconocerá como su prole al reencontrarse con ellos pasado el tiempo. Este es un caso claro de que los perros no tienen los mismos vínculos familiares que las personas. Solo en el caso de que vivan juntos se mantiene la relación de madre e hijo.
La unión más estrecha con los cachorros coincide entre el nacimiento y los cuatro meses
La unión más estrecha entre la hembra y sus cachorros coincide entre su nacimiento y los cuatro meses de edad. Después, la camada se disgrega para tomar posiciones en la escala jerárquica de la manada. Los cachorros son más independientes y no dependen de la madre para alimentarse.
Relación con los cachorros más débiles
Todas las camadas de cachorros tienen individuos que son más débiles o pequeños, por lo que les cuesta más conseguir alimentarse. Los cachorros más fuertes les apartan para amamantarse durante más tiempo. En estos casos, explica Juan Antonio Aguado, «no los amamantan, los apartan o los asfixian al tumbarse encima». Esto no ocurre por una cuestión de selección genética, «sino como instinto de supervivencia o economía de la leche, para invertirla en los cachorros con más posibilidades de salir adelante», precisa.
Por otro lado, son muy curiosas las historias de hembras que alimentan a cachorros que no son de su especie, como los gatos. La explicación para este comportamiento es la «pseudogestación» o embarazo psicológico.
El veterinario y profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid Ignacio Arija explica esta situación como «una adaptación fisiológica que se produce cuando transcurren dos meses tras el celo y la perra no está preñada». En este periodo, la hembra desarrolla los mismos síntomas que si gestara, «entre ellos, la producción de leche, por lo que puede amamantar a cualquier cachorro, aunque no sea de su misma especie».
Los cachorros se independizan de la madre
Los primeros días después del parto, la hembra pasa todo el tiempo con los cachorros. Solo se separa de ellos para comer o hacer sus necesidades. Los perros tienen una gestación muy corta y nacen muy desvalidos, por lo que son muy dependientes de la madre. La hembra les limpiará, calentará, alimentará y protegerá durante los meses en que la relación con su camada es más estrecha.
También dedicará tiempo a jugar con su prole. El desarrollo de esta faceta es fundamental para que los cachorros aprendan cómo relacionarse de manera correcta con sus congéneres.
La hembra no se separa de los cachorros durante los días siguientes al parto
Los cachorros, que abren los ojos en torno a los 14 días de vida, serán poco a poco más independientes y harán sus escapadas para explorar el mundo lejos de su madre. La hembra aún les amamanta, pero no está tan atenta a su cuidado, ya que los cachorros son más autónomos. Las tomas para alimentarles se harán menos habituales.
Alrededor de los dos meses, la hembra deja de amamantar a los cachorros, que ya están preparados para tomar otros alimentos. No obstante, hasta que ese momento llegue, los cachorros disfrutarán de una madre entregada y protectora, que vela incansable por su bienestar.
Las perras no tienen menopausia, por lo que pueden gestar durante toda su vida
Las hembras no tienen la menopausia, por lo que pueden gestar durante toda su vida, aunque con la edad pueden tener irregularidades en el ciclo (tardan más en tener el celo y este puede ser menos intenso). El problema de las gestaciones en edad avanzada no es la gestación en sí, sino el parto y la lactancia. A partir de los seis años, la hembra no está en la misma forma física que cuando es joven.
No obstante, aunque las madres caninas sean muy entregadas con sus cachorros, no necesitan parir como mínimo una vez en la vida. Ignacio Arija asegura que “tendemos a humanizar demasiado a los animales y pensamos que tienen nuestras mismas necesidades y anhelos, pero en realidad, la hembra no piensa en que quiere o necesita ser madre, aunque los perros son muy inteligentes, sino que responden a estímulos”.