Disponer de un espacio de almacenaje para las bolsas de plástico en la cocina es clave para poder acceder a ellas cada vez que sea necesario, además de representar un aporte sustancial para la reducción de residuos. Desde un cajón de la alacena hasta los dispensadores que pueden comprarse en tiendas por poco dinero, todo es válido. En este artículo se detalla cómo guardar las bolsas de plástico con orden y funcionalidad, los tipos de dispensadores para las bolsas y cómo fabricarlos con elementos reciclados.
Guardar las bolsas de plástico con orden y funcionalidad
Las bolsas de plástico son uno de los desechos que más preocupación causan entre los ecologistas, debido a su amplio uso y lo mucho que tardan en degradarse en el ecosistema. Por eso, la recomendación es reutilizarlas. Pero para favorecer est práctica, conviene no solo guardar las bolsas, sino también disponerlas de tal manera que acceder a ellas resulte práctico y cómodo.
Es aconsejable compactar las bolsas de plástico, para evitar que salgan muchas a la vez al intentar sacar una del recipiente en que se guardan
El método más simple es guardar las bolsas en algún cajón que quede libre en la cocina. En este caso, es aconsejable compactarlas para evitar que ocupen demasiado sitio, se revuelvan y salgan muchas del cajón al intentar sacar una. Con estas sencillas técnicas será más fácil extraer una a una las bolsas del cajón sin que eso ocurra:
Con algo de dedicación, se puede plegar dos o tres veces a lo largo, hasta que tenga forma de tira; luego replegarla sobre sí misma varias veces, para que quede como un pequeño cuadrado o rectángulo y, por último, insertar uno de los extremos libres entre los pliegues, de manera que resulte una pieza pequeña y compacta con forma de triángulo. Así será muy fácil de guardar y de recuperar.
Una variante más expeditiva, aunque menos bonita, pasa por enrollar un poco la bolsa a lo largo y, con la tira obtenida por la torsión, hacer dos o tres nudos. De ese modo, se obtendrá una pieza más compacta.
Dispensadores para las bolsas de plástico
Si no se dispone de ningún cajón, se puede apelar a los dispensadores que se venden en tiendas para el hogar. Estos recipientes, por lo general, son semicilíndricos, con la parte superior descubierta y muchos orificios en toda su superficie. Las bolsas (a ser posible, también más o menos plegadas) se van metiendo por arriba y luego se pueden retirar por cualquiera de los huecos de los laterales. De esta manera, se establece una especie de camino para las bolsas y se evita usar siempre las últimas que se guardan, que son las que quedan encima.
Estos dispensadores se fabrican en plástico o metal y, si bien se pueden colgar en la pared, una sugerencia es colocarlas en el lado interno de la puerta de algún mueble (siempre que se cuente con alguno cuyas características lo permitan). Un caso que suele dar margen para ello es el mueble de debajo de la pila, donde normalmente se guardan los productos de limpieza.
Si bien los dispensadores que se venden son muy económicos (en general, su precio no supera los dos euros), también se puede fabricar uno artesanal con objetos que hay en casa. La manga de un jersey, un chándal o la pata de un pantalón pueden ser excelentes puntos de partida para confeccionar un portabolsas que cuelgue en la pared.
Para ello solo es necesario fruncir con un cordón la abertura inferior, de tal modo que el hueco no tenga más de cinco o seis centímetros de diámetro, y dar una terminación al bies de la circunferencia superior de la prenda. El resto queda al gusto y la imaginación del decorador. Su uso es simple: las bolsas se meten por la boca superior y se retiran por el orificio de la base con un pellizco.
Una variante ingeniosa para los amantes del reciclado es realizar este dispensador con una botella de plástico (que es, además, otro objeto que se reutiliza). En este caso tan solo hace falta cortar la base de este recipiente y usarla como pestaña para colgar el recipiente boca abajo en la pared. A través del hueco, se introducen las bolsas, que se retirarán por debajo a través del pico de la botella. Se puede optar por algún color que combine con la decoración de la cocina o usar uno transparente. También se puede decorar con apliques, pegatinas o pintar algún motivo a mano. Las botellas de boca ancha resultan más cómodas para introducir los dedos y tomar las bolsas.
Este dispositivo se puede incluir no solo en la cocina, sino también en otros ambientes de la casa donde las bolsas pueden ser útiles, como en el baño. En estos casos, es posible adaptar la idea del contenedor de bolsas con botellas plásticas más pequeñas.