Las infecciones de útero, la inflamación de la vulva y de la vagina, así como la edad causan infertilidad en la perra. Esta se traduce en una dificultad puntual para procrear, si bien una vez que se aplica el tratamiento adecuado y se resuelve el problema, la hembra canina puede quedar preñada y tener cachorros. Así se explica en este artículo, donde se aportan una serie de consejos para evitar la infertilidad en la perra.
Las enfermedades del aparato reproductor femenino afectan a la infertilidad de la perra
Las enfermedades del aparato reproductor femenino afectan, de manera más o menos directa, a la infertilidad de la perra, es decir, a la incapacidad para procrear. Hay casos en que esas patologías del aparato reproductor se resuelven con un tratamiento. Pero otras enfermedades, por su gravedad, obligan a realizar cirugías con el fin de extirpar útero y ovarios. Es el caso de las infecciones de útero graves.
Las infecciones de útero causan infertilidad en la perra
La piómetra, o infección del útero, es una de las patologías más importantes del aparato reproductor de la hembra canina. Es una enfermedad grave que, incluso, puede hacer peligrar la vida de la perra. Es más frecuente en hembras de edad media o avanzada, a partir de seis años. Esta patología se desencadena durante el celo de la perra.
Los síntomas en hembras con piómetra son: sed, aumento de las ganas de orinar, fiebre y decaimiento. El tratamiento más eficaz incluye la esterilización de la hembra, una intervención quirúrgica que consiste en extirpar el útero y los ovarios.
Cuando la cirugía esté desaconsejada porque corra riesgo la vida de la hembra (por enfermedades como cardiopatías o edad avanzada), se puede recurrir al tratamiento médico. No obstante, tampoco en este caso las posibilidades de tener éxito están claras. «Los tratamientos médicos también pueden propiciar que la perra fallezca, por lo que hay que valorar hasta qué punto es recomendable no practicar la cirugía», explica el veterinario Juan Antonio Aguado.
Inflamación de la vulva en la hembra de perro
La dermatitis perivulvar es una enfermedad que consiste en la inflamación de la piel de la vulva. Los síntomas de esta enfermedad son las lesiones o úlceras inflamadas e infectadas, alrededor de los labios de la vulva. Esta patología provoca mucho picor y, por ello, a menudo la perra se lame la zona afectada de manera compulsiva.
Los pliegues alrededor de la vulva pueden causar dermatitis perivulvar, que provoca mucho picor a la hembra
En ocasiones, la causa de la dermatitis perivulvar son los pliegues que se forman alrededor de la vulva. Esto ocurre, sobre todo, en perras obesas y en algunas razas que cuentan con dobleces en la piel, como la hembra de Bulldog.
En estos casos, los pliegues causan un roce que desencadena la irritación. En ciertas hembras, será preciso recurrir a la cirugía para eliminar el exceso de piel y prevenir de manera definitiva la dermatitis. La hembra que padece esta patología estará molesta y no se dejará montar.
La inflamación de la vagina dificulta que la perra procree
La vaginitis de la hembra de perro, o inflamación de la vagina, se debe a múltiples causas: infecciones bacterianas o virales, inmadurez genital, irritaciones causadas por la orina o por cuerpos extraños (como las espigas). El principal síntoma de la vaginitis es un flujo vaginal excesivo, que puede ser blanquecino, amarillento o verdoso.
Los quistes en los ovarios son responsables de ciertos problemas relacionados con alteraciones del ciclo sexual de la hembra. Además producen hormonas, lo que explica las alteraciones del ciclo del celo, y es frecuente que originen también un manchado vaginal tras acabar el celo. Respecto a la vulva, aumenta con frecuencia de tamaño, mayor de lo habitual.
Los tumores ováricos, aunque no son frecuentes, pueden diagnosticarse a cualquier edad, en uno o en ambos ovarios. Es frecuente que provoquen la desaparición del celo durante varios años.
Edad y fertilidad de la perra
La infertilidad de una perra depende sobre todo de la salud de su aparato reproductor y de su edad. El veterinario Carlos Quintana explica que «cuanto mayor sea la perra, menos fértil será». En su opinión, no es recomendable la monta de una perra con más de siete años de edad «porque hay riesgo de que tenga un parto complicado, con la consiguiente muerte de sus cachorros».
Las revisiones veterinarias desde el primer celo ayudan a obtener diagnósticos precoces, que atajarán las patologías del aparato reproductor de la hembra lo antes posible. Sin embargo, frente a la gravedad que revisten enfermedades como las infecciones de útero, no hay otra opción que la extirpación de este y de los ovarios. Y es que el bienestar y la vida de la perra son más importantes que conseguir su fertilidad a toda costa.
- Hacer chequeos veterinarios periódicos a la perra para detectar pronto posibles patologías de su aparato reproductor.
- Acudir al veterinario ante síntomas como el sangrado fuera del celo, más de dos celos por año o cualquier tipo de secreción a través de la vulva.
- Una vida sana ayuda a prevenir ciertas enfermedades, es decir, hay que asegurarse de que la hembra tiene una higiene y alimentación adecuadas.
- Revisar a la hembra de can en casa, en el momento del baño y durante los juegos, ayuda a detectar posibles pólipos, tumores o quistes.