No todos los perros son amigos del agua. Enseñar al can a nadar cuando es cachorro puede ayudar, no obstante, a que se familiarice con el baño al aire libre. Recuerde que el primer contacto del perro con el agua debe ser una experiencia divertida y que conviene elegir lugares poco profundos para los primeros chapuzones del can. Contar con un flotador para el perro, recurrir a los juegos y animar (nunca forzar) con palabras de cariño al perro primerizo son otras claves para que el animal aprenda a nadar. Todas ellas se explican a continuación.
El primer contacto del perro con el agua debe ser divertido
El cachorro tiene menos miedo al baño que un perro adulto con una vivencia negativa relacionada con el agua
El perro necesita tener pronto su primer contacto con el agua. A menudo, un cachorro tiene menos miedo a mojarse que un can adulto que haya desarrollado un temor al baño, como consecuencia de una experiencia anterior negativa. «No es extraño que un perro que tenga miedo a sumergirse haya experimentado antes una vivencia traumática relacionada con el agua», afirma Fernando Castillo, criador de perros de agua en la empresa Rabadán.
En cualquier caso, es esencial que la inmersión de la cría de perro se haga despacio, con paciencia y de forma paulatina. El primer baño del cachorro es el más importante, ya sea en una piscina, un río, un lago seguro o en el mar. «Nunca se debe forzar al cachorro a entrar en el agua, sino que debe ser él quien se anime poco a poco», añade Castillo.
Si se consigue tranquilizar al cachorro y convertir su chapuzón en una vivencia agradable, es fácil que cuando sea adulto asocie el nado con una experiencia positiva. «Primero se mojará las patas, luego la tripa y, un día, el perro entrará solo en el agua», señala Castillo.
Transformar el lugar del baño en una zona de juego es una buena idea para inspirar la confianza del perro. Contar con juguetes de materiales resistentes a la humedad, como el neopreno o determinadas gomas, favorecerá que el animal experimente las inmersiones en el agua como una experiencia positiva y que aumenten sus ganas de aprender a nadar.
Lugares poco profundos para los primeros chapuzones
Una piscina de plástico poco profunda es un buen lugar para que el perro primerizo disfrute del aguaUna piscina de plástico, con poca profundidad, puede ser un buen lugar para que el perro tenga su primer contacto con el agua al aire libre. Elegir un lago o un río poco profundo para el primer día de agua ayuda a que el perro adquiera confianza en sí mismo. Un animal primerizo no estará acostumbrado a perder el contacto de sus patas con la superficie.
La orilla de la playa es otra buena opción para invitar a nuestro amigo peludo a tener su primera experiencia acuática. «Una vez que lleguemos a la orilla, suele ayudar que juguemos con una pelota y utilicemos palabras cariñosas de ánimo, que le motiven a zambullirse», explica el criador canino.
Nuestra participación y apoyo son importantes para animar al perro a nadar: somos el mayor referente de confianza y seguridad de nuestro can.
Flotadores para el perro
No todas las razas de perro tienen las mismas aptitudes para aprender a nadar. Mientras que el perro de agua es un excelente nadador, e incluso es capaz de bucear sin demasiada dificultad, otros canes, como el Bulldog, pueden ser menos capaces. Recuerde que, en ningún caso, debe forzar a un animal a nadar.
La seguridad del perro es la pauta esencial que debe primar cuando se enseña a nuestro amigo a nadar. Esto explica que utilizar un flotador canino y contar con un adiestrador profesional puedan ser buenas ideas para evitar riesgos innecesarios durante las primeras inmersiones. Otra posibilidad es optar por un chaleco salvavidas, adaptado al cuerpo del perro.
El baño debe ser una propuesta divertida para el can. Si el animal no disfruta, lo más conveniente es desistir y asumir que nuestro perro prefiere la tierra firme.
Animar con palabras de cariño al perro nadador primerizo
Agarre al animal por la cadera para asegurarse de que usa sus cuatro patas para nadar
La ayuda y cariño del dueño es esencial para un perro que aprende a nadar. Pruebe a sostener al can por la cadera, de modo que su amigo sea capaz de patalear con sus cuatro extremidades libres en el agua. El animal debe utilizar sus cuatro patas a modo de remo: asegúrese de que los movimientos del perro no se limitan a sus extremidades delanteras.
Las palabras de ánimo, las caricias y el cariño son a menudo imprescindibles para que un perro disfrute del nado y, de forma muy especial, durante sus primeros chapuzones.
El perro necesita tener pronto su primer contacto con el agua. Un cachorro tendrá menos miedo al agua que un can adulto que haya desarrollado temor al baño.
Los juegos, con materiales resistentes a la humedad, ayudan a convertir las inmersiones en una experiencia agradable.
Una piscina de plástico o un río seguro y poco profundo pueden ser un buen lugar para que el perro disfrute de los baños.
Utilizar un flotador canino y contar con la ayuda de un adiestrador profesional evita riesgos innecesarios.
El can debe patalear con sus cuatro extremidades en el agua: ayúdele mientras le agarra su cadera.
En ningún caso se debe forzar a un animal a nadar.