El perro, como las personas, se puede constipar. La apatía, la pérdida de apetito, e incluso, los estornudos y los ojos demasiado húmedos son señales que nos ayudan a reconocer a un perro resfriado. Pero, ¿cómo cuidar de un animal acatarrado en casa?. Proporcionarle el agua y el calor que precisa, así como alejarle de las corrientes de aire o aprender a alimentar al perro constipado son algunas claves.
El perro acatarrado es víctima del ataque de virus y bacterias que dañan su sistema inmunológico
El perro también se resfría. El can, como las personas, es víctima de los malignos virus. Estos diminutos microorganismos, aunque nocivos, afectan al sistema inmunológico de nuestro animal y provocan daños en su vías respiratorias, lo que explica que se encuentre débil y sin energía.
El catarro del perro, como ocurre en los humanos, se agrava cuando en el cuerpo del can entran determinadas bacterias, que aprovechan que sus defensas han bajado. En él se reproducen y empeoran el resfriado de nuestro perro.
¿Cómo reconocer a un perro resfriado?
La tos, los estornudos y las secreciones excesivas por la nariz (mocos) son señales que alertan de que el perro padece un catarro. Un animal que deja de jugar puede lanzar el primer aviso de que ha contraído un resfriado. «La apatía del perro, que se muestra cansado y menos dispuesto a divertirse, es un síntoma frecuente de que se ha resfriado«, asegura el veterinario Franck Savary.
La falta de apetito o de ganas de jugar puede alertar de que nuestro perro se ha resfriado
La falta de apetito es también habitual en el animal con catarro. Los virus y bacterias atacan sus vías respiratorias, su faringe y su garganta, por lo que el perro las siente irritadas y sufre molestias cuando ingiere alimentos. Los ojos húmedos y las secreciones de mocos por su nariz -incluso con sangre- son otras características habituales que, como en los humanos, distinguen a un can con catarro.
En cualquier caso, a menudo, un perro resfriado tiene fiebre. «La fiebre es la forma que tiene el cuerpo de reaccionar ante una patología», explica el especialista canino. La temperatura normal de un can es algo superior a la de las personas, «ya que oscila entre 38ºC y 39ºC», apunta Savary. Sin embargo, cuando el termómetro supera los 39,2ºC, se considera que el animal padece fiebre, por lo que precisará cuidados.
Si esto ocurre en verano, el bochorno puede despistarnos. «El perro se refrigera peor que nosotros, a través de su boca y sus almohadillas, por lo que si el calor exterior es demasiado elevado, es normal que el can experimente una subida de su temperatura», advierte el veterinario.
Cuidar de un animal acatarrado en casa
La tos, la falta de apetito y la mucosidad son razones de peso para acudir al veterinario. El médico canino indicará el antiinflamatorio y el antibiótico, en caso de que lo precise, más adecuado para el perro. Nunca debemos automedicar al can con fármacos humanos. Es una práctica muy peligrosa, ya que pueden resultar tóxicos para nuestro amigo, e incluso, producirle dolencias irreversibles en algunos órganos tan sensibles como su hígado.
En cualquier caso, proteger al perro del frío es otras de las claves para que nuestro peludo amigo se recupere pronto de su resfriado. La ropa de invierno canina puede ser una buena idea para aislar al can de las bajas temperaturas y de la humedad. Estas prendas pueden resultar útiles, de manera especial, para las razas de perro más pequeñas, ya que son menos capaces de retener su temperatura corporal.
Es importante también alejar al animal constipado de las corrientes de aire. «Un perro acatarrado debe dormir siempre dentro de casa, a cubierto y sobre una cama apropiada para él, con mantas que le protejan del frío», advierte el veterinario.
Los humidificadores calientes también pueden ayudar al perro a mantener sus vías respiratorias hidratadas y, por lo tanto, a que la irritación de la zona se reduzca. Si no se cuenta con uno de estos aparatos extractores de vapor de agua en casa, un truco consiste en introducir al perro en el baño y dejar correr el chorro de agua caliente de la bañera durante unos diez minutos. El perro debe permanecer seco, sobre el suelo de la estancia y encima de una toalla. El agua caliente generará vapor, que ayudará a nuestro amigo a recuperar su humedad normal.
Un perro resfriado, en cualquier caso, debe contar con abundante agua fresca, ya que durante el catarro pierde más líquidos de lo habitual: la mucosidad frecuente es una vía de escape de humedad constante.
El perro constipado necesita ingerir una dieta equilibrada, que le ayude a vencer la enfermedad. El cuerpo del can con catarro funciona por encima de su ritmo habitual, ya que su metabolismo se acelera para luchar contra los virus y bacterias que le han invadido. Y no podemos olvidar que los nutrientes son pequeñas armas, pero potentes, para ayudar al perro a su pronta recuperación durante el resfriado.
Es importante que ingiera alimentos, aunque sea poco a poco. La comida, junto con nuestros cuidados, ayudarán al perro a reponerse pronto del resfriado. Conviene tener en cuenta que ofrecer al animal su comida favorita o aplicar algunos trucos a su dieta habitual puede animar a nuestro amigo. El alimento húmedo suele ser más atractivo para el can que el seco y, además, lo ingerirá con menor dificultad durante su recuperación.
En cualquier caso, para alimentar a un perro enfermo, es importante considerar los gustos del animal -si prefiere el pollo al cordero-, calentar un poco su comida -ya que los olores se multiplican- y echar mano de nuestro poder de persuasión: animar al animal a que coma, con caricias y palabras amables, suele funcionar.