Autopistas para bicicletas

Autopistas para bicicletas: mejor que los carriles bici

El uso de la bicicleta se ha multiplicado en los últimos años como una alternativa sana, económica y ecológica al automóvil privado. Cada vez más personas la utilizan a diario, no solo en su tiempo de ocio, sino también para moverse por la ciudad o ir al trabajo, ya sea en todo el trayecto o en combinación con algún transporte público.

Las autopistas para bicicletas mejoran el tráfico urbano y disminuyen la contaminación

A pesar de sus ventajas, muchas personas no se atreven a ir en bicicleta, sobre todo en las grandes ciudades, por el miedo o la inseguridad de circular entre vehículos a motor. Los carriles bici han ayudado, pero tampoco son la solución: en algunos casos sus rutas no son adecuadas para atravesar la ciudad, en otros se intercalan o se interrumpen de forma abrupta en la carretera o en la acera.

Las autopistas para bicicletas pretenden superar las limitaciones de los carriles bicis y darle auténtico protagonismo como principal medio de transporte urbano. Estas vías están bien identificadas y señalizadas y son amplias, seguras, cómodas, continuas y exclusivas. Los trayectos se diseñan para llegar a los principales destinos urbanos en el menor tiempo posible. En algunas de ellas incluso se instalan estaciones de servicio, de forma similar a las autopistas de vehículos a motor, pero pensadas para los ciclistas.

Los defensores de estas autopistas señalan que, gracias a ellas, el uso de la bicicleta en ciudad aumenta de forma considerable. La congestión por el tráfico rodado, la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático, disminuye. Sus responsables aseguran que el gasto de montar este tipo de infraestructuras es mucho menor que el que supone una para coches y, además, crea más empleo.

Las principales autopistas para bicicletas del mundo

Dinamarca: su capital, Copenhague, y los municipios de Frederiksberg, Albertslund y Rødovre disfrutan desde abril del primer tramo de la Cykelsuperstier, una red de autopistas para bicicletas con diecisiete kilómetros y medio de longitud. El proyecto se inició en 2009 para englobar a los veinte municipios del área metropolitana de la capital danesa. El objetivo es crear 26 líneas que recorran unos 300 kilómetros. Se estima que el número de ciclistas, ya elevado en una de las ciudades más concienciada por este medio de transporte, aumentará en un 30%. Sus responsables han creado un anuncio promocional y un usuario ha grabado un vídeo a cámara rápida mientras se desplaza por una de ellas.

Londres: desde 2010 la capital británica disfruta de las Cycle Superhighways. El objetivo de estas autopistas para bicicletas es unir los barrios periféricos con el centro de la ciudad, con distancias que superan los 12 kilómetros. Sus impulsores estimaban, un año después de su puesta en marcha, que el uso de la bicicleta había aumentado en las calles londinenses en un 70%, gracias también al buen servicio del préstamo de bicicletas. El Ayuntamiento pretende instalar 12 de estas autopistas antes de 2015.

Adelaida: esta ciudad australiana ofrece desde 1998 el Veloway, una autopista de bicicletas de siete kilómetros entre Marion y el túnel Panalatinga.

Austin: la capital de Tejas (EE.UU.) cuenta con un Veloway de unos cinco kilómetros. En este caso, se sitúa al suroeste de la ciudad y también puede usarse por parte de patinadores.

Suecia: en otro de los países con más ciclistas urbanos del mundo se proyecta una autopista para bicicletas entre Malmö (la tercera ciudad más grande de este país) y Lund, separadas por 30 kilómetros. Tendrá cuatro carriles (dos en cada sentido) con salidas y estaciones de servicio intermedias. Sus impulsores estiman que costará unos cinco millones de euros y aprovechará los márgenes de las vías del tren.

Autopistas elevadas para bicicletas

Autopistas para bicicletas elevadas por encima de la calle y acristaladas en forma de tubo. Es la propuesta de los arquitectos Sam Martin y Chris Hardwicke. El primero ha presentado al alcalde de Londres, Boris Johnson, su proyecto «SkyCycle» para la capital británica y ha creado un vídeo para ilustrarlo. El segundo ha concebido su proyecto «Velo-City« para la ciudad canadiense de Toronto y un «Veloway» elevado para Melbourne (Australia).

Martin y Hardwicke explican que los ciclistas estarían a salvo tanto del tráfico rodado como de las inclemencias meteorológicas y la contaminación. Estos dos arquitectos aseguran que los ciclistas alcanzarían velocidades superiores a los 40 km/h, gracias a la reducción de la resistencia del aire y la seguridad al circular.

La idea no es nueva. En 1900 se inauguraba un tramo de la California Cycleway, una vía elevada para bicicletas que pretendía unir las ciudades de Pasadena y Los Ángeles, aunque se desmanteló en la primera década del siglo XX.

Las autopistas elevadas para ciclistas han recibido apoyos pero también críticas, como las del urbanista Alan Davies, que destaca su impacto visual o su gran coste económico.