La crisis ha reducido los fondos de las ONG para iniciar proyectos, pero en algunos casos, incluso, ha puesto en riesgo la continuidad de otros que han demostrado resultados exitosos. ¿Cómo evitarlo? Los ciudadanos tienen la clave. En este artículo se destacan siete proyectos con los que pueden contribuir mediante una iniciativa original: apadrinar una obra. De manera individual o en grupo, con los compañeros de trabajo, amigos o familiares, entre todos se puede ayudar con una aportación mensual, suficiente para financiar un proyecto.
Por qué apadrinar un proyecto de ONG
«Apadrinar una obra» es una iniciativa original de la ONG Cesal. Con ella anima a mantener vigentes siete proyectos que, de otro modo, estarían en peligro. El motivo es simple. «Cuando llegó la crisis, algunos proyectos y realidades se vieron amenazados por la escasez de recursos o por la falta de continuidad de los fondos provenientes de la cooperación internacional«, explica José Fernández, director del departamento de Sensibilización y Relaciones Externas de Cesal.
Estos proyectos dependen de un apoyo «sostenible y continuado», no se ha previsto un final para ellos. Por este motivo, los beneficiarios buscan padrinos que se impliquen, que se animen a formar parte de «una aventura que abre su horizonte al mundo».
Cómo se puede apadrinar un proyecto
Se puede apadrinar un proyecto de manera individual o en grupo, entre varios amigos, familiares o compañeros de clase y de trabajo
Los ciudadanos interesados en colaborar pueden hacerlo de manera individual o en grupo. Se pueden juntar varios amigos, familiares, compañeros de trabajo o de clase, para entre todos aportar una pequeña cantidad de dinero que sostenga el proyecto que elijan. «Son casas de acogida, escuelas, centros de formación profesional en países con muy pocos recursos», añade Fernández.
Después de elegir una obra, se elige un importe. Salvo uno de los proyectos propuestos, que cuenta con un importe anual mínimo de 500 euros, el resto requieren donaciones mínimas de 500 euros, para colaborar con una obra; 1.500 euros, para consolidarla; y 3.000 euros, para apadrinar el proyecto. En un momento como el actual, en el que los fondos públicos y privados han disminuido, «se hace más patente que nunca un rol no solo de participación económica puntual, sino de compromiso sostenido», señala Fernández.
Cada seis meses, los padrinos reciben información de los proyectos, un informe descriptivo y fotográfico donde se detalla la evolución del proyecto. Esta documentación se completa con la memoria institucional anual, el boletín digital mensual y un certificado de donaciones para obtener las correspondientes deducciones fiscales.
Siete proyectos para apadrinar
1. Centro de apoyo educativo en Lima, Perú. Este centro se abrió en 2003, con capacidad para 150 niños de 6 a 13 años y sus familias. Su objetivo es atender a los pequeños en edad escolar con bajo rendimiento y problemas de aprendizaje, entre otros, además de desnutrición, violencia familiar o casos de trabajo infantil. «La extrema pobreza, el aislamiento y la falta de oportunidades», señala Cesal, caracterizan a esta zona.
- Las aportaciones se destinarán al equipo de trabajo, la alimentación y los recursos necesarios para sus actividades y talleres.
2. Centro de desarrollo humano en Itaguá, Paraguay. En este centro, 180 jóvenes «en conflicto con la ley y en riesgo de exclusión social», explica Cesal, mejorarán sus oportunidades educativas y formativas. El centro está compuesto por talleres y escuela para impartir formación a alumnos de primaria y secundaria, así como a jóvenes que abandonaron sus estudios y quieren ahora aprender un oficio.
- El centro funciona desde 2011 y los padrinos que lo soporten ayudarán a mantenerlo abierto y a que decenas de estudiantes prosigan su formación.
3. Casa de acogida en Kampala, Uganda. La construcción de este espacio para 60 niños y adolescentes huérfanos a consecuencia del sida reduce la vulnerabilidad extrema a la que se enfrentan. Aquí recibirán cuidados, atención y protección.
- Los aportaciones de los padrinos se invertirán en el equipamiento básico de la casa y el material infantil y educativo.
4. Centro de desarrollo comunitario en Maputo, Mozambique. Medio millar de jóvenes tendrán la oportunidad de formarse en este centro, abierto en marzo de 2011. Desde entonces es el «punto de encuentro de jóvenes y niños del barrio», donde reciben preparación socio-profesional cientos de adolescentes entre 14 y 20 años. Pero además de orientación al empleo, cursos de inglés e informática o talleres de costura, se da el desayuno a 400 niños cada día y se les atiende por la tarde para ayudarles con los deberes.
- Las donaciones se destinarán a mantener los desayunos y los cursos.
5. Escuela San José, en Honduras. En 2010, un total de 92 familias de escasos recursos de Tegucigalpa se trasladaron al Asentamiento María José. En él se ubica una escuela con cuatro aulas, un módulo sanitario y una cancha deportiva.
- Los donantes aportarán un mínimo de 500 euros al año para costear los materiales educativos de 60 niños, que podrán asistir a clase y, gracias a su ayuda, recibir una educación de calidad.
6. Centro nutricional en Puerto Príncipe, Haití. El terremoto que afectó a Haití en 2010 aún implica consecuencias para los ciudadanos. Este centro nutricional atiende cada año a 1.400 niños menores de 5 años, mujeres embarazadas y madres lactantes. Pero sus labores van más allá, ya que se imparten talleres y se enseña a las mujeres conocimientos sobre nutrición e higiene.
- Las cuotas de quienes apadrinen mantendrán el centro abierto.
7. Centro de formación en República Dominicana. Hasta 300 jóvenes en riesgo de exclusión social, residentes en «una de las zonas más deprimidas», con elevados índices de pobreza, podrán asistir a este centro. En él se imparte formación en electricidad, electrónica y hostelería y se dispone de un taller de informática y un salón multiusos.
- Las donaciones permitirán que el centro permanezca abierto, como una oportunidad de futuro para cientos de jóvenes.