Desde que Facebook lanzara hace dos años y medio su tecnología Open Graph, son muchos los servicios, comercios y plataformas de la Red que la han adoptado para facilitar al usuario los farragosos registros, o comprobaciones vía cuenta de correo electrónico de la identidad del usuario. Open Graph es una tecnología que se integra en el servicio en cuestión y lo conecta con Facebook, de manera que los usuarios pueden usar su cuenta en la red social para certificar su identidad y también valorar el servicio mediante el botón “Me Gusta”. A cambio, sus movimientos dentro de la plataforma quedarán registrados en Facebook, lo que no a todos los usuarios les parece bien. A continuación se explican las consecuencias de registrarse en determinadas plataformas mediante la cuenta de Facebook.
Cuidado con los «Me Gusta»
En sí misma Open Graph es una tecnología positiva, porque mejora la experiencia de los usuarios en la Red. Ahora bien, es importante saber lo que comporta y sus varios niveles de implementación.
En el nivel más básico está la simple inclusión del botón de «Me Gusta» en la página y en sus contenidos. Este botón lleva dibujada una mano con un pulgar hacia arriba.
En sí misma Open Graph es una tecnología positiva, porque mejora la experiencia de los usuarios en la Red
EROSKI CONSUMER integra esta funcionalidad, que satisface el impulso de los lectores contentos por valorar una determinada información. A esta publicación, le sirve para saber el nivel de aceptación que tiene un determinado contenido y afinar su trabajo en próximas informaciones. A Facebook, en cambio, le supone que el «Me Gusta» del usuario aparecerá en su muro y que sus contactos sabrán que le ha gustado la información. Para Facebook estos son datos importantes para hacer sus estudios de mercado.
¿Qué sucede si damos un «Me Gusta» en determinadas páginas más comprometedoras -quizá desde el punto de vista político o personal- o lo hacemos cuando no se debe, como puede serlo en horas de trabajo? Si nuestro jefe nos sigue, puede saber así que estábamos navegando cuando no debíamos, o qué tipo de páginas mirábamos. Debemos ser conscientes de dónde y cuándo damos un «Me Gusta» y de que aparecerá en nuestro muro de Facebook.
Registrarse con la cuenta de Facebook
Un nivel más complejo de implementación de Open Graph es el que implica permitir el registro en una plataforma con la cuenta de Facebook. Es algo habitual en la Red y, sobre todo, en muchas aplicaciones para móvil en las que tener que escribir caracteres con un teclado táctil resulta una gran incomodidad.
Damos permiso a ambos servicios para que intercambien información personal sobre nosotros
¿Sabemos lo que implica dar permiso al servicio para que le pida a Facebook nuestros datos de registro? Damos licencia a ambas plataformas para que intercambien información personal sobre nosotros. Pero no controlamos qué datos de registro ofrece Facebook al nuevo servicio: si solo nuestro nombre y contraseña, o también nuestro lugar de residencia, calle, si estamos casados o no, nuestra orientación sexual o política, etc. Por otro lado, si el servicio, o la aplicación para móvil, dentro de unos años o quizá solo meses, cierra, ¿qué hará con toda esta información? ¿La borrará, retornará a Facebook o acabará en manos de empresas que la revenden a enviadores de spam?
Registrarse con la cuenta de Facebook es tan sencillo que a veces no da tiempo para pensar durante un momento los datos que el usuario está dispuesto a ceder en función de la pinta que tenga la plataforma donde se registra. Sobre todo, en el campo de las aplicaciones móviles que requieren registro, es muy usual lanzarse a probarlas para que luego queden olvidadas en el teléfono. ¿Regalamos nuestros datos personales de manera inconsciente?
¿Queremos que todos sepan todo sobre nosotros?
El registro a través de la cuenta de Facebook implica también interconectar la red con el servicio en cuestión, de modo que toda nuestra actividad en él (compras, opiniones, valoraciones, quizá contactos, etc.) quedarán registrados en nuestro muro y también en los servidores de la popular red social. En muchas ocasiones este aspecto enriquece la comunicación que se tiene con los contactos, como en el caso de Spotify, el servicio de música en streaming que pide registrarse con la cuenta en Facebook.
Lo más aconsejable es no usar por defecto siempre el registro con los datos de la cuenta de Facebook, sino pensar bien a qué tipo de servicio los cedemos
Ahora bien, no deberemos sorprendernos si luego nos encontramos en la calle a nuestros contactos y nos comentan que escuchamos a tal o cual grupo o compositor, o si nos gusta el jazz o el canto gregoriano. ¿Queremos de verdad que ‘todos’ conozcan nuestros gustos? Tampoco deberá molestarnos que nos pregunten si nos quedan bien los pantalones que nos compramos en aquella tienda de ropa de la Red, quizás unos pantalones atrevidos. No podremos enfadarnos, porque es una cesión de nuestra intimidad que habremos hecho de manera consciente al permitir el registro con los datos de Facebook: es el precio de la comodidad.
Por lo tanto, lo más aconsejable es no usar por defecto siempre el registro con los datos de la cuenta de Facebook, sino pensar bien a qué tipo de servicio los cedemos; tal vez vale la pena a veces tomarse la molestia de rellenar un registro.