Los vehículos aéreos no tripulados (VANT en español o UAV en inglés) son aeronaves sin personal en su cabina que se controlan a distancia, o bien funcionan de forma automática. Como este tipo de aparatos se dieron a conocer por su uso militar, de forma genérica también se les denomina “drones”. Desde 2004, Estados Unidos los ha utilizado para llevar a cabo labores de espionaje y ataque en países como Pakistán, donde han causado decenas de muertos, muchos de ellos víctimas colaterales. Pero los drones también tienen un empleo civil y doméstico que se explica a continuación en este artículo.
Los drones también se usan en la distribución de medicinas en lugares remotos, la fumigación de cultivos y el periodismo
Los drones también se usan para controlar fronteras, en operaciones contra el narcotráfico y hasta en televisión para retransmitir desde el aire grandes eventos. Además, en la actualidad, se trabaja en el ámbito civil para desarrollar vehículos cada vez más pequeños y ligeros, incluso del tamaño de un insecto, que hagan tareas de distribución de medicinas en lugares remotos o de reparto de productos de supermercado en ciudades.
Aplicaciones de asistencia civil
Hay una serie de drones más pequeños y con menor nivel tecnológico que empiezan a utilizarse en aplicaciones civiles que, por su tipología, pueden resultar peligrosas para posibles tripulaciones. Tal es el caso de la lucha contra vertidos petrolíferos, la fumigación áreas de cultivos o las labores de emergencia y la ayuda humanitaria en zonas de desastres naturales. También los emplea la NASA para el control del clima o para sobrevolar huracanes y recabar datos.
En España, existen diferentes proyectos de drones orientados a la lucha contra los incendios. La empresa española Nitrofirex cuenta con uno para desarrollar un drone orientado a la extinción de incendios forestales. La ventaja de este tipo de vehículos es que permiten operar por la noche, cuando los aviones de extinción con tripulación humana no pueden volar.
Otra empresa española, Flightech, también ha desarrollado un dron para su uso civil, sobre todo para combatir contra el problema de la deforestación causada por los incendios y para labores de vigilancia y detección de pirómanos. Según Flightech, su vehículo no tripulado posibilita identificar actividad humana tanto de día como de noche a 1.800 metros de distancia.
A nivel estatal, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) cuenta con un programa de desarrollo de aviones no tripulados, tanto para el campo civil como el militar. En la actualidad, este programa está compuesto por cinco modelos de drones orientados a usos de vigilancia y observación. Estos aviones entran dentro de la categoría de «mini VANT» o «micro VANT» por sus dimensiones y tecnología empleadas.
El empleo de drones en ámbitos urbanos ha causado una gran controversia en países como Estados Unidos o Reino Unido, debido a la falta de regulación
La utilización de vehículos aéreos no tripulados para labores de vigilancia de ciudades y áreas de uso público ha causado una gran controversia en países como Estados Unidos o Reino Unido, debido a la falta de regulación de este tipo de aparatos. En algunos estados norteamericanos como Virginia Occidental, se estudia prohibir su uso por parte de cualquier fuerza de seguridad, federal o estatal.
Entre los que se han mostrado críticos por el empleo privado de drones se encuentra el presidente de Google, Eric Schmidt. El ejecutivo considera que los mini-drones deberían estar prohibidos, ya que permiten a cualquier persona espiar o vigilar a sus vecinos, entre otros usos.
Uso doméstico
Dentro de la gama doméstica de los vehículos no tripulados, se encuentran los denominados cuadricópteros, aparatos de bajo coste y dimensiones que se mantienen en el aire de forma estable gracias al uso de cuatro rotores.
Uno de los más populares es el modelo Parrot AR.Drone 2.0. Se controla a través de una conexión wifi y una aplicación disponible para smartphones y tabletas con los sistemas operativos Android e iOS. El software, AR FreeFlight 2.0, deja manejar a distancia el aparato, así como grabar el vuelo. El precio del dispositivo es de 310 euros.
Otro modelo disponible en el mercado español es el DJI Phantom F330. Este cuadricóptero está orientado al ocio y a la grabación de vídeo mediante el uso de cámaras de vídeo para el aire libre y los deportes, como la GoPro. Su coste estimado es de 569 euros, con la emisora de radio control y un sensor GPS incluidos.
También hay proyectos para fabricar cuadricópteros de forma artesanal, mediante la adquisición de sus piezas en Internet, para la impresión 3D, o en distribuidores especializados como MultiWiiCopter o DIY Drones. De esta forma, han surgido diseños como Atropos, un prototipo de cuadricóptero español realizado a partir de un router.
El uso de cuadricópteros en el sector audiovisual ha creado un nuevo tipo de industria del vídeo que permite la grabación de planos aéreos a un coste muy inferior respecto a si ese mismo plano fuera realizado mediante el alquiler de una avioneta o helicóptero.
Además, el uso de vehículos no tripulados también tiene aplicación en el periodismo. Varias universidades de Estados Unidos cuentan con asignaturas y cursos sobre el denominado “Drone Journalism“, para explotar y experimentar las posibilidades de este tipo de aparatos en la profesión periodística. Y en países como Rusia las televisiones ya usan drones para cubrir manifestaciones o sucesos de elevada peligrosidad.