El 6 de julio expira la licencia de explotación de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos). Todo parece que se llevará a cabo, salvo sorpresa de última hora, teniendo en cuenta la actualidad de los últimos meses que parecía indicar la reanudación de su actividad. Este artículo señala si Garoña cierra o no cierra, apunta la cronología de los últimos movimientos en esta central nuclear y explica si debe cerrar o su energía es imprescindible.
Garoña: ¿cierra o no cierra?
Todo parece indicar que la central nuclear de Garoña asumirá el cese de su explotación el próximo 6 de julio, lo que abriría así el proceso hacia su cierre definitivo.
Sin embargo, los acontecimientos de las últimas semanas parecían indicar lo contrario. El 16 de mayo, la responsable de la planta, Nuclenor (propiedad de Endesa e Iberdrola), pedía al Ministerio de Industria, Energía y Turismo (Minetur) la revocación parcial de la Orden Ministerial que regula el cierre de la instalación, para «mantener la posibilidad de solicitar la renovación de la autorización de explotación vigente que permita continuar en un futuro con la operación de la central».
Garoña continúa parada y con todo el combustible irradiado en su piscinaFuentes consultadas de Nuclenor afirman estar en una situación de «incertidumbre» y remiten a sus notas de prensa oficiales para conocer su pronunciamiento.
Francisco Castejón, experto en energía nuclear de Ecologistas en Acción, señala que «Nuclenor ha echado un claro pulso con el Gobierno para conseguir mejores condiciones para Garoña y el resto de nucleares. Todo indica que no han llegado a un acuerdo». Carmen Monforte, experta en energía del diario Cinco Días, cree que «todo apunta a que las empresas aspiran a que el Ejecutivo amplíe la vida de todo el parque nuclear de 40 a 60 años. Solo así -consideran- les compensaría las inversiones».
En la actualidad, fuentes del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el organismo encargado de regular las condiciones de seguridad nuclear y protección radiológica en España, explican que, tras la decisión de Nuclenor del pasado diciembre, Garoña continúa parada y con todo el combustible irradiado almacenado en su piscina.
Cronología de los últimos movimientos en Garoña
Los vaivenes en torno a la central nuclear de Garoña se entienden mejor si se conoce la cronología de los últimos años que han conducido a la situación actual:
- Junio de 2009: la licencia de explotación expira el 6 de julio de 2013 y el Gobierno tiene que tomar una decisión un mes antes como muy tarde, es decir, el 6 de junio de 2013. El Ejecutivo pide un informe al CSN que dice que la central podría funcionar hasta 2019 con la condición de que realice una serie de cambios en 2013.
- Octubre-noviembre de 2011: las pruebas de estrés realizadas por el CSN a raíz del accidente de Fukushima obligarían a Garoña a llevar a cabo inversiones entre 2013 y 2014.
- Primavera-verano de 2012: el trámite de la ley de medidas fiscales que grava el combustible gastado encarece el kWh nuclear. Esta ley entrará en vigor el 1 de enero de 2013. Nuclenor asegura que Garoña ya no le es rentable, a no ser que se suavicen las condiciones.
- 29 de junio de 2012: una nueva orden Ministerial modifica la de junio de 2009, según la cual se autorizaría a Garoña a funcionar hasta 2019. Para ello, debería hacer los cambios pedidos por el CSN. Nuclenor aduce que tendría que gastar unos 130 millones de euros. Sus responsables, que tienen de tiempo hasta el 30 de septiembre, no piden la prórroga.
- 28 de diciembre de 2012: Garoña para, extrae el combustible gastado del núcleo y lo deposita en su piscina.
- Enero de 2013: el CSN empieza los trámites para el cese de explotación.
- Primavera de 2013: el Gobierno anuncia una reforma del sector eléctrico.
- 22 de mayo de 2013: Nuclenor solicita al Minetur una prórroga de un año más para continuar igual, en parada fría, y ver qué depara la nueva ley de medidas fiscales. El Minetur le remite la petición al CSN, que autoriza la prórroga el 27 de mayo, «con gran daño en su imagen de independencia», según Castejón. En la resolución, el CSN dice que si Garoña desea reiniciar su operación, deberá realizar antes todas las reparaciones que le solicitó. Como el Minetur no se posiciona, Nuclenor no puede solicitar la prórroga porque no ha mediado la orden Ministerial.
- 3 de junio: los trámites para el cierre continúan. El CSN aprueba el expediente de cese de explotación.
- 4 de junio: Nuclenor presenta en el Minetur la documentación oficial sobre el cese de explotación.
- 6 de junio: el Minetur no aprueba ningún cambio y el CSN envía el expediente de cese de explotación. Salvo imprevistos, Garoña deberá terminar su explotación el 6 de julio.
- 6 de julio: si no ha ocurrido ningún cambio, Garoña acabará su explotación. A partir de entonces se abre un proceso que podría llevar varios años hasta su desmantelamiento y cierre definitivo. Desde el CSN explican que todo se debe hacer según unos protocolos para garantizar la máxima seguridad, y ponen el ejemplo del desmantelamiento de la central nuclear José Cabrera, la primera que entró en operación en España. Esta instalación cesó su explotación el 30 de abril de 2006. Los trabajos de preparación del desmantelamiento finalizaron en 2010. La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) posee la autorización para realizar el desmantelamiento, que se estima finalizará en 2015.
¿Garoña debe cerrar o su energía es imprescindible?
Francisco Castejón sostiene que Garoña debe cerrar, sobre todo, porque «es una central muy vieja, con numerosos problemas de seguridad. De hecho es idéntica al reactor número 1 de Fukushima. En caso de accidente, afectaría a las poblaciones, territorio, cultivos y ecosistemas de cuatro comunidades autónomas: Castilla y León, La Rioja, Aragón y Cataluña. Además, su generación de residuos radiactivos agrava el problema de España con la gestión de estas sustancias, todavía sin una solución técnica satisfactoria».
Sin embargo, fuentes del Foro de la Industria Nuclear Española aseguran que «las centrales nucleares españolas son seguras y los datos operativos muestran a lo largo de los años el buen funcionamiento de los reactores de nuestro país». En cuanto a las pruebas de estrés que se obligó a llevar a cabo a los reactores europeos tras Fukushima, «en el caso español las comprobaciones y estudios realizados ponen de manifiesto márgenes que aseguran el mantenimiento de las condiciones de seguridad».
La necesidad energética es otra cuestión que enfrenta a defensores y detractores de esta central. Según Castejón, España puede permitirse el cierre de Garoña: «Hay suficiente potencia instalada en el resto de las centrales nucleares. Por otra parte, hoy en día casi la mitad de la electricidad es renovable. Si apoyamos estas fuentes de energía podemos cerrar las nucleares y prescindir paulatinamente de otras fuentes contaminantes».
Sin embargo, desde el Foro Nuclear aseguran que «nuestro país no puede permitirse prescindir de una tecnología segura, que genera estabilidad a la red eléctrica, que ofrece electricidad de forma constante y fiable y que no emite gases ni partículas contaminantes a la atmósfera. Es más, España necesita mantener a largo plazo, siempre con las máximas garantías de seguridad, todos sus reactores nucleares».
Según datos del Foro Nuclear, en 2012 los ocho reactores nucleares españoles han generado el 20,94% de la electricidad producida en España, la máxima contribuyente a la producción total de energía eléctrica, seguida del carbón y la eólica.