Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), implicados en el cambio climático, se han disparado. La concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera ha marcado una cifra histórica. Si no se hace nada por evitarlo, el clima podría llegar a una situación de no retorno con consecuencias catastróficas irreversibles. Diversos expertos explican en este artículo el aceleramiento de las emisiones, el punto de no retorno del cambio climático y cuándo podría producirse.
Las emisiones se han acelerado: CO2 a 400 ppmv
La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) señalaba recientemente que la concentración de dióxido de carbono (CO2) ha superado por primera vez, desde que tienen registros, la frontera simbólica de las 400 partes por millón en volumen (ppmv). La NOAA posee una estación en Mauna Loa (Hawaii), la más antigua del mundo en tomar datos del CO2 (desde 1958).
En algunas zonas de nuestro planeta, a escala regional, ya hay cambios irreversibles, según un experto«El dato representa un símbolo de la innegable influencia humana sobre el clima. Las concentraciones de CO2 en la atmósfera, principalmente por el uso masivo de carburantes fósiles, han pasado de cerca de las 280 ppmv de la sociedad preindustrial a las 400 ppmv actuales». Así lo considera Manola Brunet, directora del Centre for Climate Change (C3) de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona) y presidenta del Grupo de Expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
«En realidad era un dato cantado, porque las concentraciones están relacionadas con las emisiones y estas no han dejado de crecer en los últimos años», según Xavier Labandeira, catedrático de Economía de la Universidad de Vigo y autor principal del quinto informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
José Miguel Viñas, meteorólogo y autor del blog de divulgación Divulgameteo, destaca que «viene bien para recordar el aumento, año tras año, de la concentración de CO2 y, además, con una tasa de crecimiento mayor en los últimos años». Este experto recuerda a las grandes potencias emergentes como China o India, «cuyo espectacular crecimiento se basa en la quema masiva de combustibles fósiles».
En opinión de Mar Asunción, responsable del Programa Cambio Climático de WWF España, más significativo que el dato «puntual» es la «concentración promedio de 392,6 ppm alcanzada en 2012, cercana a las 400 ppm que el consenso científico aconseja no superar». Según esta experta, «lo importante es la tendencia creciente de aumento de temperaturas medias a un ritmo que puede desestabilizar el sistema climático».
El punto de no retorno del cambio climático
El «punto de no retorno» de un sistema, como el clima, se produce cuando las acciones (o las omisiones) abocan a una situación irreversible. Según la guía de UNESCO ‘Comunicar la sostenibilidad‘, «tras un cierto grado de acumulación apenas perceptible, una pequeña variación adicional provoca una gran diferencia, el sistema ‘adquiere vida propia’ y perdemos el control».
Los expertos consultados consideran que con los 400 ppmv el cambio climático todavía no ha alcanzado el punto de no retorno, pero «nos acercamos a pasos de gigante», subraya Viñas. Según este metereólogo, «seguimos haciendo oídos sordos a los científicos, y la contribución del CO2 al calentamiento global no para de crecer».
Para Labandeira, el número «indica que nos adentramos en terrenos ignotos. Hay que remontarse a millones de años para encontrar concentraciones como estas. No estamos en un punto de no retorno, pero cada día que pasa sin acciones relevantes se hace más difícil y costoso controlar este problema».
Brunet explica que «con el incremento de CO2 se ha observado un ascenso global de la temperatura del aire en torno a 0,6 ºC desde 1850, con una tendencia acelerada en los últimos 30 años. Todo ello nos conduce a un clima más perturbado, de mayores impactos ambientales y socio-económicos. Como los gobiernos mundiales no han alcanzado un acuerdo vinculante para reducir las emisiones, la sociedad se enfrentará en un futuro próximo a niveles de desestabilización climática mucho más peligrosos que los actuales».
¿Cuándo podría llegar el punto de no retorno?
Los científicos consideran que cuando se doble el valor preindustrial de concentración del CO2 (entorno a los 550 ppmv), el sistema climático se desestabilizará hasta puntos de no retorno, explica la responsable del C3. Con los datos actuales, añade Manola Brunet, dicha situación podría suceder antes de lo previsto: «En la actualidad nos enfrentamos a un riesgo del 50% de que la temperatura media global aumente 2 ºC antes de finales de este siglo. Muchos científicos creen que si no se ejecutan ya políticas decididas de reducción de las emisiones, es más probable que sea de entre 3 a 5 ºC».
El catedrático de la Universidad de Vigo señala que, de acuerdo a los modelos climáticos actuales, «podremos mantener el aumento de temperatura por debajo de los 2 ºC con concentraciones menores a 450 ppm. Al ritmo actual, alcanzaríamos ese punto en menos de 30 años. Para mantenernos en las 450 ppm tendríamos que reducir las emisiones ya y de forma importante en las próximas décadas, lo contrario de lo que sucede. Incluso manteniendo el aumento en 2 ºC de media, el impacto del cambio climático será probablemente muy elevado, al ser medias que no tienen en cuenta la variabilidad geográfica y los efectos extremos».
Según el responsable de Divulgameteo, «en algunas zonas de nuestro planeta, a escala regional, ya hay cambios irreversibles. Empieza a ser evidente en las regiones polares, sobre todo en el Ártico, con un proceso de desaparición del hielo que seguro veremos casi por completo en verano en pocas décadas».
La experta de WWF España destaca que los impactos se han hecho «cada vez más visibles: aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos extremos como olas de calor, sequías pronunciadas, deshielo de glaciares, precipitaciones más abruptas y concentradas con inundaciones, huracanes más destructivos, etc.» Manola Brunet añade el incremento del nivel del mar o la pérdida de biodiversidad, «que empobrece la biosfera y los servicios que los ecosistemas proveen».