Una perra puede morir a causa de una infección de útero. El diagnóstico y la intervención precoz son la mejor forma de frenar a tiempo esta patología, que se puede prevenir con la esterilización de la perra antes del segundo celo. En este artículo se explica qué es la infección uterina de la perra, cómo reconocerla y tratarla a tiempo.
Infección en útero de la perra, una enfermedad peligrosa
La infección del útero de la perra o piómetra es una enfermedad infecciosa, que se caracteriza por la presencia de pus en el útero. Esta patología tiene su origen en trastornos hormonales que provocan que el útero de la hembra canina sea menos resistente a las infecciones.
Las bacterias penetran en el útero cuando el cuello se abre durante el celo de la perra y es entonces cuando se produce la infección. Si el cuello del útero se cierra después de la infección canina, se acumula un gran volumen de pus que provoca la piómetra (bolsa de pus).
Pero, ¿es frecuente la infección de útero en perras? Una clínica veterinaria con 5.000 clientes puede atender al mes entre dos y tres piómetras. Según Imanol Sagarzazu, veterinario, «desde que ha aumentado del número de perras esterilizadas, el número de infecciones de útero ha disminuido de manera proporcional».
Las infecciones de útero en perras -y en gatas- se producen de manera más habitual en las hembras de edad avanzada y están provocadas por alteraciones hormonales. Según Ana Cameno, veterinaria, «los tratamientos inhibidores del celo de la perra pueden provocar un desajuste hormonal que puede resultar un factor de riesgo que le desencadene infecciones de útero».
Infección uterina de la perra, señales
Los síntomas de la infección uterina de la perra aparecen entre las tres y las seis semanas posteriores al celo. Cada perra presenta síntomas distintos, pero es frecuente que la hembra se muestre decaída, tenga secreción de pus por la vagina, beba gran cantidad de agua y orine de manera muy habitual. También es frecuente la deshidratación, pérdida de apetito, fiebre y vómitos.
La piómetra es una infección grave, que puede afectar a otros órganos de la hembra y provocar problemas renales, alteraciones hepáticas, peritonitis (inflamación de la membrana que recubre la cavidad abdominal), debido a las toxinas que se liberan a la sangre por la infección uterina.
Infección de útero en la perra, ¿cómo reconocerla?
Frente a síntomas como la secreción de líquido vaginal purulento o el aumento de la sed y pérdida de apetito en la perra, es recomendable acudir al veterinario sin dilación. La piométra es una patología del aparato reproductor de la hembra cuya curación depende en gran medida de lo pronto que se diagnostique y trate.
Los veterinarios que tienen una paciente con infección uterina llevan a cabo pruebas para diagnosticar y realizar una valoración del estado general del animal. Para ello se suelen hacer: análisis de sangre de la hembra de can, para conocer el número de glóbulos rojos en la sangre de la perra enferma y el estado en que se encuentran sus riñones. Asimismo, se llevan a cabo radiografías del abdomen y ecografías del aparato genital.
Pus en el útero en la perra, prevención
La manera más eficaz de prevenir piómetras en la hembra canina es a través de la esterilización u ovariohisterectomía (extirpación de ovarios y útero). Si además esta cirugía se practica a una edad temprana, antes del segundo celo, también se previenen tumores mamarios en la perra.
Los medicamentos o tratamientos que ayudan a prevenir las infecciones de útero en las hembras son inexistentes. En cuanto a los tratamientos hormonales que evitan el celo en las perras resulta ser un factor de riesgo para la aparición de las infecciones uterinas.
La intervención quirúrgica de la hembra para extirpar los ovarios y el útero, así como el diagnóstico y tratamiento tempranos son la mejor forma de luchar contra esta enfermedad que puede poner en riesgo la vida del animal.
Infección de útero en perras: tratamiento
La infección de útero en la perra se previene con la esterilizaciónLa práctica totalidad de los casos de piométra o infección uterina de la perra precisan de una intervención quirúrgica llamada ovariohisterectomía, que consiste en la extirpación de los ovarios y el útero canino. Hay casos en los que antes de la cirugía es necesario tratar a la perra con antibióticos para reducir la infección.
Según Cameno, «antes de operar a la perra hay que estabilizar su situación en caso de que el funcionamiento renal esté alterado y la sangre intoxicada por la infección, pero la intervención quirúrgica no puede tardar, porque la perra puede morir si no se actúa con rapidez».
La operación quirúrgica para limpiar la infección uterina de la perra puede resultar exitosa, pero hay casos en los que la perra muere horas después de la operación, advierte la veterinaria. Por ello, es fundamental tratar a la hembra cuando la enfermedad no se encuentra en un estado muy avanzado.
La utilización de tratamiento médico (sin cirugía) es posible solo en ocasiones muy especiales y concretas, y ha de ser valorado con mucha precaución por el veterinario.
La piómetra puede ser de dos tipos: abierta o cerrada. En el primer caso es menos grave porque la secreción purulenta se expulsa a través de la vagina y no se acumula en el interior, con el consiguiente riesgo de provocar una infección más grave.
En el segundo caso, el pus queda atrapado en el interior del útero y forma una gran bolsa, que puede infectar la sangre de la perra y provocar alteraciones renales y hepáticas.
Una bolsa de pus uterina en la perra puede alcanzar el tamaño de un melón en una hembra de tamaño mediano o grande, como el bóxer.