La energía eléctrica es una fuente energética que compite en eficacia con cualquier otra en la producción de calor gracias a la amplia oferta de tarifas nocturnas proporcionada por las distintas compañías eléctricas y a la popularización de los acumuladores de calor.
La gran ventaja de la electricidad se fundamenta en el mantenimiento casi nulo de las instalaciones y en la comodidad para el usuario. Además es fácilmente programable y es limpia y segura. El contrato de tarifa nocturna supone un ahorro de más del 50% en por cada Kw /hora consumido durante la noche.
Los emisores de calor más populares son las estufas y los radiadores.
La mayor parte de los usuarios que utilizan alguno de estos dos sistemas optan por uno de los distintos tipos de radiadores: de hierro fundido, de panel de chapa o de aluminio. Los primeros, a pesar de que tardan bastante tiempo en calentarse, consiguen elevar la temperatura de la habitación más que otros tipos. Además, gracias a l retardo en su enfriamiento lograremos tener caldeada la habitación durante más tiempo. Los radiadores de chapa son una excelente inversión porque abaratan costes y mejoran los rendimientos de las calderas. Los fabricados de aluminio son buenos conductores del calor y, además, se pueden instalar por módulos.
Los suelos y paredes radiantes utilizan el agua como elemento transmisor del calor. La superficie de calefacción es muy grande puesto que se instalan tuberías internas por el suelo o las paredes. Es un método recomendado por los expertos en alergias ya que estos sistemas impiden la propagación de ácaros en el interior de los hogares.
Otro método de calefacción son los climatizadores de aire caliente, fácilmente programables y reducen la humedad en las habitaciones.