La leishmaniasis del perro es una enfermedad crónica, no tiene cura. Sin embargo, sí se puede conseguir que el can disfrute de una buena calidad de vida. Una alimentación equilibrada de buena calidad, el tratamiento apropiado, así como los controles para prevenir nuevos brotes de la enfermedad, son las pautas que hay que seguir para mantener a raya esta dolencia en el perro.
Mi perro tiene leishmaniasis, ¿qué debo hacer?
El tratamiento específico y único de la leishmaniasis en el perro no existe. Cada caso es distinto y puede afectar a diferentes órganos del can y en distinto grado. Por lo tanto, será el veterinario quien determine el tratamiento más adecuado para el animal, pero siempre con un objetivo: lograr el mayor grado posible de calidad de vida para el perro.
La leishmaniasis del perro puede controlarse con el tratamiento veterinario adecuado y una alimentación rica en omega 3
La leishmaniasis canina puede ser cutánea o visceral. En el primer caso, el diagnóstico de la enfermedad es menos grave que en el visceral y afecta sobre todo al funcionamiento renal. Y en ambos casos, precisa de controles de por vida para detectar posibles rebrotes. Por ello, las medidas preventivas antiparasitarias, como mantener a raya a los mosquitos transmisores de la enfermedad, son la mejor de manera de evitar que el perro contraiga la leishmaniasis.
Leishmaniasis canina, una larga lucha contra un parásito
La leishmaniasis es una enfermedad de origen parasitario, por lo que debe combatirse desde dos frentes: contra el insecto y contra los propios síntomas asociados a la dolencia, como lesiones en la piel del perro, pérdida de peso y falta de apetito en el can, lesiones oculares, cojeras, anemia o fallo renal, entre otros.
«El tratamiento para paliar los síntomas de la leishmaniasis puede durar semanas, y se puede conseguir mitigarlos, pero el parásito siempre permanecerá en el perro», explica Xavier Roura, veterinario. Los síntomas pueden reaparecer, «y entonces hay que repetir el tratamiento contra la dolencia», añade este doctor canino, quien calcula que cerca del 5% de los perros en España padece o tiene riesgo de contraer esta enfermedad.
Existen distintos medicamentos para tratar los síntomas de la leishmaniasis. «Algunos son nuevos, como es el caso del jarabe que potencia la efectividad y el rendimiento del sistema inmunitario», según apunta Ana Cameno, veterinaria. El perro que padece leishmaniasis no necesita tratamiento en determinados momentos, cuando los síntomas de la enfermedad están bajo control.
Alimentar a un perro con leishmaniasis, claves
Además, determinadas circunstancias pueden desencadenar un brote de leishmaniasis o, por el contrario, pueden mantener a raya la enfermedad. Una alimentación de calidad para el perro (pienso de gama alta) o incluso específico para los canes que padecen la enfermedad ayuda a mantener en forma sus defensas.
«Es necesaria una dieta especial para el perro enfermo, con niveles reducidos de fósforo, rica en antioxidantes y ácidos grasos omega 3 y omega 6, además de con niveles apropiados de proteína, alta digestibilidad», afirma el veterinario Juan Antonio Aguado.
Perro enfermo de leishmaniasis, ¿cómo evitar recaídas?
Nunca se consigue eliminar del todo eEl parásito que provoca la leishmaniasis en el can. Por ello, son necesarias las revisiones veterinarias que detecten posibles rebrotes de la enfermedad.
Un perro con leishmaniasis puede volver a contagiarse con la picadura del mosquito que transmite la enfermedad
Además, existen situaciones que pueden reavivar los síntomas, como el cáncer en el perro. «El estrés, una gastroenteritis o una operación quirúrgica pueden desestabilizar sus defensas e influir para que reaparezca un brote de leishmaniasis», explica Imanol Sagarzazu, veterinario. Por eso, si se quieren paliar los signos de esta dolencia, hay que procurar que el animal no enferme y valorar las consecuencias de realizar una operación quirúrgica.
El frío también puede resultar el desencadenante de un nuevo brote. Sobre todo, si duerme a la intemperie, a temperaturas muy bajas para él. Y es que cualquier factor que provoque una bajada de las defensas del animal enfermo puede reactivar los síntomas de la leishmaniasis.
El podenco ibicenco y el andaluz son dos razas de perro inmunes a la leishmaniasis. La razón es que han vivido mucho tiempo en zonas con una presencia notable del mosquito transmisor de la leishmania, por lo que se han protegido frente al desarrollo de esta enfermedad de carácter parasitario.
Por el contrario, los canes que viven en el norte de España, donde el riesgo de contraer la leishmaniasis es bajo debido al clima más frío, tienen más riesgo de padecer la enfermedad cuando viajan a climas más cálidos. Por eso con ellos hay que extremar las precauciones contra la picadura de los mosquitos transmisores de la leishmaniasis.