Entramos desde el móvil a la página web de nuestro medio de información favorito o red social, y nos salta una ventana emergente en la que se informa de la política de la empresa respecto a las llamadas cookies y nos advierte de que ellos las utilizan y nos piden que aceptemos el uso de estos programas. El mismo proceso se repite en multitud de páginas y servicios sin que sepamos muy bien qué hacer. ¿Debemos aceptar las cookies, o son solo una excusa de las compañías para espiarnos? ¿Por qué nos avasallan con estos avisos de manera continua en pantallas tan pequeñas como las de los móviles, cuando lo único que consiguen es entorpecer nuestra navegación? Este artículo arroja luz sobre estas advertencias a las que están obligadas por ley todas las páginas y servicios web.
El aviso sobre la política de cookies de la página es una obligación de la Comisión Europea que refuerza nuestra seguridad
Las ventanas emergentes que nos advierten del uso de cookies son muy incómodas, e incluso inoportunas, sobre todo en pantallas de dispositivos portátiles como móviles y tabletas. Además, la navegación continuada por la Red se vuelve dificultosa cuando todo el rato saltan ventanas emergentes que informan de algo que no entendemos muy bien, pero de lo que hemos oído hablar como sospechoso.
Pero las páginas y los servicios, también EROSKI CONSUMER, se han visto obligados a aplicar este procedimiento de aviso por causa de una directiva de la Comisión Europea (CE) al respecto, que obra en favor de los derechos del usuario. En efecto, la directiva europea pretende que, al menos la primera vez que un servicio nos instala una cookie en nuestro ordenador, móvil o tableta, sepamos que tal acción se está operando y que tiene consecuencias sobre nuestra privacidad.
Cookies: ¿buenas o malas?
Se ha discutido mucho sobre la idoneidad de las cookies desde que fueron creadas en los albores de Internet. Para comprender su importancia, nada como una experiencia reveladora.
Sin las cookies, a día de hoy la navegación web se nos haría casi imposible
Para ello, primero, hay que abrir el panel de configuraciones del navegador y eliminar todas las cookies instaladas, además de no permitir que se instale ninguna nueva, así como que se guarden datos locales de los sitios que visitamos. Después, hay que comenzar a navegar como lo haríamos siempre, recorriendo nuestros sitios favoritos.
Pronto veremos que en ningún servicio de los habituales nos reconocen y que cada vez que queremos entrar en ellos debemos introducir nombre de usuario y contraseña. También ocurre que el navegador no guarda datos de pasadas búsquedas, de modo que es como si el servicio se hubiera quedado sin memoria. Tampoco podrá aportar información adicional que antes nos daba, porque no sabe exactamente quien somos: se le olvida cada vez que entramos y salimos.
Las cookies son nuestro pasaporte para entrar en las diferentes páginas, plataformas y servicios digitales
Incluso en muchos servicios, al bloquear la instalación de cookies, no será imposible iniciar sesión, como ocurre con Google, Facebook o Twitter. ¿Por qué? Porque sin la instalación de la cookie es como si fuéramos un objeto intruso que penetra en el servicio y, por seguridad hacia los datos del usuario (nosotros), nos bloquea. Si desactivamos al menos el bloqueo a la instalación de cookies, volveremos a ser readmitidos en estos servicios.
Las cookies son, por tanto, nuestro pasaporte para entrar en las diferentes páginas, plataformas y servicios digitales; el modo con el que estas web saben que somos quien decimos ser, y no un programa malicioso e intruso. Al principio fueron concebidas por comodidad del usuario, aunque luego, con el aumento de los ciberataques, se han impuesto como medida de seguridad en los sitios que guardan datos privados.
¿Por qué entonces obliga la CE a avisar?
La Comisión Europea vela por la privacidad y seguridad de los ciudadanos de los Estados miembros, porque el uso de las cookies es, en la mayoría de casos, necesario, pero también se utilizan por parte de las empresas de publicidad que tienen fines comerciales.
A veces, entramos en páginas de mensajes virales o en webs de productos o medios de comunicación, y no somos conscientes de que la agencia que está detrás de ellos, u otras empresas del sector de los estudios de marketing, nos instalan cookies. Pero no es una práctica ilegal: estas agencias emplean datos de nuestra navegación por su web, o por otras, para hacer mejor su trabajo de venta de publicidad, o de organizar un comercio on line, de modo que se compre más y mejor. Son técnicas conocidas como «behavioral targeting«, con las que estudian el comportamiento de los usuarios y sus gustos para afinar el tipo de servicio que les dan.
Pero, a veces, estas cookies son muy agresivas en los datos que recogen y su actividad consume recursos de nuestro procesador y, por tanto, nos hace incómodo el uso de nuestro dispositivo y gastan batería.
Toda empresa que nos muestre estos avisos nos asegura su compromiso con las directrices de la Unión Europea en cuanto a privacidad
Por si fuera poco: ¿cómo sabemos que no recaba datos más íntimos y además toma nota de nuestro nombre y apellidos? Esta práctica sería del todo ilegal y, por eso, la gran mayoría de las empresas, entre ellas todas las destacadas, se guardan de hacerlo. Pero esto no significa que algunas no puedan llevarlo a cabo.
Por esto, para asegurar un compromiso de las firmas importantes presentes en Internet, la CE exige a estos sitios web: alertar a los usuarios de que se aplicarán cookies, tanto propias como de terceros; especificar qué funciones tienen; y cuál es la política de la compañía respecto a las mismas, asegurando que no violarán su intimidad ni robarán datos confidenciales. De este modo, si se violara este compromiso, el usuario podría denunciar a la empresa. Por lo tanto, en principio, toda compañía que nos muestre estos avisos, aunque resulten incómodos, nos asegura su compromiso con las directrices de la Comisión Europea en cuanto a privacidad, algo siempre positivo.
De todos modos, es casi imposible en una navegación normal evitar las cookies de empresas de marketing que puedan ser agresivas. Y, entonces, la acumulación de cookies puede hacer que haya en nuestro dispositivo mucha actividad en segundo plano, que consume muchos recursos y ralentiza el funcionamiento.
Con el fin de evitar estos atascos de funciones, no está de más hacer un barrido temporal de las cookies, cada seis meses. Después, a medida que vayamos navegando, nuestros sitios habituales las instalarán de nuevo sin problemas.
Para ello, desde el navegador, vamos al menú de configuración y entramos en el apartado de cookies para pedirle que las borre, pero no que bloquee las nuevas. Ahora bien, antes de hacerlo, es muy importante recordar todas las contraseñas que usamos en los distintos servicios, porque luego las tendremos que introducir de nuevo para poder entrar en ellos.