Los trabajos de investigación son obligatorios en buena parte de los estudios, al finalizar un máster o curso de posgrado. Pero sobre todo, realizar estos trabajos y publicar artículos aporta un elemento diferenciador al currículum, que ayuda a encontrar un empleo. Los problemas llegan en el momento de escribirlos o iniciarlos, ¿por dónde empezar? En este artículo se detallan las principales claves: hay que elegir el enfoque adecuado, revisar la literatura óptima, estructurarlo de manera correcta y evitar los errores que pueden arruinar cualquier esfuerzo.
Elegir el tema y enfoque de la investigación
El tema de investigación ha de tener en cuenta su oportunidad y originalidad, ser relevante y novedoso, y seguir la metodología que marque su enfoque
La investigación no pasa por su mejor momento. Sin embargo, los trabajos de esta naturaleza se refuerzan entre quienes realizan estudios de posgrado y, en especial, en los alumnos de cursos de doctorado. Son un punto fuerte de sus autores porque les conceden la especialidad en el ámbito de estudio, ya que suponen analizar este en todas sus dimensiones. De ahí que el tema de investigación sea esencial. La Universidad de Málaga aconseja analizar su oportunidad y originalidad, mientras que la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) recomienda que el tema de estudio sea relevante y novedoso.
Junto con el tema de estudio, el enfoque es el aspecto más importante de un trabajo de investigación. Se supone a los alumnos el dominio del tema de estudio o, como mínimo, un interés por el mismo que implica el conocimiento de las principales fuentes y referencias. A partir de estos elementos, en general, se opta por un trabajo de naturaleza empírica o teórica, es decir, basado en la extracción de datos o que propone teorías que llevan a unas conclusiones. El enfoque de la investigación es esencial porque determina la metodología que se seguirá.
Revisar la literatura
Es fundamental conocer la literatura más importante que se haya publicado hasta el momento. Para investigar un tema, se requiere saber de él en profundidad, de forma que se puedan identificar aspectos tales como problemas o necesidades. Una vez seleccionado, por tanto, hay que comenzar a leer y dividir las lecturas en tres grupos: los libros que son imprescindibles, los que son recomendables y los que conviene leer, pero no son obligatorios, ya que se centran en aspectos puntuales de la investigación o sirven como libros de consulta.
Los libros que se lean se deben citar en el trabajo de dos maneras: a modo de referencias bibliográficas insertadas en el texto, entrecomilladas, junto con el nombre del autor y el año de publicación; y al final del trabajo, en orden alfabético, con el título completo de la obra. La literatura servirá para establecer el hilo del trabajo, respaldar las teorías y tesis que defienda o bien contradecir algunas ideas.
Estructurar el trabajo de investigación
Puesto que los trabajos de investigación integrados en el plan de estudios están dirigidos, será el director del mismo quien marque el modo de presentación. No obstante, se reconocen unas normas comunes, que se repiten en la mayoría de los trabajos: portada, índice, introducción, formulación de hipótesis, metodología, resultados y conclusiones.
Los dos últimos apartados son los más importantes, puesto que en ellos se recoge el grueso del trabajo. Hay que presentar los «resultados contrastados de las hipótesis planteadas previamente» y compararlos con trabajos previos, señala la UNED. En cuanto a las conclusiones, resumen las principales ideas del trabajo, las reflexiones que encierran las aportaciones de la investigación al ámbito de estudio.
Errores que se deben evitar
Un trabajo de investigación es una tarea ardua que implica una gran dedicación. Por ello es importante evitar los errores que lo penalizan. Los más frecuentes son los plagios. La búsqueda en Internet ha favorecido esta práctica, ya que acumula un gran volumen de información al alcance de cualquiera. No obstante, siempre que se incluya información de otra fuente, es imprescindible citarla. Detectar que se ha cometido plagio es causa suficiente para invalidar el trabajo.
Otros errores comunes se refieren a la presentación. La excusa «soy de ciencias» no sirve para presentar un trabajo que no cuide el vocabulario. Este ha de ajustarse al tema de estudio, incluir términos específicos, pero comprensibles, evitar las citas literales extensas, usar frases con contenido y hacer un uso correcto de los signos de puntuación, que aligeren la lectura y ayuden a entenderla.
Una vez terminado el trabajo de investigación, llega el momento de darle difusión. Para ello, es necesario aplicar determinadas premisas, de manera que se demuestre “de forma clara y concisa qué aporta el artículo al campo de su investigación”, recomienda la Universidad de Sevilla. Esta destaca tres fases en la tarea de publicación: planificar, escribir y editar.
En primer lugar se ha de hacer un resumen del trabajo en varias líneas. A continuación, se ha de describir el trabajo que se ha realizado, explicar cuál es su aportación y su diferencia con respecto a trabajos anteriores u otras líneas de investigación. Luego se detalla la metodología que se ha seguido, los resultados que se han obtenido y cuáles han sido las conclusiones. Si se considera necesario, se pueden seleccionar fotos, dibujos o esquemas para representar el contenido del trabajo.
Pero sobre todo, una vez concluido, es crucial revisar el artículo para asegurar que no se han cometido faltas gramaticales u ortográficas y que recoge los aspectos más importantes de la investigación.