A menudo la ciencia se resiste, pero es uno de los ámbitos que más atención atrae. Animados por este interés, en marzo de este año se formó “The Big Van Theory” (TBVT), un grupo de monologuistas científicos que ha conseguido transmitir esta disciplina de una forma amena y accesible a todas las personas. Así han logrado que la física de partículas y el bosón de Higgs, pese a su complejidad, sea comprensible y el tema más aplaudido por el público. El siguiente artículo explica en qué consisten los monólogos científicos, cuál es su temática y a quién se dirigen.
Monólogos científicos, en qué consisten
Los monólogos están asociados al ocio, a una manera cómica de presentar un tema más o menos serio. Constituyen un modo ameno de atraer a numerosas personas a los asuntos más diversos y, por este motivo, se recurre a ellos para la divulgación científica. Este es el fin de «The Big Van Theory» (TBVT), un grupo de 12 biólogos, matemáticos, físicos e ingenieros, entre otros, unidos por el concurso de divulgación científica FameLab.
Los monólogos acercan la ciencia de una forma divertida y comprensible
Todos ellos conforman un mismo grupo, pero no actúan siempre juntos. Lo hacen, en general, en minigrupos de entre cuatro y ocho, «ya que con ese número la duración del espectáculo es la más adecuada para el público», expone Daniel García, uno de los miembros de TBVT. El objetivo es acercar la ciencia a todo el público, «mostrando los avances más recientes de una forma divertida y comprensible».
La ciencia se convierte así en «algo familiar para todas las personas». «Me considero una científica cercana con sentido del humor», matiza Elisabet Prats, también componente del grupo. Tanto las cuestiones que se formulan en el aula como aquellas que implican dificultad para buena parte de los ciudadanos toman la forma de monólogos que explican de manera sencilla cuestiones complejas como qué son los rayos cósmicos, la epigenética o la posibilidad de huir de un terremoto. «Queremos que la ciencia no sea algo alejado y solo accesible para algunos ‘sabios elegidos’, sino que la gente comprenda que es parte de su día a día, la haga propia y disfrute con ella de forma entretenida y sencilla», apunta Daniel García. «Somos amantes de la ciencia, intentamos romper estereotipos y acercar el conocimiento científico a la población«, completa Javier Santaolalla.
Cuál es la temática de los monólogos científicos
Los temas de los monólogos son variados. Daniel García explica que los primeros se centraban solo en los temas que investigaban, para luego ampliarse a contenidos de los campos propios de cada uno e, incluso, a las «modas». «La física de partículas y el bosón de Higgs, pese a su complejidad, o quizá por eso, ha sido sin duda el monólogo preferido por el público», manifiesta. En su opinión, esto se debe a una mezcla de impacto mediático y a las cuestiones que implica acerca de la composición del universo o los límites del conocimiento. «Las cuestiones de actualidad son las que más curiosidad despiertan», ratifica Javier Santaolalla
Otras veces, la experiencia personal es la fuente de inspiración. «Pienso en aquello que me sorprendió cuando lo estudié e intento mostrar el perfil que hizo que me gustara tanto. Así hablo de física cuántica, relatividad o antimateria, cuestiones que parecen más de ciencia ficción que de un laboratorio», describe Santaolalla.
En cuanto a la preparación, Elisabet Prats detalla que cada uno de los miembros escribe «sobre lo que conoce y prefiere», para luego ponerlo en común, realizar críticas constructivas que mejoren el monólogo y «hacerlo comprensible a todos los públicos». «Sometemos el guion del monólogo a la crítica de los demás, lo que ayuda a pulir el texto y a que el resultado proceda del esfuerzo colectivo», agrega Daniel García.
A quién se dirige un monólogo científico
Todas las personas. Este es el público objetivo a quien se dirigen los monólogos científicos. «Nuestra finalidad es llegar a toda la gente, en especial a quienes de entrada no les interesa la ciencia o dicen no entenderla», concreta Daniel García. Por un lado, asegura que es fundamental acercar la ciencia a los jóvenes «para que luego ayuden a que se aproxime en los años siguientes a toda la sociedad». Pero también quieren que llegue a las personas mayores sin conocimientos científicos, «un grupo clave al que acercarnos para eliminar el mito de que ‘la ciencia es difícil’ o ‘soy muy mayor para poder entenderla’«, y a los niños. «La ciencia no tiene límites, algunas bromas quizá no serían adecuadas para edades muy tempranas, pero los niños vienen encantados a vernos ¡y nos hacen muchas preguntas!», añade Prats.
Niños, jóvenes y mayores son el público objetivo de los monólogos científicos
El público está interesado en la ciencia y así lo demuestra. «Los alumnos jóvenes son especialmente agradecidos y muy espontáneos, pero el público adulto es muy atento, curioso y con mucha ilusión por aprender», estima Santaolalla. Para Elisabet Prats, cuando se explica la ciencia con palabras comunes, se siente mucho interés porque «la ciencia es la vida real, es cercana». «Queremos subrayar su importancia y que es el futuro», insiste García. «Mostramos la ciencia tal como es: interesante, útil y divertida», apoya Santaolalla.
Por este motivo actúan en lugares tan variopintos como institutos de educación secundaria, universidades, bibliotecas, centros culturales, museos o «lugares menos habituales para la ciencia» como teatros, bares y pubs. «En cualquier sitio donde nos lo pidan», aclara Elisabet Prats. Varias ciudades ya les han reclamado. «Queremos cambiar los estereotipos de los científicos encerrados en sí mismos y hacer comprender a la gente que en la sociedad la ciencia es importante y se merece un lugar digno«, concluye.