El cohousing, o modelo de vivienda colaborativa, rompe con la manera convencional de adquirir una casa y establecerse en ella. Varias personas, familias o individuos de todo tipo, comparten un inmueble y colaboran en sus necesidades. No es una comuna hippy, porque cada uno cuenta con sus espacios privados, si bien comparten zonas comunes. Sus impulsores destacan diversos beneficios ambientales, económicos y sociales frente a la compra o alquiler clásicos. Este artículo señala qué es el cohousing o vivienda colaborativa, las ventajas de este sistema y varias iniciativas interesantes de cohousing en España.
Qué es el cohousing o vivienda colaborativa
Las viviendas colaborativas son un modelo utilizado desde hace más de un siglo en los países escandinavos. En Suecia, el 35% de las casas se rigen por este sistema, mientras que en Dinamarca alcanza el 10%. Alemania, Reino Unido o Estados Unidos poseen también tradición al respecto, mientras en España empiezan a implantarse en Cataluña, Madrid o el País Vasco.
Las viviendas colaborativas son más ecológicas porque aprovechan mejor los recursosLos posibles interesados del cohousing son muy diversos. Las familias monoparentales concilian mejor el cuidado de sus hijos con el trabajo. En las zonas comunes se pueden habilitar espacios para trabajar, o ludotecas y espacios recreativos para los niños. Los jubilados que no quieren una residencia ni tampoco quedarse solos en sus casas comparten los cuidados que necesiten.
El sistema se rige por la fórmula de cooperativas de cesión de uso basado en el modelo nórdico Andel. Los responsables del colectivo CoVER, que promueven este modelo en el País Vasco, explican que consiste en una forma de acceso a la vivienda situado entre el alquiler y la propiedad. Todos sus habitantes son copropietarios del total de un inmueble y disfrutan del derecho de uso sobre cada una de las casas en él desarrolladas.
Ventajas de las viviendas colaborativas
Los impulsores de las viviendas colaborativas señalan diversas ventajas para personas que no quieran o puedan contar con un piso en propiedad o alquiler de forma convencional:
Ambientales. Al compartir casa se aprovecha al máximo el espacio y los recursos disponibles. Los precios de la energía son cada vez mayores y los edificios son uno de los principales consumidores de este recurso básico: en la actualidad representan en Europa alrededor del 40% del consumo de energía final del país (el 26% en el caso de España), según datos de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA).
Los impulsores de estos hogares pueden decidir cómo se construirá el edificio según las características de este modo de convivencia. Se puede optar por sistemas para optimizar el consumo y lograr unas viviendas más ecológicas y saludables: uso de materiales y sistemas aislantes para mantener la temperatura en el interior; tecnologías renovables para producir su propia energía o agua caliente sanitaria; sistemas eficientes y de bajo consumo; aprovechamiento de las basuras para reciclar y hacer compostaje, etc. Sus inquilinos fomentan además el uso compartido de bienes y servicios, como la lavadora, el acceso a Internet o los coches.
Económicas. El modelo convencional de adquirir un piso mediante un préstamo hipotecario obliga a sus inquilinos a un gran desembolso económico para muchos años. Las viviendas colaborativas buscan por el precio de un alquiler social el acceso a la misma en propiedad. Las facturas de la electricidad, el agua, el gas, la tecnología, el cuidado del hogar o de los niños se comparten y, por tanto, los gastos son menores.
Sociales. Los habitantes pueden conciliar mejor su vida personal, familiar y profesional, se evita la soledad de determinados colectivos, y se vuelve al modelo de convivencia vecinal en el que las personas se conocen, se ayudan y aprenden a resolver conflictos.
Iniciativas interesantes de cohousing en España
España ya cuenta con varias iniciativas interesantes de viviendas colaborativas:
- Asociación Jubilares: este colectivo trabaja en Madrid para crear comunidades autogestionadas de ancianos en un entorno diseñado por ellos mismos.
- Colectivo CoVER: este grupo de profesionales de diversas disciplinas desarrolla viviendas colectivas sostenibles. Algunos de estos proyectos son la rehabilitación de un caserío del siglo XVIII en Aletxa o un grupo de casas en Maeztu, ambas localidades en Álava.
- Cooperativa Integral Catalana (CIC): su objetivo consiste en generar viviendas colaborativas mediante la compra de paquetes de hipotecas impagadas.
- Etxekoop: es una cooperativa vasca que promueve facilitar el acceso a casas con este modelo.
- Fundación 26 de Diciembre: sus integrantes quieren construir en Madrid un complejo residencial de mayores homosexuales y transexuales con un modelo cooperativo.
- Housekide: esta asociación propone un diseño de cohousing para personas mayores en San Sebastián.
- SostreCívic: este colectivo catalán plantea el modelo cooperativo como una alternativa al sistema inmobiliario especulativo.