La puesta a tierra es una instalación necesaria para limitar la tensión de las masas metálicas, asegurar la actuación de las protecciones y eliminar o disminuir el riesgo que conlleva una avería en cualquier material eléctrico. Las masas metálicas son las partes metálicas de un aparato que, en condiciones normales, están separadas por un aislamiento de las partes activas. Sin embargo, estas últimas son susceptibles de ser puestas en tensión cuando se produce un fallo o defecto en el aislamiento o en las partes de fijación y protección, de ahí la importancia de la toma de tierra.
En esencia, la conexión a tierra es la unión directa, sin fusibles ni protección, de una parte del circuito eléctrico o de una parte conductora con un electrodo o grupos de electrodos enterrados en el suelo. Mediante la toma de tierra, se consigue que no aparezcan diferencias de potencial peligrosas y se permite el paso a tierra de las corrientes de defecto o descargas de origen atmosférico. Se evitan los habituales calambrazos al tocar un aparato electrodoméstico, ya que la corriente se fuga a tierra.
Partes del sistema
El principal elemento de la puesta a tierra es la toma de tierra. Para ésta, se pueden utilizar electrodos formados por barras, tubos, conductores desnudos (clase 2), placas, mallas metálicas o armaduras de hormigón enterradas. El tipo y la profundidad del enterramiento de las tomas nunca ha de ser inferior a medio metro, ya que de esta manera se evita que resulten afectadas por la presencia de hielo, humedad u «otros efectos climáticos», establece la normativa.
Respecto a los conductores, se distinguen dos tipos: de tierra y de protección. Los primeros deben tener una sección de 16, 25 ó 50 mm2, según el material de que estén compuestos (cobre o hierro) y su aislamiento, mientras que los conductores de protección -que unen las masas con otros elementos para asegurar la protección contra contactos indirectos- pueden tener una sección mínima de 2,5 mm2.
El funcionamiento de la puesta a tierra queda garantizado porque los conductores se unen a un borne principal de tierra. Otro elemento importante es un dispositivo que permite medir la resistencia de la toma de tierra. Este mecanismo se coloca sobre los conductores de tierra, en un lugar accesible, debe ser desmontable «por medio de un útil», mecánicamente seguro y garantizar la continuidad eléctrica.
En las viviendas de nueva construcción, la puesta a tierra es obligatoria. Por su parte, es posible que los inmuebles antiguos carezcan de ella, aunque la comunidad puede ponerse de acuerdo para establecerla. Cuando las tomas de tierra se realicen en viviendas nuevas, el director de la obra o el instalador autorizado tienen la obligación de comprobarlas en el momento de gestionar el alta para su puesta en marcha.
La comprobación de la toma de tierra se debe realizar al menos anualmente cuando el terreno esté seco. Para ello, se mide la resistencia de tierra y, si se detectan defectos, se reparan con carácter urgente. En aquellas zonas donde el terreno no sea favorable para la conservación en buen estado de los electrodos, estos y los conductores de enlace deberán ponerse al descubierto para su examen, al menos una vez cada cinco años.