Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifran en cinco millones las personas que enferman cada año a consecuencia del cambio climático y en 150.000 las que fallecen por la misma causa. Pero eso no es todo, pues también tiene un gran impacto en la salud mental. Además, las personas más vulnerables son, y serán en un futuro, los habitantes de los países más desfavorecidos. Este artículo explica cómo afecta el cambio climático a las personas y por qué los expertos ven la promoción de la salud como una herramienta eficaz para reducir sus efectos.
Repercusiones del cambio climático en la salud mental
Los fenómenos meteorológicos extremos y la modificación progresiva del clima afectan a la salud de las personas y, en concreto, a la salud mental. Cómo, dónde y en qué condiciones se vive tiene repercusiones en el individuo. En una revisión publicada en 2009 en Psychological Medicine, ya se apuntaban las posibles repercusiones del cambio climático en la salud mental de las personas. Las autoras, Lisa Page y Louise Howard, analizaron el impacto de esta variabilidad en el clima y aseguraban que se acompañaría de nuevos trastornos. Sin embargo, advertían que, sobre todo, afectará a quienes ya sufren alguna enfermedad mental grave.
Según los datos extraídos de los estudios revisados, los desastres naturales provocan estrés postraumático, depresión severa y trastornos somatoformes. A ello se le suma, que en estas catástrofes, las intervenciones psicológicas se centran en las personas que acaban de padecer un trauma y quienes ya sufren una enfermedad mental crónica quedan en un segundo plano, lo que hace aumentar su tasa de mortalidad o de empeoramiento.
Los desastres naturales provocan estrés post-traumático, depresión severa o trastornos somatoformesTambién estos enfermos son más vulnerables a los efectos del cambio climático, sobre todo, con el aumento del calor. La mala salud física que suelen tener los afectados por una patología mental grave (tienen una menor calidad de vida que el resto de la población y una mayor prevalencia en problemas como la hipertensión, la obesidad, la diabetes y enfermedades respiratorias), junto con la medicación psicotrópica que deben tomar, los hace muy vulnerables.
Las autoras también advierten que el aumento de las enfermedades infecciosas -asociado al cambio climático- pasará factura a la salud mental, que se traducirá en mayor ansiedad y estrés psicológico y post traumático.
Contra el cambio climático: promoción de la salud
Debido a que se prevé que los problemas relacionados al cambio climático vayan en aumento, los especialistas creen fundamental conocer cuál es su impacto en la salud de las personas y buscar la manera de desarrollar medidas de prevención eficaces. Para muchos, la primera actuación contra el cambio climático es reducir las emisiones de carbono a la atmósfera. Así lo explica Jordi Sunyer, del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y del Consorcio de Investigación Biomédica de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), en su artículo ‘Promoción de la Salud frente el cambio climático’, publicado en Gaceta Sanitaria.
Sin embargo, esto no es todo. Este experto en contaminación ambiental y enfermedades cardiorrespiratorias aboga por políticas que fomenten la promoción de la salud. Pone como ejemplo que si se redujera el tráfico rodado, aumentaría el ejercicio físico, y los beneficios que este aporta; también, que si se disminuyera la cantidad de carne consumida de rumiantes (culpables del 20% de los gases de efecto invernadero), reduciría su cantidad en la atmósfera y, además, tendría un efecto en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y cáncer.
También es fundamental incidir en el poder que tiene el ciudadano. A pesar de que las acciones individuales tienen, de hecho, poca repercusión (este autor cifra en la reducción de las emisiones en un 5%), se hace necesario un cambio en los estilos de vida y en la sostenibilidad, relacionado con los combustibles sólidos, y un giro cultural y social de la ciudadanía para hacer frente a las crisis ambientales que se vislumbran en un futuro no tan lejano.
Este especialista insiste también en la necesidad de que las autoridades pertinentes establezcan estrategias para evaluar los riesgos que supone el cambio climático en la salud y en la economía de los países, sobre todo, en aquellos en desarrollo.
Según el documento “Cambio climático y salud”, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (2008), a pesar de que el calentamiento del planeta será gradual, la frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, como las tormentas intensas, olas de calor, sequías e inundaciones, podrían darse de manera brusca. El crecimiento de la población, la desertización y la escasez de alimentos y agua irán de la mano y serán factores que empujen a la población de los países en desarrollo a emigrar a las grandes urbes, donde en 2050 residirá el 70% de la población mundial.
El informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático señala la gran tasa de enfermedades y fallecimientos, a causa de los desastres naturales, y pone el paludismo, el dengue, la malnutrición y la diarrea como ejemplo de sus muchas consecuencias.
Las poblaciones de los países en desarrollo, sobre todo, los pequeños países insulares, las zonas áridas y de alta montaña y las áreas costeras densamente pobladas se consideran las más vulnerables, como África y el sudeste de Asia. Ello puede suponer efectos desastrosos para la salud: la falta de alimentos y de recursos y la alta prevalencia de enfermedades infecciosas junto con sistema de salud poco eficaces provocarán que aumenten, todavía más, las desigualdades en salud.