Hay más de 70 monedas sociales en España. No están admitidas por los bancos convencionales, pero se han convertido en una alternativa para adquirir bienes y servicios en circuitos locales. Su fin no es el lucro, por lo que cuanto más tiempo se guardan, más valor pierden. Las monedas sociales son un modo de fomentar la economía local y restar valor al dinero como símbolo de acumulación. Varias localidades ya se han sumado a estas iniciativas, pero, ¿cómo funcionan las monedas sociales? ¿Se pierde dinero con ellas? ¿Qué se puede adquirir? Las respuestas a continuación.
Qué es una moneda social
Las monedas sociales se distinguen del dinero convencional en que no se basan en la acumulación. El fin no es tener más, sino gastar más. «El objetivo esencial de una moneda social no es otro que facilitar los intercambios entre las personas, como unidad contable, es decir, dando un valor a las cosas, y actuando como instrumento de pago», explica la Cooperativa Integral Catalana (CIC).
El fin de las monedas sociales no es acumularlas, ya que con el paso del tiempo pierden valor, sino emplearlas en redes locales
Tanto la moneda social como la de curso legal tienen un valor, pero la primera puede perderlo si transcurre mucho tiempo hasta que se gaste. Está prevista para ser invertida y que siempre haya moneda disponible. Esta se puede utilizar en circuitos alternativos locales compuestos por una red de comercios y servicios donde se admite su pago, por lo que están pensadas para fomentar la economía de cercanía.
Estas monedas complementarias se emplean en todo el país. En este mapa se muestran las localidades donde están admitidas. Al clicar sobre cada una de las monedas, se accede al callejero del municipio en cuestión, donde se indican las calles en las que se puede usar. Es habitual que cada ciudad tenga su propia moneda, puesto que sobre todo se utilizan en circuitos locales. También se emplean en bancos del tiempo o asociaciones.
Así funcionan las monedas sociales
La principal cuestión que hay que tener en cuenta para usar monedas sociales es saber dónde obtenerlas. Estas se pueden conseguir por tres vías distintas:
Mediante su compra. En general, una moneda social equivale a un euro, aunque su valor puede ser incluso algo mayor para fomentar su compra. Con estas monedas se pueden adquirir productos en comercios adheridos a la iniciativa o servicios prestados por los miembros de la red. No es una moneda de curso legal, por lo que no es posible emplearla en cualquier establecimiento.
Bancos de tiempo. En este caso, la moneda social no se compra, sino que es necesario realizar una tarea en favor de otra persona para recibir a cambio una cantidad. Esta se puede utilizar para abonar luego el servicio que proporcione otra persona que forme parte del banco del tiempo.
Redes de trueque. Tampoco en este caso las monedas se adquieren, sino que se consiguen a cambio de algo (trueque) y, a partir de ahí, se comienzan a usar para adquirir bienes o servicios.
La mayoría de las monedas sociales se basan en el sistema de monedas complementarias LETS (Local Exchange Trade System). Este implica que las monedas se emplean en una red local de intercambios, donde se les da prioridad frente a la moneda de curso legal. En Reino Unido, donde también funciona el sistema LETS, este ayuda a la revitalización de los barrios y proporciona oportunidades de intercambio a todas las personas, al eliminar la dependencia del dinero de curso legal. Las personas interesadas pueden solicitar créditos en moneda social para comprar los productos o servicios que necesitan y reponer esta cantidad mediante la prestación de un servicio a la comunidad o la provisión de un producto, valorado también en moneda social.
Respecto al modo de uso, la moneda social puede tener forma de billete o ser moneda virtual. En el primer caso, el funcionamiento es similar al habitual de la moneda de curso legal. Cuando se utiliza moneda virtual, esta se gestiona a través de la plataforma CES (Community Exchange System) y todas las transacciones se anotan en una cartilla. Estas se refieren tanto a la obtención de moneda social por la prestación de un servicio o la provisión de un producto, como al empleo de moneda para adquirirlos.
Se calcula que en España se manejan al menos unas 70 monedas sociales, pero en todo el mundo se estima que superan las 5.000. Países como Reino Unido, Francia o Alemania acumulan experiencia en este sentido. Los siguientes son tres casos de moneda social en nuestro país:
Demos. Implantada en Islas Canarias, esta moneda social propone un modo de funcionamiento ambicioso. Quienes se adhieren a ella reciben una asignación mensual en esta moneda, que emplean para adquirir productos en los establecimientos que las aceptan. De este modo, se pretende que todas las personas tengan acceso a bienes básicos. Esta asignación se consigue a cambio de prestar un servicio o proveer de productos que el resto de miembros de la comunidad necesitan. Esta es una moneda virtual, por lo que las gestiones con ella se realizan a través de Internet, con un número de cuenta y un código pin. Una demo equivale a un euro y, aproximadamente, por cada hora de trabajo se obtienen diez demos.
Ekhi. Esta moneda local acaba de comenzar a funcionar en el Casco Viejo de Bilbao el pasado mes de enero, tras dos años de trabajo. En este tiempo, se han ajustado todos los detalles, ya que la idea es que la moneda se emplee en toda la provincia de Bizkaia. Se plantea para facilitar el trueque, fomentar la economía local y promocionar productos locales y sostenibles. Los establecimientos y empresas interesadas en utilizarla han de adherirse a los valores y normas de uso aprobados por la Asociación para la promoción de la economía local Ekhi elkartea, que gestiona esta moneda. En su caso, ekhi es una moneda en billetes, con una equivalencia igual a un euro, es decir, un ekhi vale un euro. Estos caducan si no se usan en un tiempo máximo, de manera que se fomenta su empleo y que nunca falte moneda en el circuito donde se utiliza.
Puma. Se concentra en el Casco Histórico Norte de Sevilla como moneda complementaria al euro. En su caso, es virtual y su valor, como las anteriores, es igual a un euro (un puma equivale a un euro). Las gestiones en pumas se anotan en una cartilla. En ella queda constancia de los pumas obtenidos y empleados. Se permite un saldo negativo de hasta 100 pumas. Para obtener pumas, se ofrecen servicios o productos que otras personas de la red adquieren o solicitan. Cuando esto sucede, en la cartilla de quien lo ofrece o provee se suma la moneda correspondiente.