Buena parte de la juventud española está en paro y con pocas perspectivas de encontrar un empleo que le satisfaga y cumpla con sus expectativas laborales. El 57,7% de los menores de 25 años en edad de trabajar no tiene dónde hacerlo, según la oficina de estadística europea, Eurostat. El informe pone de manifiesto que 983.000 jóvenes en España no consiguen un empleo en nuestro país, y que lideran el número de parados de la misma edad en la Unión Europea. Replantear sus métodos para buscar trabajo puede resultarles de gran utilidad y, como se indica en este reportaje, quizás deban hacer valer no solo su nivel académico, sino potenciar y dar a conocer en su currículum otras habilidades. Además, también pueden aprovechar tener ciertas capacidades para crear su propia empresa y así sacar rendimiento a su afición, convirtiéndola en su modo de vida.
Sacar provecho laboral a las habilidades
Maña para reparar una moto, ser un conductor de primera, tener dotes artísticas, ser un hacha en los deportes o los programas informáticos. La mayoría de los jóvenes españoles tiene capacidades ajenas a su formación académica, pero que les puede resultar de gran utilidad. La clave para encontrar empleo hoy puede residir, precisamente, en trasladar ciertas habilidades de la vida privada al campo profesional.
La clave para obtener trabajo puede residir en trasladar habilidades de la vida privada al campo profesional
En ocasiones puede ser que el talento que busca una empresa en un joven al final no resida en su formación académica, sino en habilidades desarrolladas durante años, en las que son auténticos expertos. Ingenieros, abogados, profesores y economistas hay muchos, y con excelentes expedientes académicos; pero no tanto diseñadores gráficos, expertos para posicionamiento en buscadores y SEO, blogueros, relaciones públicas… Aunque los jóvenes no hayan realizado estudios sobre estas u otras temáticas, seguro que en su vida cotidiana habrán desarrollado habilidades que los diferencien del resto. No hay que desdeñarlas, ya que se pueden convertir en una oportunidad para encontrar trabajo y enfocar su carrera profesional.
Habilidades y aficiones que pueden convertirse en trabajo
Algunas aficiones (informática, aplicaciones para móviles…) pueden ser una salida al paro. ¿De qué manera? Hay nuevas profesiones basadas en las aplicaciones de las últimas tecnologías, y en ellas hay jóvenes que son auténticos expertos, aunque a veces ni siquiera sepan que su afición puede convertirse en una salida laboral.
Las aficiones artísticas, como la fotografía o la música, también son una oportunidad. Hay numerosos jóvenes que son virtuosos de un instrumento o elaboran vídeos que bien podría realizar un profesional. Puede que sea el momento de ir un poco más lejos en esos hobbies y tratar de convertirlos en un trabajo.
Sacar partido a conocimientos en áreas específicas, como encargarse de hacer la Declaración de la Renta a toda la familia o ser un lince para buscar las mejores ofertas para los viajes, es posible. Realizar estas tareas de manera seria puede ser el inicio de una actividad profesional, ya que se pueden canalizar estos conocimientos para crear una empresa dedicada a estos menesteres.
Habilidades desarrolladas desde niños, como ser coleccionista de sellos, cuidar el jardín, decorar o escribir cuentos, pueden convertirse también en una profesión. La experiencia acumulada durante años puede hacer que una afición se transforme en algo productivo. Se puede desarrollar una actividad como profesional autónomo, creando una pequeña empresa sobre lo que más se sabe y conoce.
Si se dispone de alguna habilidad en la ficha personal, es más que recomendable incluirla en el currículum vítae. No solo servirá para dar a conocer mejor la personalidad, sino que quizás sea útil para la empresa recurrir a los servicios profesionales en función de los conocimientos extralaborales del expediente. Más aún si estas habilidades están apoyadas por proyectos, cursos formativos o cualquier actividad académica que avalen las aptitudes del candidato.
Son pequeños detalles en los que se pueden fijar los responsables del proceso de selección de personal, por lo que una afición desarrollada durante años puede ser el pasaporte definitivo para lograr un puesto de trabajo.