La limpieza de las plantas es una tarea obligada en el cuidado de ejemplares domésticos. Su función no es sólo estética. A largo plazo, la acumulación de suciedad y polvo en el follaje del vegetal compromete el crecimiento y las funciones vitales de la planta. No eliminar con regularidad las partes estropeadas o muertas también pone en riesgo su buen estado. Para evitarlo, es imprescindible una limpieza semanal de las hojas. La suciedad acumulada se retira al pasar por la superficie una esponja humedecida en agua tratada con un producto antical.
Limpieza semanal
Con el paso del tiempo, las partículas de polvo se acumulan sobre el follaje de las plantas. En especial, se concentran en el haz de las hojas. Por naturaleza, los vegetales tienen una alta capacidad electroestática que las atrae. La suciedad no es un problema grave para ejemplares de exterior, ya que la lluvia la elimina. Sin embargo, en las plantas de interior, si no se retira el polvo con frecuencia, éste forma una capa que llega a causar distintos daños. Disminuye la cantidad de luz que recibe el vegetal y, cuando esto ocurre, la clorofila no se produce al mismo ritmo, las hojas empiezan a amarillear y el crecimiento de la planta es más lento.
La suciedad acumulada sobre las hojas disminuye la cantidad de luz que recibe el vegetal
Es fundamental no descuidar el aspecto exterior y limpiarla, al menos, una vez por semana. Conviene retirar la suciedad acumulada en el haz y el envés de las hojas con una esponja o una gamuza humedecida en agua. Siempre que sea posible, es preferible añadirle un producto antical para evitar que al secarse el agua calcárea deje cercos blancos en las hojas. No es recomendable emplear algodón porque suelta pelusas que ensucian el follaje.
Retirar las flores marchitas
La eliminación de las partes estropeadas o muertas es otro aspecto imprescindible en la limpieza de las plantas. En los ejemplares con una floración que se prolonga durante varias semanas, como las azaleas, begonias u orquídeas, retirar las flores marchitas es una tarea fundamental, ya que fomenta la formación de nuevas.
En lugar de arrancarlas con la mano, es preferible emplear unas tijeras podadoras o, en su defecto, unas de tipo común para efectuar cortes limpios. No sólo hay que retirar los pétalos marchitos. Antes de cortar, se recomienda observar con atención y practicar el corte en el tallo floral, lo más cerca posible del nacimiento de la flor.
Los productos abrillantadores se comercializan en formato aerosol. Aportan brillo a las hojas de las plantas, pero su uso tiene otros beneficios. Ayudan a eliminar el polvo y previenen el ataque de insectos parásitos. Actúan de forma especial contra las cochinillas.
Es preferible emplear productos abrillantadores sólo en ejemplares con hojas anchas y de cierto grosor. En cambio, no conviene utilizarlos sobre follajes aterciopelados o muy finos. Es fundamental respetar la frecuencia de aplicación y las recomendaciones de uso del fabricante. Si se emplean en cantidad excesiva o de forma muy regular, pueden causar el efecto contrario y entorpecer las funciones vitales de la planta.