Los perros con miedo al veterinario no son pocos: este tipo de fobia canina se encuentra entre las más frecuentes, según los expertos. Los perros que temen la visita al doctor canino ladran, gruñen, se esconden e, incluso, pueden hacer sus necesidades en la consulta, de puro miedo. Pero, ¿qué hacer para ayudar al perro con terror al veterinario? A continuación se desvelan siete trucos: realizar visitas cortas al especialista solo para saludar, cuidar los viajes en coche, ofrecer premios al animal, acostumbrarle en casa a la manipulación, calmarnos también nosotros, darle un masaje antes de la visita y, para los canes más miedosos, optar por un veterinario a domicilio.
¿Su perro tiene miedo al veterinario? No es el único
Algunos perros permanecen petrificados durante sus visitas al veterinario. Otros canes ladran y gruñen sin cesar en la consulta como respuesta al miedo. Los hay que tiemblan y buscan un refugio. En casos extremos, el perro puede demostrar su temor a entrar en la clínica veterinaria con señales, es decir, marcando con su orina o heces las puertas de la clínica.
Los canes que sienten miedo durante sus visitas médicas, por desgracia, no son pocos. «No es extraño encontrar perros que han desarrollado miedo al veterinario«, explica la Sociedad contra la Crueldad hacia los Animales, que ha elaborado un extenso manual para ayudar a estos canes.
«El miedo al veterinario se encuentra entre las fobias más frecuentes en perros, junto con el temor a los ruidos y petardos o la ansiedad que sienten a la separación de sus dueños«, coincide la veterinaria Natalia González, que lidia a diario con estos canes temorosos.
Y es que los perros no son capaces de entender que este experto está cuidando de su salud. Todo lo que saben es que les toca ir una o dos veces al año a un lugar donde encontrarán otros animales no conocidos, con un olor extraño y donde serán manipulados o pinchados por unas manos no siempre reconocidas por el peludo compañero.
Pero hay formas de reducir el miedo al veterinario en nuestros amigos de cuatro patas. A continuación se exponen siete trucos y consejos que pueden ayudar.
1. Perros con miedo al veterinario: visitas frecuentes y… ¡con premios!
El miedo del perro al veterinario puede reducirse con visitas más habituales, cortas y placenteras o solo para saludar al doctor canino
El mejor modo de prevenir el miedo al veterinario en el can es acostumbrarle desde su etapa de cachorro. Los pequeños deben acudir a visitar a sus doctores no solo cuando les toca consulta sino, también, conviene realizar visitas rutinarias, con el único objetivo de saludar a su veterinario.
Pero, ¿qué hacer cuando el perro adulto ya ha desarrollado el miedo? Las visitas cortas, habituales y placenteras al veterinario ayudarán a rebajar su ansiedad. Para ello, conviene concertar una cita solo para pesar al can o pactar con el médico una visita en la que solo le ofrecemos al peludo compañero premios comestibles. Estas medidas le ayudarán a asociar la entrada en la clínica con un momento placentero.
2. Cuidar el viaje en coche
Para muchos perros, la poco agradable experiencia que puede suponer acudir al veterinario comienza incluso antes: durante el viaje en coche a la clínica.
Los viajes del can en automóvil, sin embargo, pueden hacerse más relajantes con algunos sencillos trucos: elegir un sistema de anclaje seguro para el perro, ofrecerle premios y caricias, así como evitar que el único uso del automóvil para la mascota sea la temida visita al especialista canino.
3. Premios y juegos
La educación en positivo del perro implica lograr que relacione la experiencia del veterinario con una vivencia positiva. En este sentido, los sabrosos premios comestibles para canes pueden servir.¿Por qué no ofrecerle galletas antes de entrar en la consulta e, incluso, mientras esperamos en la sala de espera?
4. Acostumbrarles a la manipulación
Algunos perros que sienten miedo al veterinario tienen, además, muy poca tolerancia a ser manipulados. «Hay canes y gatos que casi no permiten ser tocados, por lo que el examen veterinario se complica mucho y la visita se convierte en un momento traumático para el animal», explica la veterinaria Yaiza Torres.
¿Cuál es el consejo? Proporcionar caricias, juegos de contacto, cogerles las patas con frecuencia y ofrecerles en casa amor a raudales. Estas pautas les acostumbrarán al contacto y lograrán que lo vean como algo no peligroso.
5. Calmarnos también nosotros
Nosotros también debemos mostrarnos tranquilos durante la visita al veterinario, ya que nuestro nerviosismo contagiaría al perro
El perro no es el único que necesita sentirse seguro y tranquilo en el veterinario. Sus cuidadores de dos piernas y amigos humanos (es decir, nosotros) también precisan mostrarse relajados durante la visita: los canes captan nuestro estado de ánimo y, si estamos estresados, el animal se contagiará.
Elegir un veterinario de confianza y que este sea cariñoso con nuestro peludo amigo o amiga son algunas pautas para que la visita al especialista se convierta en un momento más agradable para todos.
6. Masajes para relajar al perro en el veterinario
Los masajes para perros no solo son una buena experiencia que estrecha el vínculo entre canes y humanos. Esta manipulación, practicada antes de la visita al veterinario, también logrará que nuestro peludo compañero se sienta más tranquilo en la consulta.
Aprender a dar un masaje al can no es complicado: las posibilidades van desde ofrecer un masaje en las patas y cuello o manipular con suavidad la columna vertebral hasta acariciar la parte trasera de las orejas.
7. Veterinario en casa para los perros más miedosos
Los veterinarios en casa son profesionales que acuden a visitar a los perros y gatos a sus propios domicilios. Este tipo de consultas veterinarias suele ser más relajante para los peludos compañeros, ya que no deben trasladarse y serán atendidos en un entorno familiar.
Cada vez más clínicas cuentan con servicios a domicilio, aunque suelen sumar un pequeño recargo. Otros veterinarios, sin embargo, se han especializado en ofrecer citas a domicilio. En este caso, es más sencillo encontrar precios más competitivos. ¿La clave? Consultar, probar y elegir uno de confianza que, además (importante), goce de la simpatía de nuestro perro o perra.