Los drones llamaron la atención de la opinión pública hace pocos años por sus polémicos usos militares en zonas como Pakistán y Afganistán. Pero estas naves teledirigidas tienen más aplicaciones constructivas en campos como las grabaciones de imágenes cenitales para películas, reportajes, detección de catástrofes, incendios o extravíos de montaña. También se utilizan en la paquetería urbana o la entrega del correo e, incluso, en el simple ocio. Desde 2012 algunas marcas se han atrevido a lanzar las primeras propuestas comerciales, que de forma progresiva se han ido haciendo asequibles a los usuarios. Hasta existen modelos de drones que cuestan menos de 500 euros y que incorporan diversas funciones, además de una cámara de vídeo, y que pueden ser manejados desde un smartphone o una tableta. Los más destacados se explican a continuación.
Drones y aviones teledirigidos: diferencias
El campo de los drones es en realidad muy antiguo, aunque la eclosión de las nuevas tecnologías en las telecomunicaciones les ha dado un nuevo impulso hacia usos antes impensados. En concreto, entre un dron y un avión teledirigido de los que se manejan en campos de aviación, median pocas diferencias esenciales. Ambos se propulsan con energía, aunque el primero utiliza gasolina y el segundo una batería voltaica, y tienen una corta autonomía en el aire que rara vez supera los 20 minutos.
Entre un dron y un avión teledirigido median pocas diferencias esenciales
Además, el nivel de control del teledirigido se limita a unos pocos centenares de metros de distancia. Mientras, el dron puede manejarse a varios kilómetros en algunos casos, aunque en los modelos domésticos, que emplean una señal wifi para ser controlados, el alcance no pasa de unos pocos centenares de metros.
Ahora bien, mientras en el teledirigido la mayor complejidad se encuentra en el motor que hace girar la hélice, los drones dependen de una serie de sensores de altura y gravedad para poder posicionarse y moverse en las coordenadas del espacio: un giroscopio, un acelerómetro o un captador de señal wifi para recibir las órdenes de posición y de grabación de vídeos o del envío de las imágenes en tiempo real.
Principales modelos
El primer modelo que se pretendió comercializar en un mercado más o menos doméstico fue el avión Swinglet CAM. Está equipado con una cámara fotográfica de 16 megapíxeles para tomar imágenes de altura, pero no vídeos, lo que da idea de que su destino es más el de tareas cartográficas, agrícolas y de localización en altura de objetos, animales o personas. Por otro lado, es el único de los modelos domésticos con forma de avión, aunque también va propulsado por una hélice trasera.
El Swinglet Cam puede alcanzar una velocidad máxima de 36 kilómetros por hora (unos 10 metros por segundo) y tiene una autonomía de 30 minutos. Además, puede alejarse del centro de control hasta dos kilómetros. Sin embargo, no puede manejarse desde un smartphone, sino que se necesita como mínimo un ordenador portátil para guiarlo. Por otro lado, puede recrear las zonas de las imágenes capturadas en 3D gracias a la tecnología propia «Postflight Terra». Su precio no es apto para usarlo solo como entretenimiento: 7.000 euros.
El dron más popular apenas supera, sin embargo, los 300 euros. Es el AR Drone 2.0, que sustituye a una versión anterior del mismo modelo. Este cuadracóptero (helicóptero de cuatro hélices) incorpora una pila de litio para una autonomía de unos 20 minutos -entre 12 y 15 en la práctica- y múltiples sensores. Tiene dos cámaras de vídeo: una frontal que graba imágenes de gran calidad (780p) y otra de menor definición que graba en posición cenital. Ambas emiten en tiempo real, a un móvil o una tableta, las imágenes que pasan por sus lentes.
El modelo más popular, el AR Drone 2.0, apenas supera los 300 euros
El aparato, que puede utilizarse con o sin una cobertura para caídas en exteriores, está forrado de porexpan y cubierto con una aleación plástica que también se emplea en los parachoques de los coches, con lo que se refuerza su resistencia en caso de caídas, que pueden ser frecuentes cuando no se domina su uso.
Una vez encendido, en el smartphone aparece la señal wifi creada por el aparato. Entonces se puede utilizar un entorno gráfico en forma de mandos de videoconsola sobre una pantalla táctil, o bien emplear el acelerómetro del teléfono o de una tableta. En caso de que se perdiera el contacto con el dron, este tiene un sistema de autoestabilización que le permite detenerse en el aire y descender de forma pausada al suelo. Su alcance en vertical es, en teoría, de 100 metros, pero su control depende mucho de las condiciones de viento, ya que es muy ligero. Su precio se sitúa en torno a los 325 euros en los comercios especializados.
El Phantom FC40 supone la apuesta de la empresa especializada en naves teledirigidas DJI para el mercado doméstico más asequible, ya que su coste recomendado es de 485 euros. Este cuadracóptero con sensores de posición se maneja mediante una señal wifi en el móvil, ordenador o tableta.
Lleva incorporada una videocámara de alta definición de vídeo (680p y 30 frames por segundo) que puede adquirir casi todas las posiciones posibles, con lo que graba desde todos los ángulos (puede hacerlo hacia arriba o en plano cenital, también de frente o hacia atrás y con giros sobre sí misma de 360 grados), por lo que sus usos idóneos son la filmación en directo de eventos deportivos o sociales desde un ángulo de altura. El smartphone o la tableta -funciona tanto con Android como con iOS- reciben en tiempo real las imágenes que pueden emitir en directo, si se emplean técnicas de streaming P2P.
Walkera QR X350 Pro figura como una propuesta de cuadracóptero, manejado mediante un dispositivo físico de comando, cuyo valor principal es la posibilidad de incorporar la cámara GoPro Hero 3, pensada para situaciones y deportes extremos. Su importe sin la cámara es de unos 400 euros, y sube con esta incluida hasta los 900 euros, aunque acepta también algunos modelos más económicos.
La aparición de los drones domésticos ha cogido al mundo legislativo a contrapié, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, ya que ningún país ha contemplado hasta ahora la regulación del espacio aéreo inmediato, es decir, los primeros 120 metros.
En Estados Unidos comienzan a surgir las primeras leyes, mientras en la mayoría de los estados siguen prohibidos salvo en campo abierto y alejado de los núcleos urbanos.
En España, por el momento, están por completo prohibidos en cualquier situación
En España, por el momento, y mientras se estudia su regulación para casos especiales y, de manera eventual los domésticos, están por completo prohibidos en todas las situaciones, excepto cuando se usen en campos especialmente dispuestos, como son los de aviones teledirigidos. Ni siquiera en un caso de un salvamento ante una catástrofe, o en el rastreo de una persona perdida o herida, se pueden utilizar.