España es el país con más banderas azules del mundo. En una de cada cinco playas de nuestro país ondea este distintivo, un certificado “ambiental” según sus responsables. Sin embargo, diversos expertos cuestionan que sirva para conocer el auténtico estado de conservación de una playa, e incluso algunos aseguran que es perjudicial. Este artículo explica que España es líder mundial en banderas azules y muestra las críticas a este sistema de certificación y al estado de nuestras costas y playas.
España, líder mundial en banderas azules
España es el país que, con sus 8.000 kilómetros de costa, más banderas azules del mundo tiene. En total, 681 distintivos (573 en playas y 108 en puertos deportivos), 34 más que en 2013. Grecia, Turquía, Francia y Portugal le siguen en la clasificación. Una de cada cinco playas españolas luce una bandera azul, y uno de cada seis de estos distintivos a nivel mundial se encuentran en el litoral español. En total, 48 países de los cinco continentes cuentan con alguno de estos reconocimientos.
Las banderas azules son negativas para el estado ambiental de las playas, según un expertoLa comunidad autónoma que más banderas azules tiene en sus playas es Galicia, con 123, si bien ha perdido cuatro respecto al año pasado. En segundo lugar se encuentra la Comunidad Valenciana, con 120, seis más que el año pasado; en tercer lugar, Cataluña con 89, una menos que el año pasado; en cuarto lugar, Andalucía con 81, tres más que el año pasado; y en quinto lugar, Baleares con 61, 15 más que en 2013. En cuanto a los puertos deportivos, Cataluña y Baleares encabezan la clasificación con 24 banderas cada una, y le siguen Galicia, con 19, Andalucía, con 17, y Comunidad Valenciana, con 15.
La Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), perteneciente a la Federación Europea de Educación Ambiental (FEE), otorga las banderas azules desde hace dos décadas.
Banderas azules, una calidad ambiental cuestionada
La bandera azul es, según sus propios responsables, un sistema de certificación «ambiental» con criterios «revisados de forma periódica, consensuados y cada vez más exigentes de legalidad, sanidad, limpieza, seguridad e información y gestión ambiental».
Sin embargo, una playa natural con la típica imagen paradisiaca no podría recibir una bandera azul. Como recuerda Francisco Torres, profesor de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante (UA), «las banderas azules se asumen como un distintivo supuestamente ambiental, pero en la práctica premian las dotaciones y servicios». En este sentido, las playas españolas ofrecen desde hace años duchas, papeleras, control de la calidad del agua y de la arena, socorristas, etc. claves para satisfacer a los turistas.
Las banderas azules serían incluso negativas para la conservación y recuperación ambiental de las playas. Xisco Roig, doctor en Geografía y consultor ambiental, asegura que «favorecen la erosión, como la limpieza mecánica, la retirada de posidonia, abogan por la artificialización y penalizan procesos naturales al enfocarlo como un servicio y no como un sistema natural». Según este experto, «nadie o muy poca gente escoge una playa por este criterio. Un estudio en Inglaterra sobre banderas azules demostró que los turistas no las conocen. Son más para responsables de hoteles y de la Administración».
Junto a los investigadores de la Universidad de Islas Baleares Antonio Rodríguez-Perea y José Ángel Martín Prieto, Roig publicaba en la revista Territoris un análisis que cuestionaba la forma de valorar la calidad turística y ambiental de las playas. En dicho estudio, sus autores afirman que «se han buscado nuevas figuras, con fines de marketing turístico, que pretenden justificar calidad ambiental, en muchos casos ya perdida de antemano. Estas nuevas figuras priorizan la presencia de servicios y la satisfacción de los usuarios, obviando los problemas reales de recuperación, mantenimiento y gestión de sus valores ambientales originales».
En este sentido, Roig cita casos paradigmáticos: «Hay playas en Castellón asociadas a puertos deportivos o comerciales con bandera azul. La playa ha perdido todos sus valores y la etiqueta solo sirve para revalorizarla».
Playas y costas en peligro
Las ONG ecologistas recuerdan cada año en las fechas estivales el impacto ambiental sufrido en costas y playas españolas en las últimas décadas. Greenpeace publica desde 2001 su informe «Destrucción a toda costa». Sus responsables subrayan que en los últimos 20 años la costa española ha perdido una superficie equivalente a ocho campos de fútbol a diario: «Entre 1987 y 2005 se han destruido dos hectáreas al día solo en los primeros 500 metros de costa». En 2013, con la aprobación de la nueva Ley de Costas, «no parece haber indicios de abandono de la construcción masiva ni del acoso a los últimos espacios vírgenes del litoral», según dicha ONG ecologista.
Por su parte, Ecologistas en Acción publica desde 1999 el informe «Banderas negras«, que analiza la situación del litoral y las actuaciones humanas que lo deterioran o destruyen, y denuncia las playas o tramos de litoral con vertidos contaminantes, agresiones urbanísticas u otra actuación que ocasiona pérdida ambiental. Sus responsables afirman que el estado de las costas «es cada vez más preocupante, en términos de calidad de aguas y situación de los ecosistemas», y también se muestran críticos con la reforma de la Ley de Costas.