Uno de cada cuatro europeos soporta un ruido causado por el tráfico rodado superior al legal, según un reciente estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA). En España, más del 50% de sus habitantes sufre este problema y, en ciudades como Móstoles o A Coruña, supera el 90%. El ruido del tráfico, un problema en aumento en toda Europa, provoca diversos efectos negativos en la salud, el medio ambiente y la economía que podrían reducirse con distintas medidas. Este artículo señala los principales datos del ruido del tráfico en Europa y en España, cómo nos afecta y las medidas para reducirlo.
Ruido del tráfico: principales datos en Europa y en España
Alrededor del 24% de la población europea, más de 125 millones de personas, estaría expuesto a niveles de ruido causado por el tráfico rodado superiores a los legales. Así lo señala el reciente informe «Noise in Europe 2014» (Ruido en Europa 2014) de la EEA, que destaca que es la principal causa de contaminación acústica en todos los países de la Unión Europea (UE), tanto dentro como fuera de los núcleos urbanos.
Uno de cada cuatro europeos está expuesto a un ruido de tráfico por encima de los límites legales recomendadosLa Directiva Ambiental del Ruido (END) de 2002 marca en 55 dB Lden (decibelios durante el día, tarde y noche) el límite desde el que se considera un ruido con efectos negativos para la salud, el medio ambiente y la economía. Entre los afectados, más de 37 millones estarían expuestos a niveles por encima de 65 dB Lden.
Al analizar el problema por países, se aprecian diferencias significativas. Entre los países cuyos habitantes sufren un mayor ruido del tráfico se encuentran Bélgica, Bulgaria y Luxemburgo: según los datos enviados al organismo comunitario, más del 75% de sus habitantes estarían expuestos a este problema.
España se encontraría -junto a Austria, Estonia, Irlanda, Lituania, Países Bajos, Polonia, Rumania y Suiza- en el grupo de países que informaron de que más del 50% de sus habitantes están expuestos a un ruido de la carretera por encima de 55 dB Lden, en áreas urbanas con más de 100.000 habitantes.
El informe ofrece una comparativa entre algunas de las principales ciudades europeas. La más ruidosa es Luxemburgo, con cerca del 100% de su población afectada; la más silenciosa es Aalborg (Dinamarca), con un 1%.
En cuanto a las ciudades españolas, algunas figuran entre las más ruidosas de la UE: Móstoles, con más del 95%; A Coruña, con casi el 90%; Elche y Donostia-San Sebastián, casi el 80%; Alcobendas, Castellón de la Plana, León y Pamplona superan el 70%; y entre el 50% y el 70%, Cádiz, Vitoria-Gasteiz, Valencia, Badajoz, Salamanca, Burgos y Almería. Entre las menos ruidosas se señala a Leganés (no supera el 10%), Alicante y Cartagena (no superan el 20%).
El estudio indica que la exposición a este tipo de ruido aumenta en líneas generales, si bien en los niveles más altos es decreciente. Sus responsables recuerdan que para 2020 un 80% de los europeos vivirá en áreas urbanas y que, por tanto, el ruido asociado al tráfico rodado será responsable de una «fracción significativa» de contaminación ambiental en zonas y grupos de personas más amplias. En este sentido, cuanto más grande es una ciudad, más ruido de tráfico soportan sus habitantes.
Los autores del informe reclaman a los Estados miembros más datos para hacer comparaciones más adecuadas entre países y evaluar con la mayor precisión posible la situación y las consecuencias de este problema ambiental.
Cómo nos afecta el ruido del tráfico
Diversos estudios científicos e instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten de una serie de impactos adversos para la salud, el medio ambiente o la economía, tanto directos como indirectos, relacionados con la exposición a niveles persistentes o altos de ruido.
El ruido es causa de estrés, ansiedad o depresión, además de afectar de forma negativa a la riqueza de especies
Entre los relacionados con la salud se encuentran reacciones de estrés, ansiedad, depresión, nervios, náuseas, dolores de cabeza, impotencia sexual, cambios de humor, alteraciones del sueño, dificultades para la concentración y el aprendizaje, en especial en niños, etc. La contaminación acústica puede empeorar factores de riesgo como la presión arterial, que pueden convertirse en síntomas clínicos como el insomnio o enfermedades cardiovasculares que aumentarían las tasas de mortalidad prematura, como hipertensión o ataques al corazón.
Cada vez hay más evidencia científica sobre los efectos nocivos del ruido en la vida silvestre. Muchas especies dependen de la comunicación acústica para importantes aspectos de su vida, como la búsqueda de alimentos o localizar a un compañero. El ruido de origen humano, como el del tráfico, puede interferir con estas funciones y afectar de forma negativa en la riqueza de especies.
Diversos informes comunitarios y de algunos países han estimado los impactos económicos del ruido. En 1996, la Comisión Europea (CE) señalaba en su Libro Verde sobre la política futura de ruido que podría causar unas pérdidas de entre 13 millones a 30 mil millones de euros. La reducción del precio de la vivienda y de las posibilidades de uso de la tierra, el aumento de los costes médicos y la pérdida de productividad laboral por enfermedades relacionadas con la contaminación acústica se citaban como principales causas. En su informe de 2011 sobre la aplicación de la END, la CE estimaba en 40 mil millones de euros anuales el coste del ruido del ferrocarril y del tráfico por carretera en la UE (el 90% relacionado con turismos y vehículos industriales). En Suecia, el coste social del ruido del tráfico se ha estimado en casi dos mil millones de euros anuales, en Reino Unido en unos doce mil millones de euros anuales y en Suiza, en unos mil quinientos millones de euros anuales.
Medidas para reducir el ruido del tráfico
Los expertos de la EEA señalan varias medidas para reducir el ruido del tráfico rodado y sus consecuencias negativas:
- Mejorar el acceso del tráfico urbano, incluyendo peatonalización, estacionamiento, controles de carga, etc.
- Promocionar un modo de transporte más sostenible, que incluya vehículos de bajas emisiones, más traslados a pie y en bicicleta, una red de transporte público buena y accesible, e integrar diversos modos de transporte como las bicicletas públicas o el coche compartido.
- Gestionar el desarrollo urbano según planes de movilidad sostenible.
- Creación y protección de zonas tranquilas, en especial para la protección de especies vulnerables a la contaminación acústica y en hábitats valiosos como los integrados en la Red Natura 2000.