Los perros pueden ser tan poco amigos del agua como los gatos. La mayoría de ellos llevan con orgullo su olor corporal. Y no es de extrañar: el olor canino es su seña de identidad, ya que les sirve para comunicarse con otros congéneres. Pero bañar al perro es necesario, por su bien y por el del resto de la familia. ¿Por dónde comenzar? A continuación se desvelan los pasos que hay que seguir para dar un buen baño al can en casa, aunque sea un animal con miedo al agua.
Paso 1. Qué jabón utilizar
Cuando se tiene que bañar al perro en casa, las dudas no suelen tardar en aflorar. Y la primera suele ser la siguiente: ¿qué jabón utilizo para asearle? Los veterinarios recuerdan que no se debe bañar al can con un jabón diseñado para humanos: nuestra piel y su pH es distinto, por lo que los productos que usan las personas le hacen daño. «Un jabón suave hipoalergénico para perros es todo lo que necesitamos para bañar al can en casa«, concluye un experto sobre higiene canina elaborado por la Universidad de Cornell (EE.UU.).
Mientras que el jabón de los humanos lava el pelo del animal e incluso acaba con su mal olor, también elimina los aceites de su pelo, esenciales para proteger la salud de su piel, además de irritarla. Así que hay que evitar su uso. Se debe adquirir uno en el veterinario y dejarse asesorar por el médico canino.
Paso 2. Un primer contacto agradable y con cariño
Un perro acostumbrado a los baños desde cachorro será más fácil que asocie el aseo con un momento agradable, siempre que la higiene haya sido una experiencia positiva para él. La primera vez que se le baña, hay que tranquilizarle, proporcionarle caricias y palabras agradables. Debe tratarse que su primer contacto con el agua y el jabón sea placentero.
Utilizar una bañera, un barreño del tamaño adecuado o una placa de ducha hará que el baño de la mascota sea reconfortante. Controlar la temperatura del agua propicia que el animal permanezca tranquilo: el agua debe estar templada, alrededor de los 39 ºC.
El momento del aseo no es, sin embargo, un rato atractivo, en principio, para muchos canes. No es extraño que se ponga nervioso y trate de huir. Amarrar al perro con un arnés y proporcionarle caricias y palabras de cariño, mientras que se le baña, puede facilitar la tarea de forma sustancial.
Paso 3. Cepillado antes del baño canino
Calentar el ambiente con cariño ayudará al can a afrontar de manera positiva su necesaria rutina del baño. Antes del aseo, se debe peinar bien su pelaje con un cepillo para desenredar el manto y eliminar el pelo muerto. Las púas retiran asimismo el polvo y otros posibles restos de suciedad del pelo.
El cepillado del perro no debe restringirse, sin embargo, al momento previo al baño. Debe incluirse dentro la rutina habitual de higiene: los canes de pelo suelen precisar de dos cepillados a la semana, mientras que los animales de manto largo necesitan ser cepillados al menos una vez al día, para evitar que se formen nudos en su pelaje.
Paso 4. A qué temperatura bañar al perro
Una ducha con el agua fría de la manguera no es, de ninguna forma, el modo apropiado de asear al perro. La temperatura corporal del can roza los 39 ºC. Esto significa que su cuerpo funciona a unos dos grados más que el de las personas. Esta diferencia explica que este animal sea más sensible al agua fría que los humanos: su cuerpo siente un contraste mayor. Lo que a una persona le puede parecer que está caliente, para el perro puede resultar frío.
Así que la temperatura del agua del baño debe ser lo más parecida posible a la que tiene el cuerpo de la mascota y, por lo tanto, acercarse a los 39 ºC.
Paso 5. Por dónde comenzar el baño del perro
La cabeza del perro es la parte más delicada para lavar, ya que el contacto del jabón con los ojos le provocaría irritaciones. Además, si el agua entra sin control en los oídos, podría causarle infecciones.
Humedecer un paño con el agua del baño ligeramente enjabonada ayudará en la tarea de frotar la cara del can, sin acercarse demasiado a la zona de los ojos. El baño debe ser aprovechado para limpiar la parte externa de las orejas del perro, evitando la higiene del interior o del oído, que requieren cuidados especiales.
Cuando se haya acabado, hay que aclarar la toalla y escurrirla con firmeza para poder retirar el jabón de la cabeza en su totalidad. Es posible que se requiera repetir este paso algunas veces hasta eliminar cualquier resto de producto.
Si, a pesar de extremar los cuidados, los ojos entran en contacto con alguna salpicadura de jabón, se debe verter agua abundante sobre la cabeza de la mascota y quitar con suavidad los restos de producto con una toalla seca.
Después, hay que aplicar una pequeña cantidad de champú sobre el lomo y la parte trasera del cuerpo del perro. Se debe restregar con suavidad el producto sobre su vientre y su caja torácica, aplicando un masaje de forma que el champú entre en contacto con el pelo y la piel del animal. Para enjabonar el cuerpo del can, se puede utilizar la misma toalla que se usó para limpiar su cabeza.
Paso 6. Aclarar y secar al perro
Una vez enjabonado, hay que aclarar el jabón con abundante agua y escurrir todo el manto, desde la cabeza hasta las patas, con las dos manos. No obstante, al perro le gustará sacudirse de manera enérgica tras el baño y retirar, a su modo, la humedad de su cuerpo.
Tras el aclarado, se debe secar por completo al can con ayuda de una toalla y del secador. El ruido del secador puede asustarle, por lo que conviene acercar de forma paulatina el aparato, para evitar sobresaltos. La distancia entre el aparato y el animal debe ser al menos de 30 centímetros, para impedir que se queme su piel.
Hay que secarle muy bien con toallas y volver a cepillarle, para que no queden restos de humedad, sobre todo si tiene la piel sensible.
Es importante no dejar restos de jabón en la piel y no usar un jabón inadecuado, para evitar problemas dermatológicos en el perro, como irritaciones.