Pasar las vacaciones en un apartamento alquilado es una opción muy frecuente en nuestro país que está, además, en alza. Según un estudio realizado por la Asociación de Vivienda Vacacional en Andalucía (Apartsur) y Vacaciones-España.es, la demanda de alquiler vacacional ha crecido un 17% en el primer semestre de 2015. Sin embargo, no todos los alquileres son igual de formales. Conviene ser precavido antes de comprometerse y tener en cuenta algunas señales que pueden dar pistas para evitar engaños, como negarse a enseñar la casa, tener prisa por recibir el dinero o poner un precio muy bajo para la zona. Diez de ellas se detallan a continuación.
Abrir la llave para entrar en el apartamento que se ha alquilado para las vacaciones y comprobar que está sucio, que sus tres habitaciones son del tamaño de un armario o que los electrodomésticos no funcionan es una sensación descorazonadora. Tras meses de ahorro y esfuerzo para conseguir pasar una semana fuera de casa, los días de descanso se pueden convertir en una pesadilla. Para evitarlo, se pueden tener en cuenta estas diez señales de alerta que se proponen a continuación antes de reservar el apartamento.
1. No quieren hacer un contrato
Si se resisten a hacer un contrato, hay que desconfiar. Aunque el alquiler vacacional está excluido de la Ley de Arrendamientos Urbanos (por lo que no es obligatorio hacer contrato), es muy aconsejable tenerlo. El contrato es el único documento que acredita las condiciones del alquiler, indispensable para poder reclamar.
Como mínimo, debe incluir la dirección del apartamento, los datos del propietario, las fechas de entrada y salida, un inventario, dónde y cómo se hará la entrega y devolución de las llaves. Cuanto más concreto sea, más fiable será.
2. El precio es demasiado bajo
Los chollos existen, pero no es fácil encontrarlos. Si se trata de una ganga, lo más conveniente es mantenerse atento, porque la mayoría de las casas que están en la misma zona tiene que tener precios similares. Si es muy bajo respecto a los de sus mismas características y ubicación, el piso, con toda seguridad, tiene algún defecto, no es como lo publicitan o es el «gancho» de una estafa, como advierte la Oficina de Seguridad del Internauta.
3. Ponen pegas para enseñar la casa
Una negativa, o cientos de excusas, para enseñar la vivienda es muy mala señal. Si se ha visto en un anuncio que, además, no tiene fotos… ¡mucho cuidado! O el piso está mal, o la ubicación no es la que indican o es un área problemática.
Antes de alquilar, hay que asegurarse de que la casa está bien y en el lugar que se anuncia. ¿Qué se puede hacer? Además de buscar en Google Maps la ubicación, se puede preguntar a vecinos de la zona. También cabe el recurso de llamar por teléfono al servicio de consumo del pueblo o ciudad de destino.
4. Tienen prisa por recibir el dinero
Al llegar a un acuerdo para alquilar un apartamento, lo habitual es pagar una señal, que no supere el 25% del precio acordado, señalan en Escapade.es. El resto suele entregarse en el momento de recibir las llaves. Si tienen mucha prisa por recibir la señal, piden la renta completa o utilizan servicios de envío de dinero directo… ¡atención!
Hay que usar métodos de pago seguros para evitar sobresaltos, como tarjeta de crédito o transferencia, pues los bancos pueden revocar la operación hasta unos días después de haberla realizado si se descubrieran irregularidades.
5. No se sabe nada del propietario
Si el dueño vive en el extranjero o prefiere no dar sus datos ni teléfono, hay que desconfiar de inmediato. Si no se tienen dudas y se llega a un acuerdo, hay que asegurarse de que es el propietario del apartamento que se alquilará. Y, al firmar el contrato, conviene cerciorarse de que aparecen su filiación y DNI.
Además de poder tener más datos que confirmen su identidad, es muy importante tener el correo del casero y solicitarle un teléfono para poder contactar con él si hubiera cualquier incidencia.
6. No aclaran el uso de las zonas comunes
Nunca hay que dar por hecho que si el edificio tiene piscina y garaje, se podrán usar. Hay que dejarlo todo aclarado con el propietario y que él mismo entregue las llaves de acceso a estas zonas comunes. Si se ha alquilado el piso un poco más alejado de la playa, porque tiene piscina o pistas deportivas, hay que asegurarse de que se podrá disfrutar de ellas.
7. No concretan los plazos de la estancia
Nada se sobreentiende en un negocio. Si se alquila un apartamento, se debe saber con toda certeza qué día y a qué hora se entra y en qué fecha concreta se dejará. La estancia mínima en este tipo de alojamientos, por lo general, es de una semana con entrada y salida un sábado, pero debe quedar claro.
8. No especifican el equipamiento de la vivienda
Algunos alquileres vacacionales no tienen menaje ni ropa blanca, por lo que el inquilino debe llevar de casa toalla, sábanas, etc., algo que le deben avisar con antelación. Otras veces, no permitirán utilizar todos los electrodomésticos o ropa de cama del piso. Antes de cerrar un acuerdo, hay que dejar este punto aclarado.
9. No se indica quién paga los suministros
Lo habitual es que los suministros estén incluidos en el precio del alquiler, pero hay que cerciorarse de que no se tendrá que pagar la luz, el agua y el gas consumidos aparte. Además, a veces, el aparcamiento tiene un coste adicional del que no se había alertado.
10. Surgen demasiadas dudas
Si no se está seguro del todo o se nota que algo no va bien, mejor no comprometerse ¡y no entregar nada de dinero! No pasa nada por echarse atrás. Siempre será mejor que alquilar una casa que puede provocar problemas y acabar con las vacaciones antes de empezarlas.
Siempre hay que denunciar cuando un servicio no se ajusta a lo acordado, sea cual sea la gravedad de los hechos o defectos. De esta manera se puede conseguir la devolución del dinero o compensaciones por daños y perjuicios. Además, es una valiosa ayuda para que estas malas prácticas desaparezcan.
Si el alquiler se había tratado con una agencia, se puede denunciar ante cualquier oficina de consumo. En el caso de que fuera un acuerdo entre particulares, se debe hacer ante un juzgado. Y al denunciar, conviene contar con el mayor número posible de pruebas, como un contrato, fotos, etc.